ADIÓS AMIGA

"Hoy te digo adiós. Me despido de ti después de tantas vicisitudes juntas...después de tantas alegrías y tantas penas, tantas batallas como pasamos la una al lado de la otra. Hubo momentos de mucha risa y también los hubo para el llanto, pero juntas éramos invencibles, nuestra amistad estaba por encima de todos los baches que la vida nos ponía en el camino, por más piedras que encontráramos nosotras unidas vencíamos todo.

Crecimos juntas, en el mismo barrio. Tú pertenecías a una familia de nueve hermanos. Tú padre trabajaba en la fábrica. Y yo era hija única. Mi padre también trabajaba en la fábrica. Pero tenían distintos puestos, distintos salarios...pero eso nunca fue motivo para separarnos o distanciarnos, al contrario, cada una sabía las limitaciones de la otra e intentábamos ayudarnos ya desde pequeñas en lo que podíamos. Tú familia pasaba hambre, y yo le "robaba" a mamá los embutidos que le llegaban en las navidades y te los daba. Tú decías que te los había regalado yo, que en tú casa había muchos, y tú madre, lo recuerdo perfectamente, ese día fue a hablar con mi madre. Nos llevaba a cada una a su lado. Íbamos en silencio y temerosas. Mamá abrió la puerta y tú madre le contó lo que yo había hecho y lo que tú habías aceptado. Mi madre me miró con los ojos abiertos y nos mandó pasar a todos. Nos dejó en silencio y solas en el salón, donde tú madre no sabía lo que hacer y nos miraba con cara de "os vais a enterar". Pero mamá apareció con una cesta muy grande. Llena de turrones y embutidos, latas y polvorones. Y se la entregó a tú madre diciéndole que disfrutaran de la Navidad. Nosotras saltábamos por el salón y reíamos como dos locas a punto de explotar de alegría. ¡Benditos tiempos! Ésas éramos nosotras.

Y la vida siguió y permanecimos igual de unidas. Yo me casé con la mano derecha de papá. El vicepresidente de la fábrica. Y tú te casaste con un compañero de tú padre, jefe de sección. La vida nos iba bonita Marta...éramos felices. Tú eras rubia como el trigo y tú piel era blanca como la nieve, sin imperfecciones...eras guapa sin matices. Yo era distinta a ti, morena como el azabache y mi piel tenía lunares. Una a cada lado de los ojos. Decían que tenía su toque de gracia aunque yo no se lo veía. Intentaba tapar mis dos lunares con algo de maquillaje pero siempre se notaban. Cuándo íbamos juntas por la calle, llamábamos la atención por ser tan opuestas, tan distintas... pero tan iguales en la forma de ser, tan humanas, tan cálidas y entrañables, tan dicharacheras y cariñosas. Esta mal que lo diga de mí misma, pero para describirte a ti me tengo que describir a mí. Éramos como dos gotas de agua que se encuentran en medio del océano y se unen para realizar la perfección. Eso creía yo...

Hoy, me despido de ti, como una señora que soy. Lo sé todo. Absolutamente todo. Sé que todos esos años de amistad eran forzados, no eran reales. Sé que tú estabas conmigo por las cestas que os dábamos a vuestra familia por las navidades....por las cajas que os regalábamos en vuestros cumpleaños... por los vestidos que yo te iba regalando...vestidos que a ti te gustaban y que eran prácticamente nuevos, que yo de daba de corazón y tú los aceptabas con interés. Modificabas tú carácter para estar a mi altura...modificabas tú forma de ser ante todo el mundo...mentías...sencillamente para beneficiarte de mi amistad. Era mucho el beneficio que obtenías...y tú eras una mujer muy lista desde muy niña...mi corazón está destrozado...nunca existió tal amistad. Era solo conveniencia. Era solo beneficio. ¡Ciega de mí! como no te intuí...como no me di cuenta de tú engaño y de tú farsa. Fui una muñeca en tus manos toda mi vida. Hoy mi padre, en su lecho de muerte, me lo confesó todo. Vuestra aventura, o mejor dicho, tú chantaje...para que tú padre ascendiera...después tú marido...que tus hermanos entraran en la empresa...Eres alguien cruel y sin escrúpulos...eres una miserable que irás a menos en tú vida, no tienes corazón ni sabes lo que es la misericordia. Chantajeaste a una persona mayor durante toda una vida...te acostaste con él para sacar tú propio beneficio. Yo te maldigo, a ti y a todo lo que tienes, y no te deseo ningún mal...pero de todo lo malo que te ocurra no lloraré...Mi padre ya descansa en paz...ahora...te tocara a ti vivir con tu conciencia porque yo me voy a encargar de todo el mundo sepa lo que hiciste, aunque antes...esperaré a que mamá se vaya y no esté con nosotros.

Querida amiga, que te vaya bonito. Y que la vida te trate como te mereces."

"No todo lo que reluce es oro." Midala