Alfredo, con su brazo en cabestrillo, decidió acudir a su jefe de
planta, para comentarle lo que estaba pasando. A lo mejor...él estaba sacando
las cosas de su sitio y estaba viendo lobos donde solo había palomas. De todas formas,
había papeles que habían desaparecido y grabaciones que nunca se habían
realizado y eso en sí, ya era algo inaudito.
Llamó a la puerta del jefe de planta y le comentó su problema. El
jefe escuchaba muy serio y lo dejaba hablar. Cuándo terminó le propuso
investigar el tema, pero lo investigaría él. Alfredo tendría que ocupar su cama
de hospital y permanecer en reposo el tiempo que le habían indicado los
médicos. El corría con el tema que le había planteado. Le dio las gracias
y prometió relajarse y olvidarse durante unos días del tema, y esperar su
respuesta. Se dirigió de nuevo a su habitación, era una habitación privada, era
la ventaja de ser médico. Puso la televisión y cogió un libro que tenía en la
mesilla y compaginó las dos cosas a la vez. ¿Para qué quería Fidel los
cadáveres de las prostitutas? no le encontraba sentido y eso le preocupaba. ¿Y
si era una trama a nivel de todo el hospital y contándose a su jefe se había
expuesto?, desde luego, no estaba tranquilo. Se quedó medio adormilado y vino
una enfermera a darle unos medicamentos para el dolor. El dijo que no le hacían
falta pero la enfermera insistió. Los metió en la boca y bebió agua. Cuando la
enfermera se fue, los sacó de la boca y los metió en el cajón. No iba a tomar
nada que pudiera atontarlo. Se puso enseguida en movimiento y habló con
un amigo suyo, que era el conserje de la planta 7, sabía que con Philips, todo
quedaría entre los dos. Le pidió que le consiguiera urgentemente una cámara, lo
más pequeña posible para grabar algo importante. Philips, le prometió traérsela
antes de que se marchara., pensaba poner una cámara en el quirófano donde Fidel
realizaba siempre las autopsias. Siempre era el mismo quirófano, el 6. Espero
con impaciencia a que su amigo le trajera su pedido y mientras vio pasar el
día. Dio paseos por los pasillos y descansó a ratos. Pasó un amigo suyo por
allí a ver como se encontraba, estaba de guardia y se había enterado de su
percance. Notó en él cierto resentimiento y no sabía bien el por qué. Más bien
pensaba que se estaba volviendo paranoico y comenzaba a desconfiar de todo el
mundo. Su amigo enseguida se despidió de él porque lo llamaron para atender una
urgencia. También pasó una enfermera y le puso un gotero, le dijo que
tenían que meterle la medicación en vena. L preguntó que medicación y le
contestó que para el dolor. Pidió hablar con el jefe de planta, a él no le
dolía nada. Pasó el día alerta y esperando resultados. A media tarde se quedó
adormilado en la cama y vio como entraba un médico al que no conocía y se
acercaba a él sigilosamente. Eso no era ni medianamente normal. Por lo que
comenzó a gritar "fuego, fuego, fuego" y a tocar el timbre. El
médico, sin decir palabra salió apresuradamente de la habitación y Alfredo
comprobó que venían a por él. Su accidente no había sido una mala suerte como
él pensaba, era todo un complot para deshacerse de él. Quizás había llegado
demasiado lejos en su investigación y tocado a demasiado gente. Se levantó de
la cama y comenzó a preparar su bolsa para irse a un hotel inmediatamente. En
ese momento entró su amigo con la cámara y le comentó lo ocurrido.
- No quiero comprometerte pero tienes que ayudarme, tienes que
poner esta grabadora en el quirófano 6 el día en el que entre el cadáver de
alguna prostituta.- Philips escuchó en silencio a su amigo y le debía mucho,
por lo que no dudó un segundo en ayudarlo y en tranquilizarlo. Le dijo que se
fuera a su casa y que permaneciera allí mientras eso se arreglaba, que él
estaría al tanto de lo que le había encomendado y la grabadora se pondría en
marcha cuándo apareciera de nuevo algún cadáver.
Alfredo rehusó la invitación y recogió sus cosas. Se iría a un
hotel mientras las cosas no volvieran a su cauce, no quería ser una molestia
para nadie. Iría a un hotel donde pudiera pasar desapercibido, donde a ser posible no le pidieran sus datos...aunque eso iba a resultar muy complicado. Había un hotelito, muy pequeño, a 7 manzanas del hospital, metidos entre calles y que podía pasar allí unos días sin llamar mucho la atención.
Alfredo salió del hospital por la puerta de atrás, sin ser visto por nadie. Cogió un taxí y se dirigió hacia el hotel. Pero...el creía que iba solo, cuándo en realidad, tenía un regimiento de personas detrás de él, para intentar parar todo tipo de investigación por parte de Alfredo.
Me pregunto dónde vas a ir a parar, mira que yo soy donante de órganos y me estás poniendo muy nervioso.
ResponderEliminarMe gusta esta nueva faceta tuya de asustar, aunque ya sabes que nada me va a asustar tanto como la primera vez que te leí. (ya sabes, soy asustadizo)
Esto se está poniendo bueno, el pellejo de Alfredo peligra, evidentemente prefieren que ruede una cabeza que no unas cuantas, así que me imagino esté bien avispado...
ResponderEliminarYa regresaré
Un besote Midala y una linda semana para ti y los tuyos
¡Jo! ¡Como se pone de interesante este relato! Ansioso estoy esperando la próxima entrega.
ResponderEliminarUn abrazo, Midala.
Vaya, se nos complica el caso y esto promete. Creo que la mayoría nos quedamos con ganas de más de "esto" porque se termina uno el relato sin darse cuenta.
ResponderEliminarEres una gran escritora de intriga, DOÑA.
Ups, Alfredo ha destapado una olla que no es poca cosa... es muy complejo cuando una duda que uno no puede desalojar de adentro es la incomodidad de personas con mucho poder y pocos escrúpulos...
ResponderEliminarVeremos cómo resuelve esta situación el protagonista... por lo pronto podemos intuir que en el hotel va a haber más de un alojado esta noche,
Un fuerte abrazo, por aquí nos quedamos los tuertos, expectantes.
Yo siempre dije un camara hace callar bocas. millllllll besos
ResponderEliminarQue interesante se puso... no tardes en continuar, a ver si me quedo sin uñas
ResponderEliminarUn abrazo
Hoy estamos de celebración, La gata coqueta ha cumplido cuatro años de puertas abiertas a la calidez de la amistad y a la ética de los sentimientos.
¿Me acompañas?
El champagne para festejar,
En grado óptimo te espera
Y en sus burbujas, tu sonrisa podrás reflejar
La tarta también la termino de recibir,
Para endulzar
El camino sin a la dieta cohibir
Las rosas de la floristería van llegando
De diferentes colores,
Para ir reinando, con aromas de coquetería
Y el piano al fondo ya está interpretando
“Amigos para siempre”
Quienes te darán la bienvenida brindando
¡¡CHIN CHIN!!
Y por sorpresa dos regalos;
*Un abrazo con mucho amor
*Y ¡Gracias por tu cariño!
Que te seducirán el corazón
Un dulce y tierno beso
María del Carmen
Bueno hoy por hoy me da un pocho de yuyu hablar de hospitales, quirofanos, operaciones y no digamos autopsias....ufff.
ResponderEliminarMe recuerda a una novela que leí hace tiempo "Como si fueran dioses", la cosa también iba de doctores y......
Siga Doña Midala que esto va bueno.
Saluditos.
Ahí, vamos con la historia de Alfredo. Muy buen manejo del suspenso. UN abrazo, Carlos.
ResponderEliminarAlfredo lo va a pasar mal.
ResponderEliminarSe ha metido en un nido de víboras bien grande, pobrecitoooo!!!
ResponderEliminarBesotes!!
Sí nena, tengo la "racha", jaja (me río por no llorar) pero esta tarde parece que me ha dado un ratito de tregua y he aprovechado para poner algo.
ResponderEliminarGracias por todo, eres un cielo.
valoro mucho cuando el relato se deja leer de un tirón, eso
ResponderEliminares un gran merito, me demuestra que no sos una escriba jactanciosa, :P
Bravo por tu pluma.
Pobre, debería haber tomado más precauciones.
Salud!