Ana, apagó su cigarrillo y cogió las llaves del coche. El
aparcamiento estaba vacío y llovía. Tendría que apurar si quería llegar a casa
antes que su hijo. Pero el destino no estaba de su parte y Ana, solo llegó a
meter la llave en la cerradura de la puerta. Alguien, por detrás, con un paño
impregnado en cloroformo, le tapó la nariz y la metió en su furgoneta. Cuándo
Ana abrió los ojos, estaba atada a una silla. Miró a su alrededor y vio a otra
chica que estaba igual que ella, atada a la silla. Les habían tapado la boca
para que no pudieran gritar pero los ojos de la otra chica desprendían pavor y
miedo. Ana intentaba tranquilizarse pero la situación no le gustaba nada .Estas
cosas solo pasan en las películas y no en su ciudad. De pronto, apareció
alguien por la puerta. Iba vestido con un traje de cuero negro y una máscara
negra en la cara. Llevaba un látigo en la mano y una cámara de video en la
otra. Parsimoniosamente, fue montando la cámara en el trípode y a cada momento salía
y volvía a entrar en la habitación cargado con algunas cosas.
- Si estáis aquí, no es por casualidad, es para deleitarme
con vuestro sufrimiento. No os voy a prometer que será algo rápido. Vais a
sufrir y cuánto más sufráis yo más disfrutaré y no solo yo, todos los que vean
la película disfrutaran con vuestra muerte...- Solo su voz daba escalofríos.
Comenzó Ana a intuir que estaba en un grave aprieto. El hombre iba colocando en
la mesa que allí tenía, aparatos distintos, desde una sierra, hasta un
martillo. Todo lo hacía relajadamente mientras la mujer que estaba atada se
empezaba a despertar y a entrar en una crisis de pánico. Ana le gritó que se
callara. Cuánto más sufrieran él más las haría sufrir. Pero la joven gritaba
desesperada. El hombre, se acercó a ella y le dio un puñetazo en la cara. La
joven volvió a perder el conocimiento. El sonreía y seguía grabando.
- ¿Lo ves? son unos alicates, con ellos os iré quitando las uñas,
una a una, despacio, lentamente para deleitarnos.
Ana intentaba desatarse pero era imposible. El vio sus esfuerzos.
- No podrás desatarte. Antes de estar tú ahí, estuvieron otras
muchas. Esas sillas están manchadas con su sangre. Vosotras sois unas más y
nunca nadie sabrá de vosotras.
De pronto entró una mujer. Iba vestida igual que él, de cuero. Su
cara estaba tapada con la misma máscara negra y llevaba una especie de falda
con vuelo, muy corta. Dejaba ver un poco de su pelo, en tonos rubio platino y
llevaba un látigo en la mano lo mismo que el hombre. Se acercó lentamente a él
y le dio un latigazo en las piernas. El gritó y se dio la vuelta.
- Zorra, dame más fuerte.
A lo que la mujer hizo caso. Le dio un latigazo en sus nalgas, que
tenía al aire .Ana lloraba en silencio sabiendo que estaba a pocos minutos de
perder la vida y todo para que esos idiotas se deleitaran con su muerte. La
mujer comenzó a dar vueltas alrededor de él y puso música. Bailaba para él
mientras le daba algún que otro latigazo. El se acercó a la otra chica que aún
estaba inconsciente y le orinó encima.
Pero la suerte estaba de su lado. De pronto se oyeron unos ruidos
en el piso de arriba y carreras por la casa. El hombre miró a la mujer sin
entender nada y cogió una de las armas de la mesa. Cuándo fue a abrir la puerta
se encontró ¡con que les estaban robando en su propia casa! Uno de los
ladrones, al verlo salir del sótano miró hacia dentro y vio lo que allí ocurría
por lo que comenzó a gritarle a su compañero que salieran de allí
inmediatamente. Uno de ellos logró su objetivo, pero el otro cayó en manos del
hombre y no tardó mucho tiempo en ocupar una silla al lado de las otras dos
mujeres.
- Tendremos que dejarlos aquí atados e ir a buscar al otro. Se me
escapó- protestó gruñendo el hombre. A lo que la mujer, furiosa, comenzó a
darle latigazos insultándolo. El hombre se encogía en el suelo y gimoteaba,
mientras ella le pegaba cada vez con más fuerza. Solo paró de darle golpes
cuando los dos llegaron al éxtasis. El hombre gimió y gritó de placer,
mientras la cámara seguía grabando.
Fuera de la casa, el otro ladrón corría sin cesar por la inmensa
avenida. Y cuando vio que nadie lo seguía marcó el número de la policía. Dio
todos los detalles de lo que estaba ocurriendo en la casa y de lo que él vio y
se apostó en las inmediaciones del lugar para ver si realmente acudían a la
casa. Pasaron 10 minutos cuándo varios coches de policía llegaron al lugar y al
rato salieron con el hombre y la mujer esposados. Gracias a su pequeño hurto,
se llegó a saber que estos dos asesinos, tenían intención de volver a cometer
de nuevo otros asesinatos, y que llevaban tiempo haciéndolo sin que nadie
sospechara de ellos.
La noticia salió en todos los noticiarios y en todos los
periódicos, y los ladrones se hicieron famosos por relatar lo que ese día les
había ocurrido. Tuvieron su momento de gloria y de fama y por supuesto, su
economía se vio incrementada. Tanto el hombre como la mujer, fueron
encarcelados y juzgados. Y en su declaración, dijeron que en el jardín de su
casa, habían enterrado los cuerpos de cuatro mujeres, a las que habían sometido
a todo tipo de vejaciones antes de asesinarlas. Las dos mujeres que salieron
con vida del suceso, necesitaron ayuda sicológica durante el resto de sus días
y el miedo las fue consumiendo poco a poco. Ana se suicidó con 45 años y la
otra mujer, Adela, le siguió días después. Mientras, los culpables siguen en
prisión.
Por supuesto, esto es un relato y es ficción.
La justicia, aunque anda cojeando, rara vez deja de alcanzar al
criminal en su carrera.
Un relato muy duro, que por desgracia ha ocurrido más de una vez en cualquier parte del mundo...y sí, siempre caen, tarde pero lo hacen...pero se llevan a gente inocente por delante...un buen relato ficción...un besote preciosa.
ResponderEliminar¡Que Relato! Se me han puesto los pelos de Punta.
ResponderEliminarMuy bueno, como todos los que narras.
La casualidad quiso que estos dos asesinos cayeran en manos de la Policía, gracias a unos asaltadores de casas.
En cualquier caso, el daño a las víctimas fue para siempre y las consecuencias trágicas.
Otra vez, te repito...Un gran Relato.
Un abrazo, Midala.
Este tipo de gente es real, y hasta la historia puede serlo, hay gente rara en todos los sitios.
ResponderEliminarLo has bordado niña!
Besotes, buen finde!
Hola Midala!! Un relato de escalofriante sadismo protagonizado por dos auténticos depredadores zumbados. Lo más inquietante de todo es que existe en realidad, y hay mercado para ese tipo de atrocidades. Besos.
ResponderEliminarQue repeluco me ha entrado con la historia de estos dos degenerados. No se porque algunos se empeñan en seguir dándoles de comer durante años a pestes como estos.
ResponderEliminarSaluditos.
Siendo un relato...podría ser una noticia del periódico...aunque los redactores no lo escribirían con ese estilo tan pulido...
ResponderEliminarSaludos
Mark de Zabaleta
Hoy quisiera leer tu relato, pero estoy totalmente agotado, llevo casi dos días sin dormir, es lo que tiene la situación actual, necesito trabajar el doble para ganar menos.
ResponderEliminarUn saludo, te leeré proximamente.
Me gustó mucho tu relato Midala, bien escrito, tema que atrapa, eres muy buena narradora.
ResponderEliminarEl contenido es duro, pero así es la realidad a veces. Uno no se puede pasar escribiendo cosas bonitas como si no conociera
qué pasa en el mundo, cómo somos.
Un abrazo amiga
Un relato escalofriante que tanto puede ser ficción como verdad.
ResponderEliminarBesos.
Pues no se que decirte, pues estas cosas están ocurriendo más a menudo de lo que pensamos. Ocurre que los medios silencian muchas cosas, para evitar que el pueblo se altere y haga lo que hacen en algunas poblaciones de Sudamérica.
ResponderEliminarPero me ha gustado.
Hola Midala, sera ficcion pero lo senti real, es tu maravillosa forma de relatar
ResponderEliminarMis felicitaciones
Un abrazo
La ley de probabilidades dice que algo así puede haber pasado, estar pasando o ir a pasar... ¡Así que estoy aterrorizado pese al final feliz!.
ResponderEliminarUn abrazo.
Has conseguido ponerme los pelos de punta.
ResponderEliminarEstupenda narrativa que lleva al espectador agobiado hasta los últimos párrafos cuando el ladrón llama a la policía.
Enhorabuena.
Abrazos.
Hola Midala!!
ResponderEliminarMira que andamos siempre liadas las dos ¿eh? Bueno, y yo ya demasiado tiempo ausente de internet. Espero que todo se solucione pronto.
He dejado algo para tí en mi blog, Meiga Noite de Lúa, en el link:
http://meiganoitedelua.blogspot.com.es/p/menciones-y-premios.html
Un abrazo!
¡Biquiños!
Carmen
Una ficción con altos tintes de realidad...
ResponderEliminarSomos monstruos.
Besos, Midala.
Este relato esta muy caquita, les recomiendo el caso goldfang pa que se caguen
ResponderEliminarEste relato esta muy caquita, les recomiendo el caso goldfang pa que se caguen
ResponderEliminarSeguramente lo es, pero...no sabes lo que me costó escribirlo!!!!Yo no quiero cagarme con ningún caso, se la realidad de la vida de sobra y quiero escribir de cosas que ocurren,pero...no quiero ponerlas como en realidad son,porque sencillamente no puedo escribirlas como son, porque no soy escritora, porque ni lo pretendo, porque tan solo me gusta escribir.
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