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jueves, 24 de octubre de 2024

LA ASISTENTA

María siempre fue una mujer impresionante en su trabajo. Su trabajo consistía en arreglar todo lo concerniente a la casa. Ya sea limpieza, comidas o...¡¡.niños!! Nosotros éramos tres y como tres terremotos. Tenía que tener mucha paciencia la pobre de María. Le escondíamos cosas y las buscaba sin descanso. A veces mi madre se enfadaba con ella ya que no tenía su tarea lista cuándo ella lo pedía y nosotros nos reíamos muchísimo, sin saber que a ella eso no le hacía ninguna gracia, y a mi madre menos. Pero con 5 años poco sabes de esas cosas. Hoy pienso en María y me da pena pensar en las muchas trastadas que le hacíamos y lo mucho que aguantaba ella.

Era de una belleza deslumbrante. Siempre con su pelo largo recogido y guardado en su cofia. Esas manos, de dedos largos y esbeltos. Esos ojos enormes siempre alerta...y ahora entiendo él porque...

Cuando estaba en plena adolescencia, pille in fraganti a mi padre persiguiendo a María como si fuera un gato enjaulado. La pobre mujer escapaba por el salón y su cara era de autentico asco. Yo estaba en la puerta mirando atónito lo que allí acontecía y como mi padre parecía disfrutar de lo lindo, dije en voz alta "papá ¿puedo jugar yo también?" y...ahí se acabó el juego!!! Mi padre me mandó a la habitación y María se fue derecha a la cocina. Cuando llegó mi madre con mis hermanos, estaba la mesa puesta y la cena preparada. Papa leía en el salón. Todo era paz y gloria.

Al poco tiempo, le pregunté a María que desde cuándo mi padre jugaba así con ella. A lo que ella respondió que desde el momento en que entró a trabajar. 

Pasaron los años y yo creo que mi padre estaba cauto en cuanto a ese tema se refiere. A veces me miraba de soslayo y yo aprovechaba la ocasión para chantajearle con cualquier cosa que necesitara en ese momento. La vida en casa se convirtió en algo divertido, ya que yo salía ganando en todo y parecía que María también. 

Lo que aconteció después...fue una vorágine de sentimientos y sensaciones. María y yo comenzamos a jugar al ratón y al gato. Y mi padre, era el que a veces se ponía a escuchar detrás de la puerta. Pero lo nuestro,  era consentido por las dos partes. Mi padre rabiaba de envidia y a mi hasta me daba pena de lo estúpido que podía llegar a ser. María era una mujer libre y escogía libremente. Fue mi primera" novia" y tengo un gran recuerdo de ella. Mi padre decía que la asistenta estaba para hacerlo todo en casa. Y yo creo que no...Que ella podía decir¡¡ hasta aquí!! Y así lo hizo. De mi se cansó pasados unos años, y del trabajo también. Dejó la casa y con ella se llevó mucha alegría.Fue insustituible, tanto para mi madre como para mí. Pero conmigo encontró la libertad de poder escoger. O sí...o no...o el gato grande y dueño de la ratonera. Y me escogió a mí. La liberé de mi padre..o...¿acaso no? ¿No hice bien?

 

 

Me gusta ver la diferencia entre el bien y el mal como la línea de falta en un juego de béisbol. Es muy delgada, está hecha de algo muy frágil como la cal, y si la cruzas, realmente comienza a desdibujarse donde lo justo se vuelve sucio y lo sucio se vuelve justo. (Harlan Coben)

lunes, 18 de diciembre de 2023

SOLEDAD

 Es el sitio ideal. Necesito paz y relax. Estos días serán increíbles. Mi única ansiedad es no hablar con nadie, ni dar explicaciones, ni gritos, ni razonar con nadie. Mi trabajo es muy estresante. Demasiadas horas de cara al público...A veces las personas somos demasiado intransigentes y poco tolerantes. Quema mucho tantas horas "peleándote" con tus semejantes. Por eso me vine aquí. Tranquilidad, paz, soledad.

 En este sitio perdido de la mano de Dios parece que no encuentro ni un alma por el camino y eso me relaja a la vez que me produce cierta inquietud. Han pasado dos horas y no encontré a nadie y aún me falta por lo menos una hora para llegar a la playa que busco. Allí montaré mi tienda de campaña y pasaré unos días. Tengo suficiente para unos días y allí hay un manantial de agua potable. Serán días de relax y de paz que tanta falta me hacen. Después de una buena caminata, creo divisar el mar, por lo que acelero el paso. Me voy acercando y descubro que es más bonita de lo que la describían en internet. Una playa inmensa, de arena blanca y aguas cristalinas. Es espectacular y lo mejor es que no se ve ni una sola persona. ¡¡¡La playa es particular!!!Madre mía...ni en mis mejores sueños soñé con una playa así para mí solo. Dejo todo tirado y lo primero que hago es meterme en el agua. El agua es transparente y tiene buena temperatura. Miro a ambos lados de la playa y no se ve a nadie. Me resulta increíble. Hago varios largos y salgo a preparar la tienda. Me pongo mi música y empiezo con la rutina de colocar todo. Piquetas...estirar la tienda...saco de dormir. Todo tiene un orden y a por ello voy. 

Cuándo ya terminé con todo, me acuesto en la toalla y me quedé traspuesto un par de horas. Cuándo me desperté me había quemado con el sol. Busqué el manantial. Sabía dónde podía estar. Es la ventaja que tenemos hoy en día. Lo sabemos todo. O....casi todo.

Llené dos botellas y volví de nuevo a la tienda. Dejé todo allí y decidí de nuevo bañarme. Entré en el agua y me dio un escalofrío. Llevaba demasiado tiempo tirado al sol. Entre poco a poco. Cuándo el agua me llegaba por el pecho algo me hizo girar la cabeza hacia la orilla. Y allí estaba. Era un hombre, con los pies metidos en el agua. Me miraba fijamente y tenía un enorme cuchillo en una de sus manos. Yo...me quedé estupefacto y no sabía ni lo que hacer. El solo me miraba y sujetaba el cuchillo. No se movía. Decidí hacer como si no le diera importancia a que el estuvieras ahí con un cuchillo, cosa que lógicamente era impensable, pero no sabía qué hacer. Nadé varios largos y él seguía clavado en la arena sin quitarme ojo. Entendí que estaba esperando a que yo saliera del agua, el resto...preferí no imaginarlo. Hice ademán de salir del agua. El hombre no se movía. Comenzaba a ponerme muy nervioso ya que estaba en el agua metido y veía que...o ese señor se marchaba, cosa que no tenía mucha intención de hacer, por lo que veía, o...estaría a remojo muchas horas. Intenté decirle si necesitaba algo. Yo creo que ni pestañeaba. Acabé gritando pero sin acercarme a la orilla. El hombre estaba quieto, igual que cuando llegó, sin moverse. Pero el cuchillo no lo tiraba. Esto era de locos. Ni un alma en la playa y aparece un energúmeno con un cuchillo. Y yo con el agua hasta la coronilla. Comencé a gritarle diciendo que iba a llamar a la policía, idiota de mí. Mi móvil estaba en la tienda. Es más, no estaba ni en la tienda. Cuándo se lo dije, abrió la mano y dejó caer mi móvil al agua. ¿Pero que quiere ese chalado? Esa reflexión mía es un poco ridícula dada la situación en la que me veo. Mi piel ya comienza a arrugarse de tanto tiempo que llevo en el agua, y empiezo a tener mucho frío. Pero parece que al señor no le importa. El no tiene ningún problema. Sigue sin moverse con los pies en el agua y el enorme cuchillo en la mano. Yo intento acercarme, pero la verdad es que me da respeto ese señor. No aparta los ojos de mí. Le grito hasta quedarme sin aliento. Le digo que coja lo que quiera, agua, comida, dinero. Pero no contesta. Creo que él solo me quiere a mí. Me alejo de la orilla. No sé qué hacer. Hago el muerto en el agua. Empiezo a estar muy cansado y nervioso. El sol ya empieza a retirarse, llevo muchas horas en esta situación. Dejo de hacer el muerto en el agua, ya que me parece hasta ridículo. Estoy haciendo el muerto cuándo ahí está un hombre que me quiere matar. Miro hacia la orilla gritando. Allí no hay nadie. ¿Que paso? Me perdí algo. El hombre no está y yo no lo vi irse. Miro a todas partes asustado, y me hago la pregunta del millón. ¿Y ahora...qué hago? Tres horas de caminata sin cruzarme con nadie, sin móvil, solo. Y un loco con un cuchillo que pasó horas mirándome. 

Sigo en el agua temblando...y no pienso salir.

Piensa bien lo que deseas, se puede volver en tú contra.

Midala



lunes, 6 de noviembre de 2023

SABOR A MANDARINAS

Repulsión y repugnancia. Y no voy a negarlo...un deje de tristeza y angustia. Eso es lo que me produce el olor de las mandarinas. Siempre supe el porqué, pero fui incapaz de superar esa ansiedad que me producía ese olor en particular.

Se remonta a cuándo yo era pequeña. Yo estudiaba en un colegio de monjas. Iba a comer con mis padres y mis hermanos y eran ratos divertidos..."Tú baja a buscar el pan... Tú vete a buscar el pescado que lo dejé separado...correeeee tú la mesa que ya tenéis que volver al colegio" La vida de cualquier otra casa a esa hora. Pero esa vida no debía de ser la misma vida ni alegría... para mis compañeras que se quedaban en el comedor a comer...incluso a dormir en el colegio. 

Yo llegaba siempre de primera a clase. Gran defecto o virtud el mío. Y siempre encontraba a la misma niña, impregnada en olor a mandarina, ojos tristes y caídos, mirada perdida...y yo la observaba con ansiedad y pena. Mucha pena. Esa niña no tenía vida familiar, no tenía besos ni abrazos, ni risas...ni apurones de..."correr niños ir aquí o allá..". Mi vida estaba llena de ilusión...la de ella denotaba tristeza...aburrimiento...hastío…Era una niña callada…seria…yo le preguntaba que había comido…aunque la comida me importaba poco…sabía su postre…También sabía cómo eran las monjitas que nos daban clases…todo menos cariñosas y caritativas, en su inmensa mayoría.

Ese olor me marcó toda la vida. En mi casa nunca pudo entrar una mandarina. Nadie puede comer una mandarina delante de mí. Me produce angustia...y me lleva a un recuerdo....una niña triste...sola...alicaída...

«Es triste cuando alguien que conoces se convierte en alguien que conociste».

 

martes, 1 de agosto de 2023

¿QUIEN ERES?

 Era una noche fría, lluviosa e invernal. Las farolas alumbraban tenuemente las calles y la gente pasaba encogida de frío camino de sus casas. Tú mirabas por la ventana y lo observabas todo, como hacías siempre. En tú tiempo libre, que era mucho...solías asomarte a la ventana y mirar como las personas iban y venían...No era cotilleo...era aburrimiento. 

Esa noche en particular, tú estabas inquieta. Era una intranquilidad extraña, no era propia en ti, que eras una persona tranquila y relajada. Mirabas por la ventana cuándo de pronto, viste que un taxi paraba en la calle de enfrente. De él bajó un hombre. Alto, fuerte y bien vestido. Tú cara te recordaba a alguien pero no sabías a quien. Lo mirabas con ansiedad, con inquietud. Algo te decía que lo conocías. El se paró en la acera y esperó unos instantes mientras fumaba un pitillo. Llegó otro taxi. Tú seguías mirando y observando, escudriñando en tú memoria, haciendo verdaderos esfuerzos para recordar. El otro taxi paró justo donde estaba el hombre, y de otro hombre se unió a él. Se pusieron a hablar mientras el primero estaba casi acabando su pitillo y tú te esforzabas por intentar recordar...hacías verdaderos esfuerzos. Los dos hombres charlaban amigablemente, como dos personas que se conocían desde hacía mucho tiempo. No se les escuchaba nada, pero sí de vez en cuando, se les escuchaba alguna carcajada. Tú mente iba a mil y había algo que no te gustaba, había algo que no te cuadra, algo que te molestaba. Esa gente tú sabías quienes eran, pero todavía no podías decir a ciencia cierta lo que tú corazón estaba sintiendo.

Te tocaste el brazo. Allí tenías un tatuaje. Unos números. Sabías que ellos estaban relacionados con esos números.¡¡¡ Ahora sí sabías quienes eran!!!!A pesar del tiempo transcurrido, sus caras seguían siendo demoniacas, seguían dando miedo y terror. Tú eras de las últimas supervivientes que quedaban del holocausto. Tú habías dado muchas conferencias y sabías que no todos habían fallecido. Muchos estaban en otros países, reorganizándose. Tú salías a veces. En los periódicos locales, advirtiendo de que esta gente no había desaparecido. Solo estaban aletargados, esperando el momento. Tú corazón salía del pecho. No tenías miedo. Tenías asco. Rabia. Eran ancianos como tú, pero sabías el poder que tenía esta gente.

Te acercaste al teléfono, ibas a llamar a un contacto en la policía. Un viejo amigo que conocía tú historia. Llegaste a levantarlo, pero no había linea.Te acercaste de nuevo a la ventana y los dos hombres seguían allí charlando. De pronto se giraron hacía tú ventana y te clavaron la mirada. Tú corriste las cortinas. Ya no te daban miedo. Te sentaste en el sillón y ahora eras tú quien encendió un pitillo. Sabías lo que hacían ahí. Sabías lo que querían.

Sonó la el timbre de tú puerta.

 

“El deber del superviviente es dar testimonio de lo que ocurrió, hay que advertir a la gente de que estas cosas pueden suceder, que el mal puede desencadenarse. El odio racial, la violencia y las idolatrías todavía proliferan.”
Elie Wiesel

 

jueves, 23 de marzo de 2023

MAMÁ Y PAPÁ

 


Solo puedo decir que...os echo de menos. Mamá, tú te acabas de ir, después de muchos años de una enfermedad durísima. No sabías ni quién era yo, pero si recordabas a tú madre, no sabías quien era papá, pero si recordabas a tu padre...y así duraste 14 largos años, llenos de angustia y de momentos divertidos, pero si es cierto y muy cierto que fueron peores los momentos malos que esa enfermedad te dio. Te hizo sufrir mucho, demasiado. Y a mí lo mismo, pasé momentos muy .........malos a tu lado, que quizás fueron los que hicieron, que en ese último mes, no me moviera de tu lado. Y te vi irte...y te vi sufrir más de lo que yo jamás podía imaginar. Tu carita de miedo y de terror jamás se me olvidara. Tenías miedo porque a pesar de tu enfermedad, tu sabias que te ibas, y lo sé porque me lo decías. Aunque cueste creerlo...tú que no sabias quien era yo...pero llorabas y me decías que te ibas. Mamá...mamá...

Papá...tú ya nos dejaste hace unos años. Y ahora...me veo sin referentes...con horas que no se qué hacer con ellas...siempre pendiente de vosotros...¡¡¡hoy no se qué hacer!!!! Os fuisteis los dos y me veo... ¿perdida?..Sin alegría y con mucho sufrimiento. Y sobre todo...añorando vuestra presencia. Recordando muchas cosas vuestras, momentos divertidos y otros no tanto. No era la hija perfecta ni mucho menos, ni tan siquiera la preferida. Las del medio somos las que pasamos más desapercibidas. Pero lo di todo y más. Os regale 14 años de mi vida, en los que dejé de lado a mi familia y mi propia vida. Enfermé de todo, de angustia y ansiedad ante tanta responsabilidad, sin saber que lo peor aún no había llegado. Muchas veces no sabía cómo solucionar las cosas que iban surgiendo con tu enfermedad mamá, pero ahí fuimos...y fuimos saliendo. Se habla del alzehimer, pero no tanto como se debe de hablar, ni se dice toda la realidad. Tú pasabas horas gritando, y días...y noches...y nada te calmaba y gritabas muy fuerte. Tenías miedo...veías cosas que nosotros no veíamos, pero tú....si. Y nada te calmaba. Ni las cientos de pastillas que tomabas...La gente cree que solo te olvidas de tus recuerdos...no es lo más duro. Lo más duro es lo que tú veías y no había. 

Pero ya todo se acabó...

Solo me queda la tranquilidad, de saber que estás mejor de lo que aquí estabas. Ya no sufres. Y yo...como atea desde que nací...tengo que decir que te encargaste de decirme que estabas bien, que me relajara, que estabas con papá y todo iba bien. Sigo sin poder creérmelo...yo que no creo en nada que no vea...y lo vi...vi tú respuesta como estoy viendo ahora estas letras.

Gracias por ser mis padres, con defectos y virtudes. No sé cómo será mi vida sin vosotros…no puedo imaginármela sin esa responsabilidad que tantos años me agobió…pero sé que os echo mucho de menos y…lo que daría por un último beso mamá………