Seguidores

martes, 23 de julio de 2013

Mi marido me maltrata.


MARTA

Marta vive en un primer piso. Es un piso pequeño pero acogedor. Les costó mucho trabajo llegar a todo lo que tenían. No les faltaba de nada, pero tampoco sobraba. El mes pasado, Manolo le compró por fin el lavaplatos.

 Manolo…su Manolo del alma. Se habían conocido siendo aún unos niños, Marta tenía 18 años, estaba llena de juventud y desbordaba alegría por todos los poros de su cuerpo. No es que fuera excesivamente guapa pero sí resultona, y Manolo…era el más guapo de su barrio. Cuándo él aparecía con su pandilla de amigos, a Marta se le ponían las mariposas en el estómago…las manos le sudaban y tan solo deseaba que algún día se fijara en ella. Pero Manolo solo estaba centrado en sus amigos y en las motos. Parecía que el resto no existía para él. Tenía una melena castaña a la altura de los hombros…y siempre llevaba colgado del cuello el Cristo de oro de Dalí. Vestía siempre vaqueros muy ceñidos, que era lo que menos le gustaba a Marta, pero…también era lo único. Todo lo que él hacía y tocaba para ella era sagrado. Cuándo el cogía su moto y la ponía por la carretera que iba a la playa a 130 kilómetros por hora, ella lo observaba con sus amigos desde la cima del monte embobada…era tan fuerte y valiente…

Marta empezó a trabajar en la peluquería del barrio, y un día apareció Manolo por allí para repasar las puntas. Marta estaba nerviosísima pero le dejó el corte de pelo perfecto, aunque a él no le gustó mucho y le dijo que la siguiente vez no se lo cortaría ella si no su compañera, a lo que Marta interpretó como que quería darle celos. Y es que él era así… ¡muy machito! Pero tan adorable…
Un día, al salir del trabajo, se lo encontró y él le dijo si quería que la llevara en la moto a dar una vuelta. Marta notó que las piernas le temblaban y el pulso se le aceleraba. Se sentó en la parte de atrás y agarró su cintura. Apoyó la cabeza en su espalda y creyó tocar el cielo. Su Manolo…el hombre del que estaba enamorada, y ella estaba ahí, a su lado, tocando su cuerpo macizo y duro. El paseo en moto fue para Marta una delicia, fue ver las estrellas y el sol, fue como ir paseando por las nubes con su amado. Manolo ponía la moto a 140 pero a Marta no le daba miedo ni la velocidad ni nada, estando con su amado. Cuando llegaron a casa de Marta, él se despidió de ella dándole un beso, un beso de enamorado, y Marta creyó morirse. Comenzaron a salir juntos, él era un poco rudo, pero buena gente. A veces, tenía demasiado genio, pero Marta sabía llevarlo y calmaba las cosas. Ella era feliz, pues amaba con toda su alma a Manolo y daría la vida por él. El también estaba muy enamorado de Marta. A veces, se enfadaba mucho con ella cuándo en verano se ponía las camisetas de tirantes, pues decía que enseñaba demasiado. Marta ya controlaba la situación, ya no se las ponía, ¿para qué enfadarlo? Ahora se ponía unas camisetas de manga corta. Eso les pasa a todos los novios, pensaba Marta, son celosos porque no quieren que nadie vea a sus chicas enseñar más de la cuenta. El noviazgo lo fueron llevando bastante bien, con sus pequeñas cosas a las que Marta no le daba importancia. El problema grande empezó cuándo se casaron.

Ese día era la mujer más feliz del mundo y Manolo también. Habían acudido a su boda todos sus familiares y amigos. Todos admiraban lo guapa que iba Marta. Se había peinado y maquillado en la peluquería donde trabajaba y le habían puesto un moño muy bonito, bajo, con unas florecitas adornándolo, y el maquillaje era tenue, casi no se notaba, con los labios en rosa muy claro. El vestido era escotado por la espalda y por delante de cuello caja, así evitaría problemas. La manga era tres cuartos, por lo que Marta pensaba que todo estaba bien. El le decía que estaba muy guapa y atrevida con ese escote en la espalda, pero se le veía contento y feliz. Bebió más de la cuenta y a última hora de la tarde ya estaba completamente ebrio. Se acercaba cada momento al grupo de sus amigos, que estaban igual que él, a decirles:

-          Fijaros que guapa está la zorra de mi mujer con ese escote.

A Marta no le hacía ninguna gracia que dijera esos comentarios, pero pensó que como estaba borracho no sabía lo que decía. Mañana sería otra cosa. Pero…aún quedaba la noche. Cuándo se quedaron solos en la habitación del hotel, Manolo se fue acercando lentamente a ella y susurrando muy bajito:

-          Zorra, que eres una zorra, querías provocar a todo el mundo con ese escote, zorra.
No sabía muy bien cómo manejar esa nueva situación, pues estaba muy borracho, hasta que su puño salió directo hacia su cara. Cayó al suelo y le agarró por el vestido desgarrándolo. La tiró en la cama e hicieron el amor de una forma brutal. Manolo no paraba de insultarle, parecía que eso le iba, y a ella en realidad no le importaba que le insultara, porque no sabía lo que estaba diciendo de la borrachera tan grande que tenía.

Al día siguiente le pidió perdón en cuanto vio su cara. Por supuesto que lo perdonó, ¿cómo no iba a hacerlo? Pero le prometió no volver a beber. Ahí había estado todo el problema. En que había bebido demasiado.

Y es que Manolo perdía los nervios muy fácilmente y ella ya se estaba habituando a su forma de reaccionar. Siempre la emprendía con ella. Marta pensaba muchas veces que ella tenía la culpa, pues lo sacaba de quicio, según le decía él. Hacía dos días, había ido al súper y como las cervezas que él quería estaban muy caras, compró unas que estaban de oferta y cuándo Manolo llegó a casa…la emprendió a golpes y empujones con ella. La tiró encima de la mesa del salón y se dio un golpe grande en el brazo; ella lloraba pero a él no le importaba, solo gritaba que era una inútil y que no servía para nada, ni tan siquiera para comprar una cerveza. Estaba tan enfadado que escupía cada vez que le chillaba y le daba patadas por todas partes, daba igual que fuera la cabeza o el estómago. Marta se levantó cuándo él se calmó y se metió en la cama. Le dolía todo. Si no fuera tan tarde iría al médico. Al rato él se acostó y le rozó los pies y le soltó un grito
-          Puta, lárgate de ahí y déjame sitio en la cama
Esto había ocurrido hacía dos días y Marta estaba muy dolorida. No había querido salir de casa para que nadie la viera. Se había pasado mucho esta vez. De las patadas que recibió en el estomago, al día siguiente había vomitado sangre.

Hacía mucho frío y caía la noche ya. Eran las 8. Se acercó a la ventana a ver si
Veía venir a Manolo. Le dolía el ojo y el brazo. Se pasaba la mano por el ojo pensando en que faltaba muy poco para que él llegara. Cuánto lo quería ¡dios mío! era lo único que tenía en el mundo. Era muy buena gente, solo que a veces perdía un poco los nervios. Quizás fuera por culpa suya, quién sabe. A veces ella era muy pesada. Y a lo mejor por eso él perdía los nervios tan a menudo. Cada vez era peor.
Ayer por la noche, cuando llegó a casa de trabajar, hacía mucho frío. Marta, le tenía puesta la mesa para cenar, una sopa caliente y un filete con ensalada. Manolo se sentó a la mesa, y empezó a tomar la sopa. Gritó y tiró la sopa por el aire. Se acercó a Marta y le pegó en la cara, la empujo contra la mesa y le dio una patada. La sopa estaba demasiado caliente, así aprendería a tenerla a la temperatura adecuada.

Marta lo vio venir a lo lejos. Su corazón empezó a palpitar con fuerza, sus manos empezaron a temblar y a sudar. Los oídos le pitaban y la sangre se agolpaba en su cabeza. Cuánto más se acercaba,  Marta más temblaba. Lo oyó
abrir la puerta del portal. Se abría en arcadas del miedo. Se escondió detrás del sillón. Lo oyó subir lentamente las escaleras. Oía sus pisadas. Cada pisada era una arcada. Se estrujaba las manos y no sabía qué hacer. Tenía miedo de que lo que le ocurriría hoy. Ayer fue la sopa. ¿Hoy, qué será?

Estaba ya casi llegando al final de las escaleras. Le faltaban 6 y ya entraba en su infierno particular. Marta, en un arrebato de cordura, saltó como una loca  hacia el teléfono. Marcó un número. Al otro lado de la línea se oyó "llamadas de emergencias para mujeres maltratadas".

9 comentarios:

  1. Pobre Marta, y lo peor es la cantidad de Martas que hay en el mundo padeciendo ese miedo atroz. Siempre hay una salida, dicen, pero debe ser tan duro tomar la decisión... Saludos Midala!!

    ResponderEliminar
  2. la violencia de genero hoy en dia esta en todas partes del mundo. ya sea por engaños celos ect y también los chicos también tienen que ver eso y les genera un serio trauma en su vida un gran beso fernando

    ResponderEliminar
  3. Un relato terrible, pero por desgracia suele pasar a muchas mujeres. Me ha encantado. Un saludo.

    ResponderEliminar
  4. No debemos consentir el maltrato, hay que denunciarlo cuanto antes, o bien como perjudicadas o como testigos.

    Muy bello tu relato que puede ser tan real como la vida misma.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  5. Tu relato deja espacio para grandes reflexiones. Es necesario una educación para crear una cultura del amor y el respeto por la mujer...La escuela esta en mora. No bastan formar para el manejo de las operaciones matemáticas, y el leer y escribir...sino también para ser humano. UN abrazo. carlos

    ResponderEliminar
  6. Una terrible historia, cuando se cruzan personas tan infernales es preferible salir corriendo sin mirar atrás cuanto antes mejor, y si no te ves con fuerzas para hacerlo sola marcar ese número de teléfono cuanto antes.

    Un beso grande Midala :)

    ResponderEliminar
  7. A la primera ofensa verbal -no digo, la física- ella debió haber reaccionado contra este pseudohombre. No en vano los fiscales advierten que muchas mujeres, lamentablemente, permiten este abuso canonizando a sus victimarios. En fin.
    Querida mía, hasta ahora he podido entrar a tu blog después de muchos intentos. Me alegra volver a leerte, y volver -lo digo-, poco a poco a estar entre ustedes. Abrazos miles, humildes y agradecidos. Felicitaciones.

    ResponderEliminar
  8. al fin pudo levantar el tubo...
    me gusta cuando vas hacia atrás y hacia adelante en el tiempo.
    Salud!

    ResponderEliminar

Deja tú opinión, me ayudarás a mejorar. Habla ahora...es tú momento y tú espacio. Te estaré muy agradecida sea cual sea tu opinión. Adelante!!!Atrévete!!!