Los Ipsom

Angel arrastraba los piés esperando que lo vinieran a buscar. Hoy era el gran día, el día que esperaba con ansiedad y nerviosismo. El día de la gran creación.

La vida de Angel había sido agitada y movida. Su trabajo le había impedido permanecer más de un año en la misma ciudad, por eso se consideraba de todas partes y de ninguna.Conocía infinidad de ciudades y pueblos, todos pertenecientes a una misma nación. La suya.


 La fábrica los movia una vez al año de sitio, precisamente para que no se acostumbraran y no tuvieran arraigo en ninguna ciudad, querían un patriotismo puro y desisteresado, una disciplina audaz y un autocontrol del individuo. Y lo conseguían. Eran como robots trabajando y pensando. Solo actuaban como los habían enseñado a hacerlo. Carecían de pensamientos propios y su doctrina era trabajar duramente, con la prioridad mental de que tú nación es lo primero. Carentes de sentimientos y sensaciones. Era la forma de rendír y levantar un país y elevarlo a la primera potencia mundial. Se sentía orgulloso de su nación y de todo lo que se había logrado en este siglo. Era lo que habían aprendido desde que habían nacido.


Angel recordaba el día en el que había conocido a Cloe. Era una nueva compañera de sección. Iba vestida como todos, con traje negro y las mujeres con moño alto y tirante. Pero en Cloe había algo distinto en su mirada y Alberto creyó notar algo extraño en su estómago cuándo ella se acercaba.Esa sensación no la conocía y era nueva para él. No sabía si le disgustaba o por el contrario le gustaba esa sensación. Quería averiguar que era  eso y se ponía cerca de Cloe para sentírlo.! Era un calambre que le recorría el cuerpo y le ponía cara de idiota!  Alberto se preguntaba que le estaba ocurriendo. No lo habían preparado para esa sensación y no sabía como actuar. Se lo comentó a su jefe de sección y nunca más volvió a notar esa sensación, porque nunca más volvió a ver a Cloe.


Hoy, esperaba a que sus compañeros lo vinieran a buscar. El ya había trabajado toda su vida para el Estado,había dado lo mejor de sí mismo, su honradez, su lealtad. Su disciplina había logrado qué el país creciera y se hiciera poderoso, la suya y la del resto de sus compatriotas de la fábrica. Eran ya la primera potencia mundial, el país más poderoso de la tierra. Ellos tenían todas las armas para luchar contra las adversidades, tenían en sus manos la curación de cientos de enfermedades, habían logrado tener las armas mas sofisticadas y poderosas. No había nación en el mundo que se pudiera igualar a ellos. Y todo gracias al gran esfuerzo que habían desempeñado durante muchos años los ciudadanos.


Hoy tendría su recompensa. Hoy era el día en el que él dejaría de trabajar para dar paso a la gente joven. Esperaba con ansiedad la llegada de los Ipsom.



Cuándo llegaban a una edad avanzada, los Ipsom, se hacían cargo de ellos y los metían dentro de la gran pirámide. En una horas, él entraría en la pirámide y volvería de nuevo a nacer, para volver a tener de nuevo la misma vida. La Patria así lo tenía programado y él ya había pasado muchas veces por este trance, pero no dejaba de sentír una sensación extraña cuándo se acercaba el día, pués dejaba ese cuerpo marchito de nuevo, para volver a nacer otra vez.Eso, si tenía suerte...otros tenían peor suerte que él y se quedaban en el intento. No había otra vida para ellos, los Ipsom, eran gente influyente en la nación, realizaban todo tipo de experimentos y de curaciones. Ellos eran los encargados de darles una nueva vida o por el contrario matarlos, sus siglas ya lo decían "Instituto para sanar o para matar" los Ipsom. Y hoy, él los esperaba,  con unas mariquitas revoloteando por su estómago, algo que en él ya era conocido, porque todos los años, cuándo le tocaba renovar su cuerpo, sentían esa misma  sensación, la misma que había sentido con Cloe, pero que nunca comentaría con nadie, pués quería seguír sintiendo esa misma sensación cada vez que le tocara renovar...sentír una sensación...sentír una sensación...sentír una sensación...

La historia de la libertad es la de la lucha por limitar el poder del gobierno.

Thomas Woodrow Wilson (1856-1924) Político y jurista nortemaericano.