“Era mi amante, mi compañera, mi amiga y sin embargo sabía que
jamás sería su esposo, pero nunca importó. Yo siempre estaba a su lado cuándo
ella me necesitaba, cuándo sus hijos se ponían enfermos y sus miedos y
ansiedades aparecían, ahí estaba yo, al otro lado del muro, para consolarla y
ayudarla. Cuándo se murió su hermano en un fatal accidente de tráfico, ahí
estaba yo...escondido del mundo y de las amistades, en la oscuridad, para
consolarla y amarla. Mi vida, como la de todos y todas las amantes no fue
fácil. Vivir en las tinieblas, sin tener vida social, siendo el amigo
perfecto...es cuanto menos...difícil. Muy difícil.
Ana y yo llevamos juntos desde el mismo
día que se casó. La noche anterior a su boda, la conocí en su despedida de
soltera. Y hasta hoy, 25 años después, estábamos juntos. La vi casarse...la vi
tener hijos...la vi crecer y madurar...la vi amar a dos hombes y vi su
desesperación. También me vi a mí...solo estos 25 años. Pendiente de sus
llamadas, de sus citas, de sus malos humores y angustias, de sus
remordimientos. Ahí estaba siempre yo esperándola con una sonrisa. Como el niño
que espera una recompensa por las buenas notas. Ese era yo. Siempre esperando
por ella.
Ana nunca se planteó nada más que tener
una doble vida. Decía que el daño que podía hacerle a su marido podía ser
enorme y no se lo merecía. Y yo con tal de tenerla a mí lado...le pasaba todo. Sabía
a lo que me había arriesgado el día que comenzamos esta historia. Ella se
casaba al día siguiente y yo fui a verla a la Iglesia. Estaba preciosa. Era un
ángel vestido de blanco y rodeada de flores. Sonreía con una risa nerviosa y
dubitativa. Me vio. Cruzamos una mirada intensa y llena de pasión. Pero dio el
sí quiero. Y nuestra historia siguió. Siguió como siguen las fuertes granizadas
después de una tormenta. Siguió como siguen las manadas de mosquitos en los
fuertes días de calor. Era imposible frenarnos. Comenzamos con una fuerte
atracción mutua, algo que nos electrizaba y nos ponía los vellos de punta, algo
que necesitábamos para vivir, para salir de la monotonía y del hastío diario.
Pero después se convirtió en amor, en cariño, en enamoramiento. Después ya era
una necesidad el estar juntos, a pesar de mi soledad, de mis noches solo y mis
almuerzos tristes y apagados. Llegar a casa a la hora del almuerzo quizás era
lo peor. Tener que poner siempre un plato en la mesa, sin conversación, sin
nadie enfrente para poder hablar e intercambiar los acontecimientos del día a
día. Pero los días más duros eran en su cumpleaños, o su aniversario de
boda...o las navidades. Su llamada a escondidas a altas horas de la madrugada,
era mi única recompensa. Oír su voz compensaba todo ese vacío que sentía yo sin
ella. Me contaba los acontecimientos...me decía que me echaba de menos...que no
podía vivir sin mí y eso era suficiente para que yo me conformara. Era parte de
mí vida y parte de mi ser. Era mi mujer. Aunque no estuviéramos casados. Era la
mujer que yo había escogido para vivir con ella el resto de mis días, la mujer
a la que compartía con otro, la que tendría hijos de otro hombre pero no míos.
Yo asumía ese plan. Aunque no negaré que dolía. Quisiera haber sido yo el que
dijera "Yo Carlos, quiero a Ana por esposa, en las alegrías y en las penas”.
Pero no fui yo. Fue él. Y los dos hijos fueron de él. Y la mayor parte de su
vida le perteneció a él. Aunque los momentos más trágicos de mi vida estaban por venir."
Menuda tragedia griega te has montado, galeguiña. Eso no puede terminar bien porque habrá sangre de por medio un día.
ResponderEliminarMuy bien relatado, por cierto.
Como decía Celia Cruz: no hay cama para tanta gente!, jeje un beso
ResponderEliminarQuizas sea mejor ser "el otro".Es mas emocionante.No se cae en la monotonia y el miedo a perderla de no estar seguro de compartirla hace que esa llama de pasion este siempre al rojo vivo.Seguro que sus ratos con tigo los apreciaras mas que su marido.Eres afortunado.
ResponderEliminarQue ganas de leer el desenlace!!!! No nos hagas esperar mucho :-)
ResponderEliminarUn besazoooo!
Hay quien prefiere ser el otro/a a nada
ResponderEliminarEspero la nueva publicación
Abrazos
PD una alegria volver a leerte
Algo parecido me ha padado a mi,y ahora que lo he perdido a él a mi amante,soy la mujer mas desdichada del mundo,me duele el corazón,os lo aseguro.
ResponderEliminarLo siento muchisimo. Al ir escribiendo...me iba dando cuenta de la dificil situaciön por la que pasan las amantes y los amantes. Animo,piensa en lo bueno vivido. Por suerte la vida no se termina...aprovechala...vivela...algun dia me imagino que ese dolor se mitigarå. No te voy a juzgar ni ahora ni nunca, solo voy a intentar animarte. Un besazo.
ResponderEliminaralgo parecido me paso y me siento terrible pero ahi que seguir para adelante otra no queda
ResponderEliminarA veces...se toman decisiones..acercatadas o no...es lo que se elige y como tú bien dices..a seguír...No queda otra. Änimo.
Eliminar