Juan estaba rabioso. Daba vueltas por casa sin saber donde ponerse ni lo que hacer. Ese maldito dolor de muelas lo estaba volviendo loco! Se tomó la medicación que le había mandado el médico pero ni con esas, maldita sea!!
Entró en la oficina y le gruñó a su secretaria a modo de saludo. Abrió la puerta de su despacho y se dejó caer de golpe en la silla.
- !Maldita sea! trabajar con este dolor va a ser insoportable.
Ana, su secretaria, entró de puntillas y sin hacer ruido. Sabía de antemano que Juan, ante el mínimo dolor se ponía inaguantable y era mejor pasar desapercibida.
- Buenos días Juan, ¿quieres que te traiga un café?
- Por Dios Ana, no ves como estoy hoy? deja el café y por dios adelantame la vez del dentista. Así es imposible trabajar. No se puede rendír. ¿Y tú me preguntas si quiero un café?
Ana, salíó del despacho y cerró la puerta sigilosamente. Se sentó en su silla y empezó a buscar el número de telefono de su dentista. La puso tan nerviosa, que el pañuelo que tapaba su calva se fué deslizando por su cabeza sin darse cuenta de ello.!Le iba a hablar a ella de dolor!Ella soportaba muchos dolores silenciosamente, y seguía cumpliendo con su trabajo. Ella iba a su quimioterapia y volvía a trabajar. Era bien cierto que lo llevaba muy bien, no tenía esos sintomas tan angustiosos que tienen muchos pacientes, pero eso no quiere decir, que el cuerpo no se resienta.
Hoy estaba muy cansada de aguantar a su jefe con sus tonterias y sus malos modos. Fué a la maquina y le cogió un café calentito. Fué a su bolso y cogió una de sus pastillas que le dió el médico para cuándo la ansiedad le apretaba....y se la metió dentro del café.Revolvió bien y entró en el despacho sonriente.
- Don Juan, le dejo aquí su café, tomeselo bien caliente mientras le llamo a su dentista, seguro que por la tarde ya lo puede atender, ya lo verá usted!
Dicho esto salió del despacho sonriendo. A la media hora, su jefe ya estaba dando cabezazos contra la mesa. Ana lo veía a través del cristal y se tenía que agachar para reírse. Don Juan se había quedado dormido con la cabeza apoyada en la mesa y Ana pensó que ya había encontrado el remedio para el mal humor de su jefe! Una pastillita ....no le haría ningún daño de cuándo en cuándo!sería su secreto mejor guardado pensó a carcajada limpia!
Ante la desgracia y el dolor, ten un poco de gracia y humor.
POR DIOS POBRE JEFE JAJAJ. NO SOLO A LOS JEFES. UN BESOTE
ResponderEliminarBuenisimo!! que me pase la receta. Un abrazo
ResponderEliminarHola Midala!! Jajaja, es lo que se merecía, le hubiera dado para que durmiera una semana entera!! Me encantó amiga.
ResponderEliminarUn beso grande
Tíos capullos como ese no se merecen una pastilla para dormir pero si de estricnina. Es una pena que haya tantos así.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si es que (sin connotación feminista alguna, que conste)la mayoría de los hombres son muy malos enfermos, a la más mínima ya hacen un mundo.
ResponderEliminarEste, además, era un desconsiderado asi que, aunque no apruebo esos métodos (yo soy más de taconazo en los sesos pase lo que pase), por una vez pase, jaja.
Besos
Ella como subordinada acatando su trabajo con humor y una enfermedad terrible y él;el todopoderoso jefe,un quejicoso de cuidado!
ResponderEliminarEncontró el mejor remedio para su intolerancia al dolor suyo y ajeno...
Muy bueno.
Besos.
eso es una secretaria eficaz... e inteligente.
ResponderEliminarMuy buen humor. Me encantó
saludos blogueros
Jajajaja muy lista... y es que querida los hay que una pastilla no seria suficiente, los hay que un buen garrotazo y los dejas dormidos un buen rato.
ResponderEliminarSiempre me ha fastidiado esto que relatas... que yo esté de mal humor, o no me encuentre bien, no es razón suficiente para que los demás tengan que sufrir las consecuencias de mi mala leche...
Pero bueno, como de todo hay.. siempre tenemos el remedio.. un buen secreto que habrá que guardar...
PD: mi niña.. no sabes como me gustan tus comentarios, y por favor cielo, no te preocupes por no poder entrar siempre... ya me hago cargo de tu situación.. para mi, siempre estás...
Un abrazo gigante mi niña...
Besitos mediterráneos.. cargarditos de ternura...
Qué quejica, por favor! Ni se fijó en su secretaria para aprender de ella.
ResponderEliminarBuen finde, besotes.
Cómo va ese ojo?
A mas de uno le daba yo esa maravillosa pastilla y no precisamente para el dolor. Me alegro que sonriera viendo a su jefe dormir, que poco nos fijamos a veces en el sufrimiento de los demás. Un bessito cielo
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con Gala, el hecho de que uno esté de mal humor no significa que los demás tengan que aguantarlo, pero a veces es difícil establecer fronteras de la mala onda.
ResponderEliminarMe pareció un culto al pragmatismo lo de la secretaria, más de una vez haría lo mismo, y no hablo de hacérselo a otras personas sino a mi, jajaja.
Excelente relato, intentar tomarse la vida con humor es un signo de profunda belleza.
Fortísimo abrazo.
Midala, siempre teniendo en cuenta el dolor ajeno, poniéndote en el lugar de cada uno, eres una experta.
ResponderEliminarUn beso y un abrazo "Pintaojos"
Yo he sido durante casi 30 años secretaria de dirección y sé lo que es aguantar a un jefe. No se me había ocurrido lo de la pastillita en un café,pero muchas veces se me cruzó por la mente maneras de aniquilarlos impunemente.
ResponderEliminarBuen relato Midala, me has hecho recordar epocas pasadas.
Un fuerte abrazo
Mil gracias blogueros amigos!!!!me encantaaaaa veros por aquí y yo intentoooo visitaros a todos,peor muchas veces es imposible.
ResponderEliminarEste relato fué un poco una critica a los hombres-quejicas y a las secretarias eficientes jajajajjajaja.Nerim...ya sabes nena...te dí la receta tarde pero fijate...nunca es tardeeee!!!:(:( Ni se os ocurraaaaaaaaaa jajajjajajajajja.Millllllll besitos a todossss y milllll gracias, os sigo contestando asi en conjunto porque no veo muy bien,el dia 1 de diciembre vuelvo a operar los ojos a ver si de esa ya arranco de una vez!!!!!Perdonarme las no visitas a vuestros blogs y los comentarios de esta forma que a mi no me gusta pero no me queda más.Graciasssssssssssssss millllllllllllll y besos dos millllll!!!!
Y la próxima vez que esté tan malhumorado que le ponga veinte pastillas.
ResponderEliminarProblema solucionado para siempre.
Saludos.
Divertido y hasta aleccionador. Estoy muy de acuerdo con lo último, lo mejor es tomarse todo con buen humor.
ResponderEliminarMuy entretenido. Saludos.
Ciertamente concuerdo con María, la mujer lleva con más dignidad y sobriedad los dolores que a nosotros nos tumban en la cama.
ResponderEliminarBuen relato.
Abrazos.