Adelino y yo Llevamos juntos desde que Cristo perdió el mechero. O sea...una
eternidad. Lo conocí jugando al balón en la calle. Jugamos y crecimos juntos.
Nos enamoramos y nos casamos. Vinieron los hijos, los problemas, las hipotecas
y un sinfín de problemas. Yo me enamoré de un hombre silencioso y nuestra casa
es un bullicio, siempre llena de niños gritos y peleas. Durante unos años íbamos
a niño por año. Tenemos siete. No es mala cifra si te gustan los niños y si
tienes un buen trabajo, cosa que ni lo uno ni lo otro. Adelino es más de ir al
bar a jugar la partida con sus amigos, que de buscar otro trabajo. Y los niños dan
la sensación de que son cosa de las mujeres. Criar un hijo y todo lo que
acarrea es una ardua tarea que te ocupa desde el amanecer hasta el anochecer. A
mí me gusta criar a mis hijos, me encantan los niños y estar con ellos, aunque
a lo largo del día noto que me voy apagando y por la noche ya no soy yo...un
ente se apodera de mi cuerpo y es el que lo lleva a la cama directamente.
Adelino...el bueno de Adelino...siempre amable y simpático aunque silencioso,
ahora amigo...quién te ha visto y quién te vio. Esa frase es la que siempre me
dices tú a mi "pero mujer, quién te ha visto y quién te ve...esa mujer que
yo conocí alegre y cariñosa mira en que se convirtió" y yo te miro de
soslayo con una mirada asesina. Me dan ganas de matarte. Me lo dices mientras
metes tú cartera en el bolsillo para ir a jugar la partida, mientras nuestra
casa es un enjambre de abejas pululando a mí alrededor. Limpia mocos, cambia
calzoncillos, lava pañales...¡¡¡Ay Adelino....que bonita ves la vida desde tú
lado!!!!! Tú debes de creer que tus hijos se crían solos...y la comida se la
hace la cocinera...Adelino...yo tampoco te reconozco. Te convertiste en un hombre enjuto que solo piensa en sus cosas y su propio bienestar, sin
importar para nada lo demás. El problema, es que te quiero así. No me gustas de otra forma. Adelino...la vida aún te puede sorprender. Y yo
soy mujer de sorpresas, no soy como tú. Me gusta la pelea. Y allá voy.
Esa noche Adelino llegó tarde a su casa. Como siempre con unas copa de más.
La casa estaba silenciosa. El miró asustado para todas partes y lo que vio le
impactó. La mesa de la cocina estaba puesta para dos. Había una botella de vino
en el medio y dos copas. Dos velas. Dos platos. Todo era dos... ¿y el resto?
Buscó con la mirada por todas partes hasta que la vio a ella. Su Catalina
del alma. Estaba tan bella...Se había arreglado y cocinado para él. El pelo
recogido en un moño. Era el peinado que se solía poner ella cuándo eran novios.
Catalina...lo seguía volviendo loco. Fue una noche divertida para los dos.
Cenaron solos y en silencio sin su enjambre de abejas pululando a su alrededor.
Se rieron y se emborracharon. Se acariciaron y se besaron. Y acabaron haciendo
el amor.
Nueve meses después Adelino seguía repitiendo lo mismo... ¡Catalina...no te
reconozco...estás todo el día gritando!! Si Adelino....pero ya no son 7
abejitas pululando...¡¡¡¡¡son ocho!!!!! El bobo de Adelino siempre caía en la
misma "trampa". Lo mejor del caso...es que esas 8 noches a lo largo
de nuestra vida han sido inolvidables, y por eso, sigo adorando a mi Adelino,
por su paciencia, su mal humor al que uno se acostumbra y una de cal y otra de arena.
Con el paso de los años o te acostumbras o sigues amando. Mis hijos y mi marido
están por encima de todo. Ya nos lo dijo el señor cura cuándo nos casamos. En
las alegrías y en las penas. Pues nada...¡¡¡a buscar por lo menos un día de
alegría al año!!!
- El que
quiere de esta vida todas las cosas a su gusto, tendrá muchos disgustos.
(Francisco de Quevedo)
¡Hola! Un relato que ha conseguido ponerme los pelos de punta jeje. La vida hoy en día está como para criar 8 hijos...no me quiero imaginar a la pobre Catalina corriendo todo el día de arriba para abajo, dándose a sus hijos para que no les falte de nada, y sacrificando su vida entera. Lo pienso y me horrorizo!! Pero bueno, también entiendo que existan mujeres así, que les encante los niños, y sean capaces de abandonar su vida y sus sueños por mantener y educar a 8 hijos. Está claro que los tiempos han cambiado muchísimo, ahora, me cuesta imaginar a una mujer en la casa con 8 hijos mientras el marido está con sus amigotes en el bar. Una lo piensa y hasta parece surrealista, y sin embargo, no debemos olvidar que en otros tiempos, no muy lejanos, la vida de las mujeres fue así, es más, los de la generación de mis padres, suelen tener 7, 8 o incluso 9 hermanos, y era exactamente así, la mujer se encargaba de todo, casa y niños, y el marido de trabajar y luego de pasar la mayor parte en el bar, en lugar de en su casa con su familia. Doy gracias que los tiempos han cambiado...porque imagino que me hubiese tocado vivir una vida así...y hubiese sido una persona en depresión constante jajajjajaj.
ResponderEliminarMuy buen relato amiga, me has hecho pensar en otro estilo de vida, y sobretodo, en mis abuelos, ya que ellos vivieron de tal forma.
¡Un besazo y cuidate!
No hace tanto tiempo...es increíble pero cierto. Menos mal que la vida nos fue llevando por otros derroteros y las cosas fueron cambiando, aunque queda mucho por hacer. Muchas gracias!!Cuidate mucho!!!
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