No para de dar vueltas alrededor de la habitación pensando cuál es
el paso primero que debe de dar. Se considerable la persona responsable en
estos momentos en su casa para intentar poner un poco de orden. Papá falleció
hace una semana de un infarto fulminante. A todos nos cogió por sorpresa ya que
papá era una persona deportista, sana, no bebía ni fumaba, se cuidaba mucho y
no padecía del corazón. Y era joven, 48 años. Todos los días se muere gente de
su edad y más jóvenes pero...nosotros nunca habíamos pensado en eso. Mamá se
hundió en una profunda depresión. Desde hace una semana no sale de cama y no
hace nada más que llorar. Y Sandra, mi hermana pequeña, permanece a su lado
triste y abatida. Ya no hay horas de comer ni de cenar, aquí se come lo que se encuentra
en la nevera. Esto no puede seguir así y creo que soy el único que puede poner
orden en este momento. Mamá debería de comenzar con su trabajo cuánto antes, y
cuánto antes, es mañana. Y del resto me iré encargando yo poco a poco.
Mamá no fue al día siguiente a trabajar pero si dos días después.
Pedí vez en un siquiatra mientras ella estaba en el trabajo. Tenemos vez el
martes a las 6. Veremos cómo se lo toma. Dice que no puede vivir sin él. Y
tiene que hacerlo. Nos tiene a nosotros. La cuidaremos y querremos no como papá
pero a nuestra forma. Yo solo tengo 16 años y esto me está quedando muy grande.
No puedo tener ni luto por la muerte de él...tengo que sacar a mi familia
adelante. Mañana tengo pensado pintar la habitación de mis padres de un color
caldero y cambiarle a mamá todos los muebles de sitio o incluso de habitación.
Tengo los tres meses de vacaciones de verano y si viene algún amigo nos dará
tiempo a hacerlo antes de que ella vuelva.
Vienen Pablo, Juan y Javier, entre todos haremos el trabajo y
antes de las 6 estará todo listo. A las 8 en cuánto ella se vaya comenzaremos
la obra. Tengo ya todo listo y preparado para empezar.
Son las 5.30. Ha sido un día muy duro para todos, muchísimo
trabajo, pero no va a reconocer su habitación. Le cambiamos el color de la
pared y todos los muebles los variamos de sitio. Vino mi tía Mabel y nos ayudó.
Puso unas alfombras que tenía ella en su casa y la habitación no se reconoce.
Mi tía hasta cambió los adornos. Le puso una foto de papá en su mesilla y en el
taquillón fotos de todos nosotros con un jarrón grande de flores. Mamá llegó a
las seis y estábamos todos en el salón haciendo que veíamos una película, y mi
tía estaba con Sandra, mi hermana pequeña. Mamá nos saludo sin darnos importancia
y subió a su habitación a cambiarse. Todos nos miramos expectantes hasta que
sonó el gran grito. Mi tía subió corriendo y cerró la puerta. Apagamos la tele
y escuchamos. Mamá lloraba y mi tía hablaba. A las dos horas mi tía bajó y se
marchó, no sin antes decirnos que agradecía mamá nuestro trabajo y que ahora
iba a intentar descansar. Sandra subió con ella a su cama y yo me quedé
con mis amigos echando unas partidas a la consola. Cuándo me quedé solo, subí y
las dos dormían abrazadas. No quise despertarlas pero puse en cada mesilla un
vaso de leche con galletas por si tenían hambre.
Era hora de que yo me metiera con su ordenador. Era un tema
sagrado para él. Era intocable. El hacía ahí sus cosas. Su música, sus
películas, sus cuentas del banco, sus seguros...no quería que nadie se lo
tocara y eso lo sabíamos todos. A ninguno se nos ocurría pero yo ahora tenía
que saber cómo estaba todo y en qué condiciones estábamos. Como la casa estaba
en silencio pensé que era el momento adecuado y me puse manos a la obra.
Encendí el ordenador, y sabía dónde tenía guardada la contraseña, aunque nunca
me interesó. En una carpeta de su móvil. La miré y la puse. Enseguida se puso
en funcionamiento. No sabía ni por donde comenzar, pero como entendía bastante
de móviles y ordenadores no me daba miedo. Miré el historial del último día.
Estaba borrado. Raro. Vale, miraría por todas partes hasta encontrar las
carpetas de los seguros y las cuentas. Agruparía todas sus películas y su
música y se lo entregaría a mamá. Ese ordenador tendríamos que cambiarlo de
lugar para que no le recordara a papá. Encontré conversaciones encriptadas y
carpetas ocultas. No sabía el motivo pero me dispuse a mirarlas. Gran sorpresa.
No contenían nada de lo que yo esperaba. Eran conversaciones...montones de
conversaciones y fotos, muchas fotos. De una mujer más joven que papá. El
corazón me golpeaba el pecho y los oídos me pitaban. ¿Qué estaba pasando? ¿Qué
era todo eso? Las conversaciones comenzaron en el año 2009, en un chat privado,
con una tal Ana. La última conversación fue la noche anterior a morirse.
Leí hasta el amanecer, y cuándo intuí que podía bajar mamá a
desayunar, apagué todo y me fui a mi cama. La cabeza me daba vueltas y me daba
la sensación de estar al borde de una crisis de pánico. Papá había tenido una
amante durante cinco años. Y mamá decía que se había ido el hombre de su vida,
su amigo, su compañero, su cómplice, su amante...pufff y lo peor no era eso, lo
peor es que nos iba a abandonar. Iba a dejar a mamá por la tal Ana. Me levanté
corriendo de la cama y fui a vomitar. No sabía cómo salir de esta.
No encontraba la solución y no sabía qué hacer. Me hundí en un
abatimiento y una desesperación. De pronto los papeles se cambiaron...y mamá
fue la que tuvo que comenzar a cuidarme a mí. La solución me la estaba dando el
tiempo...la vida...las circunstancias. Mamá se pasó un mes entero cuidándome,
no se movía de mi lado y yo solo hacía llorar. Cuándo ella hablaba de papá
escondía la cabeza debajo de la almohada y apretaba los dientes para no decirle
que era un cerdo, que se olvidara de él y dejara de llorarle...Pero mamá iba
mejorando lentamente, quizás porque había dejado de pensar en ella para pensar
en tirar por su familia.
Nunca le conté nada a mi madre. El secreto se vendría conmigo a la
tumba. Pasaron los días y los meses y mamá iba asumiendo la muerte de papá. Y
mi decisión estaba tomada. Por el bien de mamá, nunca le diría nada. Aprendí
con los años a olvidar y a dejar el rencor de lado. Había llegado a sentir odio
hacia mi padre. Hoy, veía a mi familia feliz, yo tenía ya mis hijos y mi
hermana también. Mamá se volvió a casar 15 años después. Papá....al fin y al
cavo....ya solo era ceniza.
Se puede
engañar a todos poco tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no
se puede engañar a todos todo el tiempo
Me gusta todo lo que escribes, admiro tu imaginación. Saludos.
ResponderEliminarExcelente relato...
ResponderEliminarSaludos
Me gustó mucho Midala. Tiene intriga, misterio, y un final perfecto.
ResponderEliminarROBER
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ResponderEliminarviewers, itts reeally гeallyy nice post on building up neew webloց.
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bonito relato pero asi es la vida solo el amor perdura eternamente la pasión poco a poco se va apagando se vive por y para los hijos aquines amamos eternamente por que son sangre de nuestra sangre no jusgras a nuestro padres ellos nos dieron la vida gracias
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