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lunes, 6 de noviembre de 2023

SABOR A MANDARINAS

Repulsión y repugnancia. Y no voy a negarlo...un deje de tristeza y angustia. Eso es lo que me produce el olor de las mandarinas. Siempre supe el porqué, pero fui incapaz de superar esa ansiedad que me producía ese olor en particular.

Se remonta a cuándo yo era pequeña. Yo estudiaba en un colegio de monjas. Iba a comer con mis padres y mis hermanos y eran ratos divertidos..."Tú baja a buscar el pan... Tú vete a buscar el pescado que lo dejé separado...correeeee tú la mesa que ya tenéis que volver al colegio" La vida de cualquier otra casa a esa hora. Pero esa vida no debía de ser la misma vida ni alegría... para mis compañeras que se quedaban en el comedor a comer...incluso a dormir en el colegio. 

Yo llegaba siempre de primera a clase. Gran defecto o virtud el mío. Y siempre encontraba a la misma niña, impregnada en olor a mandarina, ojos tristes y caídos, mirada perdida...y yo la observaba con ansiedad y pena. Mucha pena. Esa niña no tenía vida familiar, no tenía besos ni abrazos, ni risas...ni apurones de..."correr niños ir aquí o allá..". Mi vida estaba llena de ilusión...la de ella denotaba tristeza...aburrimiento...hastío…Era una niña callada…seria…yo le preguntaba que había comido…aunque la comida me importaba poco…sabía su postre…También sabía cómo eran las monjitas que nos daban clases…todo menos cariñosas y caritativas, en su inmensa mayoría.

Ese olor me marcó toda la vida. En mi casa nunca pudo entrar una mandarina. Nadie puede comer una mandarina delante de mí. Me produce angustia...y me lleva a un recuerdo....una niña triste...sola...alicaída...

«Es triste cuando alguien que conoces se convierte en alguien que conociste».

 

martes, 1 de agosto de 2023

¿QUIEN ERES?

 Era una noche fría, lluviosa e invernal. Las farolas alumbraban tenuemente las calles y la gente pasaba encogida de frío camino de sus casas. Tú mirabas por la ventana y lo observabas todo, como hacías siempre. En tú tiempo libre, que era mucho...solías asomarte a la ventana y mirar como las personas iban y venían...No era cotilleo...era aburrimiento. 

Esa noche en particular, tú estabas inquieta. Era una intranquilidad extraña, no era propia en ti, que eras una persona tranquila y relajada. Mirabas por la ventana cuándo de pronto, viste que un taxi paraba en la calle de enfrente. De él bajó un hombre. Alto, fuerte y bien vestido. Tú cara te recordaba a alguien pero no sabías a quien. Lo mirabas con ansiedad, con inquietud. Algo te decía que lo conocías. El se paró en la acera y esperó unos instantes mientras fumaba un pitillo. Llegó otro taxi. Tú seguías mirando y observando, escudriñando en tú memoria, haciendo verdaderos esfuerzos para recordar. El otro taxi paró justo donde estaba el hombre, y de otro hombre se unió a él. Se pusieron a hablar mientras el primero estaba casi acabando su pitillo y tú te esforzabas por intentar recordar...hacías verdaderos esfuerzos. Los dos hombres charlaban amigablemente, como dos personas que se conocían desde hacía mucho tiempo. No se les escuchaba nada, pero sí de vez en cuando, se les escuchaba alguna carcajada. Tú mente iba a mil y había algo que no te gustaba, había algo que no te cuadra, algo que te molestaba. Esa gente tú sabías quienes eran, pero todavía no podías decir a ciencia cierta lo que tú corazón estaba sintiendo.

Te tocaste el brazo. Allí tenías un tatuaje. Unos números. Sabías que ellos estaban relacionados con esos números.¡¡¡ Ahora sí sabías quienes eran!!!!A pesar del tiempo transcurrido, sus caras seguían siendo demoniacas, seguían dando miedo y terror. Tú eras de las últimas supervivientes que quedaban del holocausto. Tú habías dado muchas conferencias y sabías que no todos habían fallecido. Muchos estaban en otros países, reorganizándose. Tú salías a veces. En los periódicos locales, advirtiendo de que esta gente no había desaparecido. Solo estaban aletargados, esperando el momento. Tú corazón salía del pecho. No tenías miedo. Tenías asco. Rabia. Eran ancianos como tú, pero sabías el poder que tenía esta gente.

Te acercaste al teléfono, ibas a llamar a un contacto en la policía. Un viejo amigo que conocía tú historia. Llegaste a levantarlo, pero no había linea.Te acercaste de nuevo a la ventana y los dos hombres seguían allí charlando. De pronto se giraron hacía tú ventana y te clavaron la mirada. Tú corriste las cortinas. Ya no te daban miedo. Te sentaste en el sillón y ahora eras tú quien encendió un pitillo. Sabías lo que hacían ahí. Sabías lo que querían.

Sonó la el timbre de tú puerta.

 

“El deber del superviviente es dar testimonio de lo que ocurrió, hay que advertir a la gente de que estas cosas pueden suceder, que el mal puede desencadenarse. El odio racial, la violencia y las idolatrías todavía proliferan.”
Elie Wiesel

 

jueves, 23 de marzo de 2023

MAMÁ Y PAPÁ

 


Solo puedo decir que...os echo de menos. Mamá, tú te acabas de ir, después de muchos años de una enfermedad durísima. No sabías ni quién era yo, pero si recordabas a tú madre, no sabías quien era papá, pero si recordabas a tu padre...y así duraste 14 largos años, llenos de angustia y de momentos divertidos, pero si es cierto y muy cierto que fueron peores los momentos malos que esa enfermedad te dio. Te hizo sufrir mucho, demasiado. Y a mí lo mismo, pasé momentos muy .........malos a tu lado, que quizás fueron los que hicieron, que en ese último mes, no me moviera de tu lado. Y te vi irte...y te vi sufrir más de lo que yo jamás podía imaginar. Tu carita de miedo y de terror jamás se me olvidara. Tenías miedo porque a pesar de tu enfermedad, tu sabias que te ibas, y lo sé porque me lo decías. Aunque cueste creerlo...tú que no sabias quien era yo...pero llorabas y me decías que te ibas. Mamá...mamá...

Papá...tú ya nos dejaste hace unos años. Y ahora...me veo sin referentes...con horas que no se qué hacer con ellas...siempre pendiente de vosotros...¡¡¡hoy no se qué hacer!!!! Os fuisteis los dos y me veo... ¿perdida?..Sin alegría y con mucho sufrimiento. Y sobre todo...añorando vuestra presencia. Recordando muchas cosas vuestras, momentos divertidos y otros no tanto. No era la hija perfecta ni mucho menos, ni tan siquiera la preferida. Las del medio somos las que pasamos más desapercibidas. Pero lo di todo y más. Os regale 14 años de mi vida, en los que dejé de lado a mi familia y mi propia vida. Enfermé de todo, de angustia y ansiedad ante tanta responsabilidad, sin saber que lo peor aún no había llegado. Muchas veces no sabía cómo solucionar las cosas que iban surgiendo con tu enfermedad mamá, pero ahí fuimos...y fuimos saliendo. Se habla del alzehimer, pero no tanto como se debe de hablar, ni se dice toda la realidad. Tú pasabas horas gritando, y días...y noches...y nada te calmaba y gritabas muy fuerte. Tenías miedo...veías cosas que nosotros no veíamos, pero tú....si. Y nada te calmaba. Ni las cientos de pastillas que tomabas...La gente cree que solo te olvidas de tus recuerdos...no es lo más duro. Lo más duro es lo que tú veías y no había. 

Pero ya todo se acabó...

Solo me queda la tranquilidad, de saber que estás mejor de lo que aquí estabas. Ya no sufres. Y yo...como atea desde que nací...tengo que decir que te encargaste de decirme que estabas bien, que me relajara, que estabas con papá y todo iba bien. Sigo sin poder creérmelo...yo que no creo en nada que no vea...y lo vi...vi tú respuesta como estoy viendo ahora estas letras.

Gracias por ser mis padres, con defectos y virtudes. No sé cómo será mi vida sin vosotros…no puedo imaginármela sin esa responsabilidad que tantos años me agobió…pero sé que os echo mucho de menos y…lo que daría por un último beso mamá………

jueves, 24 de noviembre de 2022

PEQUEÑAS HISTORIAS

Cuenta la leyenda, que no se conocían. Eran personas con gustos afines, les gustaba el arte y las cosas bien realizadas. Ellos eran un matrimonio joven, al principio de sus vidas. Recién casados y mucha lucha por delante. Don Edgar y Doña Ana. La persona a la que le gustaba ver sus trabajos, duplicaba la edad de ellos, era madre, esposa y abuela. Los veía por las redes sociales y siempre aplaudía sus trabajos. Eran luchadores y emprendedores. Don Edgar era un artista de los pies a la cabeza. Le daba igual trabajar el papel, que la madera que el metal. De ahí salían piezas únicas e irrepetibles. Cuándo tocaba empapelar, la mujer mayor, sacaba una gran sonrisa. Sabía que el trabajo sería espectacular!

Un día la pareja joven, se compró un yate, que hacía las delicias de la mujer mayor, ya que paseo que daban en yate...ella se sentaba a verlo en el ordenador. Era maravilloso ver ese mar tan perfecto y hermoso, gente joven que había llegado al comienzo de sus vidas a poder poseer un yate con su esfuerzo. Eran ratos fabulosos. Un día, la mujer le dijo "Edgar, el día que te jubiles...te vas a hacer tú tu propio yate, ya lo verás. Y serás la envidia de todo el mundo y te saldrá más trabajo del que jamás podrías imaginar, y ya estarás jubilado y no tendrás tiempo para disfrutar del tuyo. Pero....no te olvides de que esto es un presagio...será algo que va a pasar...y yo no estaré para verlo. Pero cuéntame todo en una carta y tírala en una botella. Llegará a su destino y yo sabré que la vida te fue bonito".

Y pasaron los años y Don Edgar seguía trabajando duro, y su mujer su gran apoyo. Hacían la pareja perfecta. Irradiaban alegría por todas partes. Era una unión indivisible. Y la mujer ya más mayor...los seguía mirando y aplaudiendo sus logros. Hasta que un día...dejó de poner comentarios y de ver sus videos. Ellos intuyeron que algo malo había pasado. Y así era. Nunca llegaron a conocerse, nada más que cuatro palabras hermosas dándoles animos, pero sabían que ya había pasado lo peor. La cuenta de la mujer se cerró pero ellos no olvidarían la promesa.

Los años fueron pasando y tuvieron dos hijos, y después cuatro nietos. Don Edgar se jubiló, y por supuesto quiso construir su pequeño yate con sus manos. Todas las mañanas acudía puntualmente a realizar su más hermoso trabajo. Y la gente entraba y le preguntaba porque no hacía yates para ellos. Y don Edgar...recordó aquella historia de hacía mil años, cuando el solo tenía 20 y tantos y ahora ya era un hombre jubilado. Y recordó a la señora que estaba detrás de la pantalla siempre admirando sus obras de arte. Y cumplió su promesa. Acabó su yate y preparó con vidrio la botella más bonita jamás preparada. Y le contó que se había jubilado, y que había realizado su trabajo más impresionante y magistral. Su yate. Y como ella le había dicho...le llovería trabajo. Y como había prometido, cogió si yate y salió a navegar. Mar adentró tiró la botella. Ella le había dicho que la botella llegaría a su destino.

Y así fue...la historia está escrita. Un buen día, la hija de la señora estaba por la playa con sus perros. Era un día de mucha lluvia y viento pero ella bajaba siempre a la playa para estar con su madre. A lo lejos vio brillar algo y se acercó. ¡¡Nunca había visto nada tan bonito!! Era una botella con un mensaje dentro!!!!!No se lo podía creer. Apuró el paso y se acercó a casa de su vecino. Estaba en su taller haciendo una lámpara de metal para uno de sus nietos. La señora le enseñó la botella y le dijo "Nos sentamos a leer lo que pone?". El señor Edgar palideció. No podía ser que la botella volviera a sus manos. La abrieron....él en silencio...ella leía... y a la par decía que esa historia le sonaba...le sonaba que su madre seguía en las redes a un matrimonio en aquel momento muy joven...El pálido, le contó la historia, ella...más pálida le dijo "Yo soy su hija".Mi madre se llamaba Laura y admiraba su trabajo Don Edgar. Hemos sido vecinos casi toda la vida, sin saber nada de nuestras vidas anteriores. Ahora tenemos la misma edad que tenía mi madre cuándo se fue, pero estoy segura de que ahora, la amistad será aún más fuerte

 

Si amas lo que haces, nunca será un trabajo.

 

sábado, 25 de diciembre de 2021

LA RED SECRETA

Yo se que tú existes y me necesitas. La cosa es saber cuándo me necesitaras y quien eres. Tiempo...hay que darle tiempo a todo. Esta organización se creó sin ánimo de nada. Tan solo de ayudar. Yo te ayudo a ti y tú tendrás la obligación de ayudar a alguien en algún momento de tú vida. Solo es cuestión de esperar. Y mi espera fue corta. Volvía de trabajar y os vi en la calle. El te agarraba y zarandeaba con fuerza. Tus gritos se escuchaban desde donde yo estaba, pero nadie parecía escucharlos.

La sociedad que creamos es así. Impasible. Egoísta. Y por eso creamos esta red.  "El jefe" por llamarlo de alguna forma, fue el que creó la plataforma y fue el que subió su primer video de ayuda. El ayudó a un anciano que en ese momento necesitaba ayuda urgente de la sociedad, y la sociedad le daba la espalda. Este hombre, se volcó con el señor y lo ayudó mientras pudo. La idea original de la Red es cambiar la sociedad, volverla más humana., menos egoísta, mas caritativa, más empática, con más valores, con más educación. Cosas que antes teníamos y ahora carecemos de todo ello. La Red ya está compuesta por millones de personas. Millones que subimos nuestras experiencias en internet, por supuesto contrastadas con videos. Intentamos cambiar el mundo. ¿Lo lograremos? No perdemos la esperanza. Cada día se suben cientos de videos de todas partes del mundo. Antes de la pandemia que sufrimos, no era mucho mejor que ahora, la verdad sea dicha. Pero ahora...nos volvimos mucho peores. No tenemos trabajos, no tenemos dinero, no creemos en nada ni en nadie. Los políticos nos mintieron y la sanidad nos defraudó. Estamos asqueados del mundo. Y en vez de pelear para cambiarlo...nos dejamos llevar...nos dejamos arrastrar. Cuándo comenzó en  la pandemia. Yo era pequeño. Hoy en día tengo 33 años y seguimos con ella. Todo lo que nos prometieron no se cumplió. Nuestras vidas cambiaron pero para peor. Íbamos a clase cuándo podíamos, ya que normalmente estaban cerradas. Gracias a internet. Así pasamos unos años estudiando de esa forma. Hasta que también comenzó a faltar internet. Fallaban las líneas y fallaba la luz. Pasamos épocas a la luz de las velas. Mis padres me cuentan la vida que llevaban antes y es difícil de entender y de creer. Yo ya nací con este tipo de vida, con miedos, con angustias, con muchas carencias, sin trabajos o como mi caso, con un trabajo muy mal pagado. Mi padre me cuenta de su trabajo de antes, ganaba 6 veces más de lo que gano yo. Mis padres fallecieron hace años con esta pandemia, y yo vivo solo en la casa que me dejaron. Decidí meterme en la Red ya que no me gusta lo que veo a mí alrededor, y a lo que iba que creo que me desvié un poco. Yo os vi, y vi como él te pegaba. Intentaba robarte y tú intentabas sujetar tu bolso, pero no pudiste. El después de darte una paliza, se llevó todo lo que llevabas dentro. Yo me acerqué corriendo. Vi que estabas más o menos bien y te dije que no te movieras de allí. Y comencé a grabar. Corrí detrás de él. El hombre era ágil y corría a buen ritmo, pero yo también y no iba a dejar que se llevara las pertenencias de la señorita. Llegó un momento en el que el aflojó y yo no. Lo alcancé enseguida. Me senté encima de él y le busque todas las cosas que había robado. El hombre estaba cansado de correr... pero tranquilo. Le saque todo y le dije que no le iba a agredir, que solo quería lo que no le pertenecía. Mi cámara grababa todo. Era vieja pero aún lo hacía. El me miraba perplejo. Yo me di la vuelta con la intención de ir a buscar a la señorita y entregarle todo lo robado, pero cuándo me di la vuelta recibí un disparo. Se acercó a mí y me sacó de nuevo todo lo robado. Lo miré con ojos de cordero degollado. El hombre solo me insultó y volvió a dispararme. Y esa es mi historia. No cambie nada, o eso pensaba yo.

 

Mi video dio la vuelta al mundo. El hombre fue detenido. La Red se hizo famosa a nivel mundial, la gente comenzó a hacer el bien, perdió el miedo. Comenzó a luchar de nuevo por sus derechos y con el paso de los años la vida volvió a ser como mis padres me contaban. La gente comenzó a tener trabajos bien pagados. La pandemia tocó su fin y la gente dejó de morir de esa enfermedad. Se comenzó a tener más libertad, la gente se podía reunir en las calles y en las casas. La vida volvió a ser como yo no la conocí. La Red cambio de nombre, y lleva el mío. Mi nombre...en mi nombre se siguen haciendo cosas buenas, en mi nombre se sigue intentando cambiar el mundo a mejor. Yo me fui, pero os veo y estoy orgulloso de lo que hice. Quería hacer las cosas con sentido común, sin violencia. La violencia me mató, pero ahora el mundo el mejor. La antigua Red sigue subiendo a diario millones de videos de todo el mundo donde gente normal y corriente ayuda a los demás en distintas situaciones. Un simple bocadillo...puede ser un manjar para un pobre. No lo olvidemos.

 

Feliz Navidad.

 

Midala


jueves, 4 de noviembre de 2021

TU O YO

Tú o yo...esa era la cuestión. Solo tenía que tomar una decisión, y estaba tomada desde el momento cero. Todo había sido un fatídico accidente. Un fatal accidente...algo con lo que nadie cuenta. Creemos que jamás nos pasarán esas noticias que aparecen en los periódicos, esas cosas solo les ocurren a los demás. Pero no es así. Nosotros también somos los demás.

 Yo esa mañana me había levantado como cualquier otra. Organizado la casa y vestido a los niños preparadas sus meriendas de media mañana y sus ropas, era todo corriendo por no variar. Las mañanas eran muy ajetreadas, ellos entraban en el cole y yo a trabajar. Nos montamos corriendo en el coche. Vosotros llorabais y os peleabais, también algo habitual. No os llegaba lo que dormíais y el coche era un suplicio. Eran gritos y peleas. Yo iba en mi mundo. Tenía una reunión muy importante e iba casi sin dormir. Agotada. Me había acostado muy tarde preparándola y había dormido muy poco. Todo tenía que salir perfecto. Nos jugábamos mucho. Demasiado. Yo quizás hasta mi trabajo. Todo tenía que salir a la perfección este día. Y parecía que iba como siempre...un caos mañanero. De cuándo en cuándo escuchaba vuestros gritos, pero yo seguía conduciendo absorta en mi problema. No había mucho tráfico, algo también normal ya que yo iba por atajos y aunque recorría más kilómetros, iba más rápido. Faltaba poco para llegar a la mitad del trayecto, en el que había un paso de tren. Pedí silencio gritando. Me estabais poniendo nerviosa. Comenzaba a hacerse tarde. No venía ningún tren y comencé a pasar por los rieles del tren, como todos los días. De pronto, el coche se paró en seco. En el medio y medio. Todos mis miedos de la famosa reunión aumentaron pensando en que llegaría tarde. Apague el coche y volví a encenderlo. Nada. Silencio total. El coche no emitía ningún sonido. Se escuchaba un silencio aterrador.  Ahora sí que comenzaba a ponerme histérica pero no pensando en mí trabajo. No sabía lo que hacer. De pronto escuche un pitito muy a lo lejos. Era el tren. No podía ser real. Era el tren que venía a nuestro encuentro. No podía ser real lo que nos estaba ocurriendo. Bajé corriendo del coche y bajé a la niña de su silla y la puse en uno de los laterales. Grité con todas mis fuerzas que no se moviera de ahí. Me miraste asustada. No solía gritar de esa forma, nunca perdía los estribos. Si por algo me caracterizaba era por mi calma y paciencia, pero...en este momento estaba histérica. Tenía que quitar ahora a Hugo de su silla y el silbido del tren cada vez se escuchaba más cerca. Con los nervios se me atascó el cierre de la sillita, no era capaz de abrirlo. Tú gritaba mi amor, y a la vez tenía que gritarle a tú hermana que no se moviera. ¿Cómo podíais entender mi desesperación con 2 y 3 años? ¿Cómo podíais saber que estábamos ante un peligro de vida o muerte y que teníais que obedecer? Logré desabrocharte de la silla, pero nada pudo salir peor. Mi zapato se metió en el raíl del tren. Tiré y tiré pero no salía. Los nervios me la estaban jugando. No sabía qué hacer y el tren se acercaba. El pitido ya era seguido y desesperado. El maquinista nos estaba viendo pero no le daba tiempo a frenar. Lo único que podía hacer era soltarte y que fueras con tú hermana. Te puse en el suelo y te grité que te fueras, que cuidaras de ella. Tú no te movías. Yo te gritaba "Vete, vete" pero tú con ojos como platos mirabas mi desesperación. La verdad, y voy a ser sincera, nunca habíais sido demasiado obedientes, pero ese no era el momento de desobedecer. Miré hacia donde venía el tren y...casi podía ver al maquinista. Tú seguías a mi lado y yo tiraba de mi pie con todas mis fuerzas. Te di una patada con todas mis fuerzas, y te moviste. Respiré, la patada había sido lo suficientemente fuerte como para alejarte de las vías del tren. Estabas con tú hermana. Llorabais, tú quizás porque te había dado una patada y bien fuerte o porque no entendíais la situación. Yo seguía tirando de mi pie y de pronto, el zapato y mi pie salieron del raíl, justo cuando veía al maquinista llevarse las manos a la cabeza desesperado. Escuchaba chirriar al tren que intentaba frenar a tiempo pero era imposible. Yo salté temblando a vuestro lado y os apreté con todas mis fuerzas. El tren poco a poco iba perdiendo velocidad pero aún así al llegar a nuestro coche....lo machacó como si fuera un juguete. Un día cualquiera se puede convertir en una gran tragedia. Para nosotros, fue un susto. Un trauma..Un shock. Pero no ocurrió nada más. Mi instinto de madre, de fiera de amor, me había impulsado a intentar manteneros con vida, y la mía...poco importaba al lado de la vuestra. Pero la suerte había estado de mi lado y estábamos todos juntos.

 

“Las desgracias son la salsa de este plato atroz que es la vida.”