Corre, corre, no llores, no mires hacia atrás. Los malos te persiguen.
No dejes de correr. Agáchate, quizás si corres mas te puedas esconder. El
corazón parecía salirle por la boca, corría y corría sin mirar atrás a pesar de
los ruidos y chillidos que oía. Si lograba llegar a donde estaba la gente,
sería un día más de vida. Estaba a una manzana del lugar donde las mujeres
compraban sus Loewe y sus Dior. Era la calle más poblada y rica de la ciudad.
Allí estaría a salvo, solo tenía que correr sin mirar atrás.
Paulo entró por el callejón en la calle principal. Estaba atestado de gente con bolsas y niños bien con sus padres. Las mujeres parecían importantes y llevaban bolsas de compras en ambas manos. El sabía que allí no le harían nada. Podrían verlos y ellos no querían eso. Miró hacía atrás y los vio dar vuelta. Eran tres los que en ese momento le seguían a él, pero seguro que muchos estaban aun corriendo por otros callejones, persiguiendo a sus compañeros. Ya era la segunda vez que se enfrentaba a esa gente. Primero comenzó oyéndose un rumor de que algunos de sus compañeros habían sido secuestrados y nunca más se les volvió a ver. Pensaban que eran cosas de la calle pero no una realidad. Hasta que le ocurrió a él y se dio cuenta de que era cierto, de que los hombres de negro querían matarlos.
Esa tarde vagó por la calle, escondiéndose para que nadie le llamara la atención. Un pobre no adorna para bien una calle de ricos, por lo que eran perseguidos. Paulo sabía que muchos de sus compañeros habían ido desapareciendo, pero no sabía a quién acudir. Vivían en la calle, en donde podían, en las alcantarillas, debajo de un puente...desde que había comenzado esta persecución tenían de cambiar de ubicación cada noche. Y durante el día permanecer ocultos o venían los hombres de negro y los hacían desaparecer. Sus compañeros eran su única familia, no conocía otra más que ellos, y ya habían desaparecido dos de ellos, Pietro y Thomas. Una noche, los cogieron desprevenidos. Entraron en las cloacas. Allí estaban todos durmiendo, unos encima de otros para darse calor. Algunos habían conseguido unas botellas de licor y se las habían bebido para mitigar el frío, estaban borrachos y sin reflejos. Otros metían pegamento en una bolsa y lo respiraban. Así decían no sentir el dolor de la vida. El dolor de no comer y de pasar frío, el dolor de la soledad, de no ser querido y de tener que buscar cada noche donde dormir. Paulo sabía que hacían cosas que quizás los niños "normales" no hacían, pero ellos no tenían una vida normal. Ellos no tenían ni un hogar al que acudir, ni una madre que les preparara la cena o les diera un beso cuándo se dormían. Ellos tenían que robar para poder comer y arriesgar sus vidas para no sentir frío. Quién no conoce la soledad no sabe de lo que Paulo habla, quién no conoce la desesperación...el hambre...el miedo...el desprecio...los golpes...los insultos...quién no conoce la muerte en vida...no podrían entender a Paulo y a los niños de la calle. Esa noche se llevaron a quince de los que allí estaban. Nunca más se volvió a saber de ellos. Paola, una de las niñas, les dijo al día siguiente que había visto como iban entrando todos en un furgón grande y se los llevaban. También dijo que los había visto llorar, y como les pegaban, como gritaban de dolor. Pero los hombres de negro parecían impasibles ante tanto dolor.
Ahora tenían que procurar cambiar sus hábitos hasta que se olvidaran de ellos. Después irían a por la gente mayor que vivía en las calles y los dejarían respirar un poco. Y después volvería la ronda. Querían dejar las calles limpias de indigentes como ellos. Molestaban y afeaban las ciudades, además no había sitio para ellos en ninguna parte. Una vez oyó decir a un hombre "poderoso caballero es don dinero" y él...no entendió la frase, pero ahora, cada día iba comprendiendo más que sin dinero...nada vale nada...ni mi vida.
Peor que la muerte: el miedo a morir. Peor que el
miedo a morir: el miedo a vivir.
Anónimo.
Muy buen relato.
ResponderEliminarSaludos
Simplemente me encantas.
ResponderEliminarGracias por escribir.
Me encannnnta tu nombre. Lo tiene igual una personita muy especial para mi. Me paso por tu blog.
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