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martes, 12 de agosto de 2014

AMANTES (FINAL)


"Los meses iban pasando y los años iban transcurriendo. Y todo seguía igual. Yo seguía añorando los instantes con ella y el poseer una parte de su vida que no me correspondía, ser partícipe de su día a día con sus hijos...con su trabajo...con sus amigos. Yo tenía mi vida independiente, mis amistades, que nunca supieron de ella hasta llegado el momento. Supimos ocultar nuestras emociones y nuestros sentimientos, tragarnos nuestros remordimientos e intentamos no destrozar más vidas que las nuestras.

Nuestros encuentros eran en mi casa, siempre por las tardes o por las mañanas. Cuándo ella podía hacer una escapada, cuándo el salir de casa no fuera un motivo de extrañeza o de desconfianza. Con los años los encuentros eran más relajados, ya que sus hijos fueron creciendo y la dependencia de su casa era cada vez menor. Sus hijos trabajaban y su marido también. Nosotros lo teníamos por fin ya más fácil. Seguían siendo unos encuentros llenos de ternura y amor a pesar de los años. Nos queríamos con locura. Quizás porque no habíamos compartido suficientes horas al día juntos, puede ser, aunque lo dudo. Lo nuestro era amor de verdad. Un amor que había llegado un día tarde. Solo un día.

Ana tenía las llaves de mi casa. Era el día de mi cumpleaños y quiso darme una sorpresa. Nunca creímos que sospecharan de nosotros. Pero estábamos equivocados. Su hijo mayor, sabía que su madre tenía un amante. Ese día la siguió y la vio entrar en el portal. Yo aun estaba trabajando. No pensaba llegar a casa hasta más tarde de lo habitual. Me resultaban difíciles ciertas fechas sin ella. Y Ana entró en casa. Encendió velas y sacó de una bolsa que traía comida preparada. Puso un mantel que encaje, que traía de su casa y guardó la tarta en la nevera. Oyó que alguien andaba en la puerta, y pensando que era yo, fue a abrir. Pero era su hijo el mayor, que lleno de rabia y odio, acuchilló a su madre hasta matarla. Cuándo su ira remitió, se dio cuenta de que era a su madre a quién había matado, no a mi. Las luces de las velas le habían impedido ver que era su madre no yo, a la que había asesinado.

Cuando yo llegué a mi casa y vi la puerta abierta, pensé que ella estaba allí y al abrir la puerta, me encontré a su hijo llorando agarrado a su madre. El mundo se derrumbó ante mí. Ana estaba muerta. Me derrumbé en el suelo como un muñeco de trapo, ante los ojos de Alex llenos de odio y rabia. Lloramos durante mucho rato preguntándonos a la vez el por qué. Le pedí que se calmara y que llamáramos a su padre. Le teníamos que dar una explicación. Ana hubiera querido que así fuera. Alex lloraba desgarradoramente culpándose de la muerte de su madre y me echaba a mí la culpa de lo ocurrido. Yo llamé a su marido y le inste a que viniera a mi  casa inmediatamente, diciéndole que había ocurrido una tragedia.

La realidad siempre supera la ficción. La llegada de Alejandro y los siguientes acontecimientos fueron trágicos. Los dos me culpaban a mí de lo ocurrido pero la mano ejecutora no había sido la mía. Había que tomar una decisión. Y tenía que ser ya. Alejandro, dijo que sería él quién se declararía culpable de lo ocurrido. Jamás consentiría que su hijo fuera a la cárcel. La situación era irreal. Estábamos hablando de quién se declararía culpable de haber matado a Ana, cuándo ella estaba allí a nuestro lado, mirándonos...con los ojos aún abiertos.

A partir de ese momento mi vida se convirtió en un tormento. La noticia salió en todas las noticias y periódicos. Todo el mundo se enteró de lo ocurrido. Alejandro se declaró culpable de la muerte de su mujer y yo no volví a querer relacionarme con nadie a partir de ese momento.

Pasados unos cuantos meses de la muerte de Ana, en los que los días eran pesadillas, y las horas estaban llenas de angustias, me llegó a casa una copia de un certificado de unas pruebas de ADN. Alex, el hijo de Ana, era mi hijo."

El que ama a una casada, puede morir de cornada.



8 comentarios:

  1. Buen final. Sangriento a la gallega como debe de ser un buen cuento galeguiño de pro.
    Que ¿porqué? Porque en tu tierra sois, como buenos suevos, muy pacíficos y cariñosos pero simultanemanete muy dados a lo tenebroso. Creo que es influencia del Finis Terrae.

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  4. Hoooo no me gusta el final,es muy triste.
    Ya lo tendria que pasar mal y encima cargar con la culpa todo x su hijo.

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