"Dicen que después de esta vida nos espera otra...Que esto es
solo un período de transición. Yo nunca creí en esas cosas, me educaron en la
creencia de que solamente creyera en lo que viera, y esos fueron los hilos que
manejaron mi vida a lo largo de mi existencia. Si no veía...no creía. Siempre fui
una persona muy práctica y realista, según mi forma de ver las cosas, el
movimiento siempre se demuestra andando.
Recuerdo el día que me dio el infarto. Era un día de ajetreo en la
empresa y de despidos. Estábamos con una tensión interna desde hacia varios días
difícil de aguantar.Solamente esperábamos la lista de los despedidos y entre
ellos yo podría encontrarme. Tengo tres hijos, uno discapacitado, que necesita
atención las 24 horas del día, los otros dos no tienen trabajo a pesar de
que nosotros siempre insistimos en que hicieran su carrera y que tuvieran sus
estudios. Ahora están con el titulo debajo del brazo y pensando en
emigrar...Nuestra vida comienza a desmoronarse y la tensión era brutal. Si me
quedaba sin trabajo no sabíamos que iba a ocurrir...la casa estaba sin
pagar...y yo era el único que trabajaba en mi hogar. Cuándo nos dieron la lista
con los despidos, yo estaba entre ellos. Me iba a la calle. Y la desesperación
y el llanto hicieron mella en mi cuerpo. Comencé a encontrarme mal. Me empezó a
doler mucho el pecho y el brazo izquierdo y me desmaye. Fue todo muy rápido y
mis compañeros llamaron a la ambulancia en medio de gritos y prisas. La
ambulancia tardo en llegar y me reanimaron. Yo ya no tenía pulso. Ya en el
hospital hicieron todo lo humanamente posible por mí y...pude salir bien del
infarto. Pasé varios días ingresado en los que me pedían calma a todas horas
para no forzar mi corazón. Yo estaba como en una nube, me imaginaba que era por
la medicación. Pero una de las noches que estaba allí ingresado, comencé a
revivir unos momentos que había vivido tan solo hacia unos dias. Mi familia me
decía que había estado al borde de la muerte y que lo importante era que me
pusiera bien y me recuperara. Que lo demás ya lo iríamos solucionando, lo
importante era que yo estaba bien. El problema...era que yo siempre había
estado bien. A pesar de estar al borde de la muerte, yo no tenía miedo. Había
visto algo que tenía que ocultar...Que no podía contar a nadie o me tomarían
por loco. Había visto a mis compañeros pidiendo la ambulancia y gritando que me
moría y había visto un fogonazo de luz intensa....una luz que infundía paz y
tranquilidad. Yo había dejado a mis compañeros para adentrarme en la luz...y
allí estaba mi hermano...y mis padres...yo corrí hacia ellos y de nuevo pude
sentirlos y abrazarlos. Era una paz infinita de la que nunca más quería salir.
Mi gente estaba allí y llevaban mucho tiempo esperándonos. Mi madre lloraba y
me decía que me marchara, que mi hora aún no había llegado, que tenía que
volver con mi familia que me necesitaban más que ellos. Me empujaban para que
saliera de la luz y volviera y en el medio de esa sensación de no saber qué hacer...la
luz se alejó y me vi solo en medio de la nada. Giré la cabeza de nuevo y vi a
los ats dándome masajes cardiacos y algo me hizo volver a mi cuerpo. Yo había
visto todo en un segundo plano, desde arriba. Había visto la desesperación de
mis compañeros y lo mejor...había visto a mi familia. Y ahora venía lo
peor...quería volver. Quería volver a esa luz...a esa paz...lo que tenía en
este lado no era comparable con lo que había vivido allí. Había encontrado paz y tranquilidad, justo lo
que necesitaba viéndolo egoístamente, y estaban los míos...aquí también estaba
mi familia que me necesitaba...pero yo sería tan solo un estorbo. Mis
reflexiones eran a todas horas...intentaba buscar soluciones a los problemas
terrenales y la luz...me seguía llamando, quería notar esa paz de nuevo.
Mi familia estaba muy preocupada por mi y no se movían de mi lado. Mis
hijos repetían a todas horas que tenía que ponerme bien...recuperarme...porque
me querían mucho. Eran momentos de felicidad...enturbiados por mi despido y mi
nueva situación...nada comparables a la luz intensa. Me estaba obsesionando con
ese tema y lo sabía. Quería volver allí y quería seguir aquí con los míos. No
podía procesar lo que había visto, ni ahora mismo estaba en condiciones de
analizarlo con calma. Pensaba que si me moría mi familia por lo menos cobraría
mi seguro de vida que le llegaría para ir tirando unos años.¡¡¡Me estaba
volviendo loco!!!!
La tarde del sábado, nos reunimos todos en el hospital. Ana María, mi
mujer, vino con el niño, lo trajo en la silla y pasamos una tarde muy buena
todos reunidos. Los niños me animaban diciéndome que encontraría trabajo
enseguida...que no pensara en eso...que valía demasiado para que nadie me contratara.
Yo lo miraba y pensaba en lo que había visto....en el túnel....y en lo que
ellos ganarían si yo me iba.
Y....la vida pone cada cosa en su sitio. Esa misma tarde, estando mi
familia conmigo, allí todos reunidos, el infarto se repitió. Y yo comencé a
elevarme...a salir de mi cuerpo....y ver a mi familia destrozada....pero la luz
me llamaba...allí estaban de nuevo esperándome y allí me dirigí. De nada había
servido el que yo pensara o dejara de pensar....la vida misma se encargaría de
ponerme en mi lugar y había tenido el tiempo suficiente para despedirme de los míos"
La muerte es algo que no debemos
temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros
no somos.
Muy bueno.
ResponderEliminarEsa experiencia la han relatado en variados libros muchísimas personas que estuvieron durante horas en coma.
Lo cuentas muy bien, Midalita.
Un millón de besos
La suerte de los infartos de miocardio en la empresa, es que se puede denunciar que la empresa o el empresario ha sido la causante del fallecimiento si este se ha producido o ha sido discapacitante, sentencias hay muchas que son ganadas por parte de la familia de finado, ya que los jueces manifiestas que esa muerte es debida a una fuerte carga de estrés recibida por el muerto.
ResponderEliminarSaludos, mejor un infarto en la empresa que en la calle o en casa.
Emotivo e impactante Relato.
ResponderEliminarComo decía Quevedo, mi escritor favorito:"La Vida es un extraño vacio que la Muerte ocupa".
Un abrazo.
Así es, le dejaron unos días para despedirse de los suyos. Fue como tuvo que ser. Todo sucede por algo y nada es casual.
ResponderEliminarBesotessss!!
Muy tentadora esa luz y esa paz, ese bienestar. Pero no, hay que luchar, siempre, nunca hay que entregarse sin lucha y menos teniendo familia que lo quiere a uno y lo necesita. Entregarse nunca, luchar siempre.
ResponderEliminarSaluditos Midalita.
¡Expléndido texto!... La batalla contra el tiempo la tenemos perdida desde el momento en el que nacemos, el como y el cuando, salvo dudosa decisión personal, no están en nuestra mano, así que coincido con la última frase... ¿Por qué preocuparnos?
ResponderEliminarAbrazos.
Bonito relato. A la hora de la muerte nuestra pupila se dilata y puede ser eso lo que cause la impresión de ver un tunel.
ResponderEliminarYo sí creo que nuestra alma es inmortal :)
Hace años cayó en mis manos un libro que narraba EBM (experiencias al Borde de la Muerte), algunas de esas narraciones son escalofriantes, todas son similares...
ResponderEliminarQuerida Midala, en estos días la estoy pasando bastante mal y espero con ilusión que después de esta vida haya algo más.
ResponderEliminarTodo lo que somos, esta inmensa energía que tenemos,es imposible que se pierda en la nada. Yo creo...lo deseo.
Que tema y que real lo has presentado. Nadie sabe que hay más allá, pero nos queda una esperanza de creer en la vida después de la muerte.
ResponderEliminarMuy buen relato.
mariarosa
Apasionante cuento,trabajando un tema que en tu pluma se teje con calidad y técnica narrativas. Un abrazo. carlos
ResponderEliminarCreo que ya no encontraba fuerzas para continuar. Siendo un hombre práctico como era, pensó que la mejor solución era la que la vida le había anunciado. Estaba cansado ya de tanta pelea, quería descansar y no entorpecer, como esos elefantes viejos que se apartan de la manada.
ResponderEliminarMuchos besos Midala!!
Mucha suerte!!
gracias mujer por tus llamados a que regrese, aquí estoy.
ResponderEliminarla tranquilidad de haber visto el túnel desbarranca el miedo a la muerte.
ojalá...
Si he de ser sincera me agarro a aquella famosa frase, no es que tenga miedo a la muerte, es que no quiero estar aquí cuando venga...
ResponderEliminarPersonalmente no sé si es más el miedo que tengo a la muerte o el que no quiero que venga porque la vida, a pesar de las putadas que nos gasta y que no nos pone las cosas fáciles es muy bonita.
No creo que haya nada despues de ella, hasta el alma que ahora sentimos y sobre el que hablamos, como una conexión extraña de no sabemos qué, que nos liga a otros seres, que nos hace vivir todo con una intensidad elevada al cuadrado se irá con nuestro cuerpo una vez hayamos muerto.
Así que como no creo que haya nada despues, solo el fin de la existencia, no quiero que llegue.
Pero tampoco puedo ser inmortal, es ley de vida, y mientras no venga un vampiro de esos que están tan de moda a darme un bocado, que puedo decir... tengo que disfrutarla lo más que pueda y a seguir viviendo, con una sonrisa cuanto más grande mejor, a pesar de todo.
Besitos grandes y mediterráneos.
!!Hola,Midala!
ResponderEliminarPues ,era su día y le llego su hora.Después de la muerte hay vida,luz y armonía,aunque aquí se queda quien nos llora y echa de menos.Si no fíjate en eso q dicen""paso a mejor vida".
Buen relato,midala.Muchos besitos guapa,y espero q todo este bien.Por cierto ,soy lady-celeste,con nuevo look :))))
UFFF Me meti en la historia que fuerte, vio que quizas era la mejor soluccion ante aquella interrogacion. besos
ResponderEliminarMe acabas de recordar una frase de José MartíÑ
ResponderEliminarLa muerte no es más, cuando se ha cumplido con la obra de la vida.
Abrazos muy grandes, Midala
excelente relato, aunque no me agrado mucho el final.
ResponderEliminarGracias!!!!A veces...lo que deseamos se convierte en realidad pero....mejor pensar en los deseos que queremos verdad?feliz dia y gracias!!!!!
EliminarNecesito un texto corto de que hay después de la muerte
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