Mi abuelo, era mi única familia. Y con él, se fue todo lo que yo tenía. Me dejó sola y desamparada y su esencia flotaba por toda la casa. Me pasaba el día deambulando por el piso, sintiéndolo, notándolo, porque quería agarrarlo, no quería que se fuera. Cuando entré en su habitación, me parecía que aún estaba allí. Cogí sus gafas de la mesilla y las toqué, me las puse y las abracé llorando. Abrí los cajones y miré entre sus cosas. Tenía una cajita de madera pequeña. La abrí, dentro había un sobre "Susana". Susana era yo, por lo que abrí el sobre. Pensé que sería algo que le había hecho yo de pequeña, algún dibujo, pero no, me encontré una carta para mí que decía lo siguiente;
”Querida niña mía, algún día tendré que irme y dejarte, pero si otro mundo existe, siempre estaré contigo. Te voy a mantener muy ocupada mi pequeña Su, en mi ausencia tendrás que hacer cosas que yo te iré pidiendo. ¿Te acuerdas cuándo jugábamos a doce meses doce causas? Pues esto es igual. Este mes, quiero que salgas todos los viernes con tus amigas y vayas a cenar. Yo te dejo el dinero aquí, en este sobre, para las cenas. Quiero que te diviertas, quiero que les invites tú a cenar los cuatro viernes del mes. Y quiero que después vayas a bailar. Sé que te gusta. Y tienes que cumplirlo, son mis últimos deseos niña mía, tendrás que hacerlo. El día 12 del próximo mes, recibirás otra carta, diciéndote lo que debes de hacer. Te quiero mi pequeña Su, desde el cielo te vigilaré y te mandaré de amor"
Estaba alucinada. No entendía como mi abuelo pensaba que podía ponerme a jugar de nuevo con él ahora que él faltaba. Yo no tenía ganas de bailar ni de salir a cenar y lo grité bien alto.
- Abuelo, entératele, no pienso ir a cenar ni a bailar, ¿te crees que tengo ganas? Me dejaste sola abuelo, completamente sola¡¡¡ joder!!!
Sonó el timbre de la puerta y fui a abrirlo abatida y llorosa. Era el amigo del abuelo, Don Ramón
-Qué pasa pequeña, a tú abuelo no le gustaría verte así. No le gustaría verte sufrir Susana. Tienes que reponerte y salir con tus amistades.
- Precisamente eso quería comentarte Ramón. Mira esto, míralo bien. Esto me lo dejó el abuelo escrito ¿tú crees que me puede hacer esto? Léelo por favor.
Ramón, lee la carta despacio y sonríe. Su querido amigo estaba velando por su nieta, aunque ella no se diera cuenta. Ramón rió a carcajadas y abrazó a la nieta de su amigo.
-Tú abuelo, era muy especial, haz lo que te pide. Le harías feliz si lo hicieras.
En ese momento se batió fuertemente la puerta de la cocina. Tenía todo abierto y...era lógico. O.... ¿no?
Todos los fines de semana de ese mes, salí con mis amigas como el abuelo me pidió. El primer día me costó muchísimo, el siguiente viernes un poco menos y así fueron pasando los días. Le dedicábamos los bailes y brindábamos por él.
El día 11 yo ya estaba nerviosa esperando la siguiente carta. No sabía si tenía que buscarla o encontrarla por casa. Busqué por toda la casa y revolví por todas partes. No encontré nada y me sentí muy apenada. Era como si el abuelo siguiera vivo, lo necesitaba para no sentír esta enorme soledad al llegar a casa.
Al día siguiente, me llamaron a la puerta. Era el nieto de Don Ramón, me traía una caja de bombones y una nota.
- Hola Susana, me dio esto tú abuelo para que te lo diera el día de hoy.
- ¡Ese viejo chiflado! ¿Tú te crees que puede hacerme esto?
- Sí, claro que sí, era la persona más especial que conocí y te quería como nunca vi querer a nadie.
- Siéntate anda, no me dejes aquí sola mientras leo esta nota. ¿No serás tú el emisario de las notas siguientes no?
Javi sonrió y se quedó en una esquina para que yo pudiera leer tranquilamente.
-" Querida niña mía, hoy te voy a pedir otro favor. Vamos a tirar todos estos muebles viejos de casa, son de la abuela y míos. Tú tienes que poner en estos días la casa a tú forma y modo. Controla el dinero. No te voy a dejar tanto como estás pensando. Quiero que cambies los cuadros esos horrorosos que tenía tu abuela en el comedor. Quiero que tires mi cama y allí hagas tu habitación, que sea alegre y colorida. Venga mi niña, manos a la obra. Tienes un mes. Te sigo queriendo. Tú abuelo."
Las lágrimas caían por mis ojos y mi cabeza solo negaba.
- Eso no abuelo, eso no puedo hacerlo-
Javi, se acercó y me preguntó:
-¿Es tan difícil lo que te pide?
- Sí, me tengo que deshacer de todos los muebles y poner la casa a mi gusto. Hasta me dejó el dinero. Abuelo, abuelo por dios abuelo!!. Y...de nuevo, la puerta de la cocina se cerró de golpe.
Yo lloraba y Javi se quedó conmigo dejándome su hombro para llorar. Pasamos esa tarde juntos en casa, tomamos unos refrescos e hice planes con él de cómo podría hacer para mantener algunas cosas. Sus gafas... su mantita... sus guantes...su cojín...sus libros....Abuelo te iba a hacer una pequeña trampa pero cumpliría con lo que tú me pedías.
Javi, empezó a ser de casi un desconocido, de nieto de Don Ramón a mi compañero de faenas. Estaba todo el día en casa conmigo y vino de compras cuándo fui a cambiar todos los muebles de casa. Nos metimos en Ikea, y con el dinero que el abuelo me dejó, cambié todos los muebles de casa.
Todos los días 12, entre Don Ramón y Javi, me iban dando una de las cartas del abuelo hasta completar los doce meses con sus doce causas.
Javi se hizo imprescindible en mi vida, quizás eso era lo que querías ¿no abuelo? La última carta fue la más dura, era la despedida para siempre. Me pedías que en el plazo de cuatro años, te" diera" un nieto. Javi me miraba con ternura y emoción.
- Ven aquí niña mía, no vamos a tardarle tanto tiempo al abuelo en darle ese nieto-
Fui muy feliz al lado de Javi. Nos casamos y antes del plazo previsto, tuviste un nieto que se llena como tú. Las puertas siguen cerrandose de golpe, aunque no estén las ventanas abiertas...es el abuelo, ahora sé que eres tú, que sigues a mí lado, a nuestro lado.
En toda historia de amor siempre hay algo que nos acerca a la eternidad y a la esencia de la vida, porque las historias de amor encierran en sí todos los secretos del mundo.
Paulo Coelho
Me chifla Paulo, ahora me estoy leyendo el Aleph, despacito, saboreandolo. Hay mucho más allá, somos energía y nos transformamos. Cuando el amor es tan puro no hay nada que lo detenga.
ResponderEliminarHe disfrutado mucho esta entrada!
Besosss!!
cierto nena,nada lo detiene. A veces,queremos tanto que aunque nos vayamos seguimos presentes.Milllll bikosssss
EliminarPrecioso cuento. Estos relatos son emocionantes y llenos de sabiduría.
ResponderEliminarSe disfruta leyendo tus "Relatos Cortos", galeguiña. Además escribes y redactas muy bien.
Gracias por esta forma de pasar el rato, con tus relatos.
Un cariñoso abrazo
Me encantaaaaa que le guste don Tella, yo solo escribo. Lo suyo me parece muuucho más complicado.Millllll besitos y millll gracias
EliminarQuerida Midala sabes cuantas veces busque instrucciones cuando se fueron mis seres queridos, no esperaba algo tan hermoso como tu relato, pero si algo
ResponderEliminarUn abrazo
Me gusto, me hizo recordar,y es real. Mi padre no esta en este mundo para todos, menos para mi. me ayuda mucho, cosas increibes, nadie me cree, pero es real. besitos
ResponderEliminar¡Quiero un abuelo así!, jaja,
ResponderEliminarMuy tierna la historia; sin dudas que el amor debe de ser un sentimiento eterno que atraviese los mundos...
Un fuerte abrazo, un auténtico estratega de la dulzura ese abuelo.
Ainns...que bonita historia.
ResponderEliminarUn beso
Aunque Coelho no es uno de mis escritores de cabecera ni tan siquiera de anaquel, tu relato me ha agrado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Perdona Midala, tengo algunos problemas personales (como todo el mundo últimamente), y tengo la cabeza en otras cosas, pero volveré en cuanto pueda.
ResponderEliminarcreo que muchos de nosotros tenemos recuerdos indelebles de nuestros abuelos, en mi caso, es una pena haberlos perdido cuando joven.
ResponderEliminarAbrazo
Da igual el tipo de amor que sea. El amor rompe esquemas, barreras. El amor es el motor del mundo. Una historia muy tierna, ojalahubiera mas personajes en el mundo como este abuelo.Un bessito
ResponderEliminarOh! Cómo lo he disfrutado, como me encantan estas historias, si es que... soy un romántico empedernido, qué le voy a hacer... :) Pero te lo digo en serio: me ha encantado tu relato.
ResponderEliminarUn abrazo
Aun tengo la piel de gallina de leerte...
ResponderEliminarNo sabes como me emocionas mi niña!, cómo se te ocurren estas historias?
Madre mia! de verdad que he disfrutado tus letras como una enana...
12 causas dice, el abuelo lo tenia todo pensado y bien pensado y se aseguró que su niña Su no quedara sola, por mucho que el la estuviera vigilando desde lo alto, quiso que alguien más estuviera a su lado...
Vaya con el abuelo, eso es amor y lo demás son tonterias.
Ay mi niña! no sabes como echo de menos tener tiempo para deleitarme con las letras y dejaros mis comentarios bien largos... pero es que estoy atrapada en esta espiral de interinidades que me tiene agobiada, lejos de casa, desubicada, con un montón de cambios, que cuando quiero acostumbrarme ya me estoy largando a otro lado...
Echo de menos mi casa, mi tranquilida, a mi chico y todas las cosas que dejo allí, medio abandonadas...
Que puñetera vida...
Tú me disculpas si no te dejo comentarios en todas las entradas verdad?? voy leyendo a ratitos, lo poco que me queda despues de preparar clases , corregir exámenes, prácticas y todo lo que comporta la educación de los jóvenes...
en fin mi niña... que gracias por estar siempre en mi casa y dejarme tus comentarios tan cariñosos...
Un besito grande, desde tierras catalanas.
Una historia que da mucho que pensar. Y al final también da motivos para vivir.
ResponderEliminarEl perder a alguien querido es muy difícil, pero la vida es así, también con su parte de muerte.
Abrazos.
Mi correo sorceciliacodina@hotmail.com y te ciuento
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