Medias de rejilla

Purificación, levantó la tapa de la olla y vió que su sopa iba por buen camino. Rodolfo llegaría pronto y le gustaba tener la cena en el plato. Ya había acostado a los niños y rezado con ellos. Los había acostumbrado a rezar antes de acostarse.  Su padre había sido militar y su madre modista. Había recibido una educación estricta y muy  religiosa. Sus abuelos eran de una familia muy acomodada y eran los que llevaban el peso de la educación de Purificación. La verdad, es que no se fiaban de la educación que podía recibír la niña por parte de sus padres, eran un simple militar y su hija una simple modista. Sus padres se habían casado en contra de la voluntad de sus abuelos, demasiado jovenes y sin ninguna ayuda, hicieron su vida. Pero los abuelos, en cuánto nació Purificación, entraron de nuevo en la vida de los recién casados y gobernaron la educación de la niña. Recibió una educación como las que se reciben en las familias acomodadas. Puri, aprendió inglés y francés. Tenía una profesora en casa que por supuesto, la pagaban sus abuelos.Y con los años, Puri, era una mujer de provecho y culta. Religiosa hasta la médula, iba todos los días a misa y rezaba antes de cada comida. Sus hijos llevaban su misma educación y ella se sentía orgullosa.

Rodolfo, llegó pronto a casa y cenó en silencio. Sorbía la sopa y por la comisura de los labios le caían pequeños fideos que se enganchaban en su barba. Puri, lo miraba e intentaba no sentír asco. Recogía en silencio la cocina y esperaba con ansiedad a que Rodolfo se acostara, pero Rodolfo hoy no tenía sueño y se abrió el chaleco y se aflojó la corbata.Se desabrochó los primeros botones de su pantalón y se revolvió el pelo para sacar los restos de aceite que hacían que su pelo pareciera impecable. Los fideos seguían enganchados en su barba haciendo que su aspecto  fuera nauseabundo.Se sentó con su pipa en el sillón observando el techo y sin pensar en nada, hasta que le fué entrando el sueño.Decidió irse a la cama y despedírse de Puri con un gesto tosco.

Puri, entró en el baño, y desabrochó el primer botón de su camisa. Llevaba un crucifino por encima de su ropa y se lo retiró con sumo cuidado. Se quitó su falda y se puso el vestido rojo que tenía escondido para las ocasiones. Su pelo lo peinó con un moño muy flojo y se puso sus medias de rejilla. Se miró en el espejo y maquilló sus voluminosos labios de rojo fuerte.Puso rimel espeso en sus pesatañas y unos pegotes de colete que le hacían parecer una muñeca. Pero Puri, se sentía hermosa y deseada, brillante y atrevida. Dejaba atrás su vida oscura y triste. Se quitaba su mascara para disfrutar de lo que más le gustaba.

Nadie la reconocería. Bella y excesivamente pintada, con ropas de mujer fatal. Nadie diría que Purificación, de cuándo en cuándo, salía de su casa, para hacer la noche. Y no por falta de dinero, sencillamente porque su cuerpo le pedía eso. Se transformaba en otra mujer. Una mujer sin prejuicios ni escrúpulos. Era su vida y así quería vivírla.No había ni un atisbo de remordimientos.Muñeca rota por estricta educación....creencias excesivas y llevadas a límites. Puri, se mira en el espejo y da su visto bueno. Mira alrededor de su casa, que está en silencio y sale para volver de madrugada, aún cuándo todos duermen...para desmaquillarse y guardar su pequeño secreto hasta la siguiente noche que ya espera con ansiedad.

Qué tú mano derecha no sepa lo que hace la izquiera.
 Lo dice mi madre jajajjajajajaj