Ana, paseaba por la calle con la cabeza siempre escondida entre
los hombros. Parecía no querer ver lo que le rodeaba, pero era algo más que
eso. Ana, era una mujer regordeta de mofletes sonrosados y sonrisa amplia. Sus
manos y su cuello eran los que delataban su edad, pues a esa mujer alegre y
dicharachera, bondadosa y agradable, nadie le podría echar 70 años. Juvenil en
su forma de vestir y en sus pensamientos, avanzaba con los tiempos y eso
parecía rejuvenecerla. Medio hippy, medio bohemio, llamaba la atención,
sus grandes anillos y su cadenas de cuero en el cuello. Eso es lo que la gente
veía de Ana, y lo que Ana veía de ellos...era un don con el que había nacido.
Ana, "escuchaba" los sentimientos y pensamientos de la gente. Con
solo fijar sus ojos y mantener la mirada unos segundos, sabía lo que esa
persona estaba pensando y sintiendo, lo mismo que si la tocaba. Durante muchos
años ocultó esto por pudor, por miedo...por desconfianza...sabía muchas cosas
de sus amistades...de sus compañeras de trabajo...de sus jefes...y hasta de sus
padres. Callaba porque muchas veces sabía de más y se podía meter en algún
aprieto. Con la edad, aprendió a llevarlo de otra forma e intentaba no fijar la
mirada en nadie, ni que nadie le tocara. Evitó muchos disgustos y muchas tragedias,
se rió cantidad de veces y disfrutó de lo lindo enterándose de los secretos de
sus vecinos, jugó muchas veces con los niños pequeños y los dejaba
sorprendidos, pensando en lo lista que era esa señora. Ana, realmente tenía un
don y ahora sabía que tenía que aprovecharlo, ayudar cuándo el caso lo
mereciera y reírse cuándo el secreto...la divirtiera.
Esa mañana, había
decidido ir a dar un paseo y comprar unas flores. Hacía mucho calor y el sol
era abrasador. Ana, llevaba una pamela de paja con un lazo, que le quitaba todo
el sol de la cara. Le aterraba el sol por sus consecuencias. Un matrimonio de
mediana edad, que estaban a su lado esperando para cruzar el semáforo, estaban
discutiendo sobre lo que harían por la noche. La mujer, quería ir al cine y él
marido le decía que tenía una reunión. Ana, sonrió. Sabía que no había tal
reunión y que el marido estaba intentando sacarse a su mujer de encima esa
noche.
- ¡Siempre me lo
pone difícil esta mujer! Con el plan que tengo para esta noche... ¡vete
sola al cine o llama a tus amigas a mi que me importa! Joder, no se puede
llevar 15 años casados y pedir que uno sea fiel toda la vida. - Eso era
lo que el hombre estaba pensando y Ana estaba escuchando.
-Señora...no se
fie de él, hoy no va a ninguna reunión. Su marido va con su amante. - Le
susurró Ana al oído, muy bajito...
La señora la miró
despectivamente, de arriba abajo y murmuró para sí "vieja loca" a lo
que Ana, sonrió y le dijo:
- No señora, no
estoy loca. Usted vigile a su marido y yo me encargo de mi locura.
Siguió su camino
sin importarle nada más, no era su problema. A lo lejos, venía un hombre
cabizbajo, con la mirada en el suelo y las manos en los bolsillos. De pronto,
levantó la vista y la clavo en Ana. Su mirada era fría y le dio miedo.
Enseguida se dio cuenta de lo que estaba pensando y empezó a correr. El hombre
iba detrás, caminando apuradamente detrás de ella. Ana, leyó su pensamiento. Y...
¡él podía leer el suyo! Ella tenía miedo y él lo sabía. Ella también sabía que
él estaba usando el don que tenía, de una forma malévola.
Comenzó a gritar
detrás de ella.
- Tú sabes lo que
todos pensamos igual que yo. Tú quieres hacer el bien, a mi no me interesa. Tú
sabes lo que yo pienso y tienes que desaparecer.
Estaba corriendo
por un callejón donde no había nadie y por más que gritaba nadie parecía oírla.
Miró hacía atrás y
vio de nuevo esos ojos y volvió a "ver" lo que pensaba. Y....pensaba
que Ana tenía que morir, porque él mataba por placer y escogía a sus victimas sabiendo
lo que pensaban, a donde se iban a dirigir...eran presas fáciles. Y ella, era
también una presa fácil para él.
El hombre cogió a
Ana por el cuello.
Victor Hugo
Y.........? Qué sucedió después? Midalita. Nos dejas pensando que la mató pero una mujer es muy dificil de ser "matada", aunque algunos crean lo contrario.
ResponderEliminarJavi...queeeee le iba a pasar??jajjajajaja pués...que la mató, pero por no entrar en terrenos macabros, lo doy por entendido dejando a vuestra imaginación el como y de que forma.Millllllllllllllllll besitosssssssss
EliminarUn relato Fantástico
ResponderEliminarUn abrazo, Midala.
Gracias Pedro.Milllllllllll besitossss
EliminarQue situacion tan coplixada. mil besos
ResponderEliminarEs lo bueno de escribir Chus...imaginar...Milllllll besitosssssssssssss
EliminarUn final brusco sin lugar a dudas, que echa luz sobre un hecho muy interesante: Las virtudes y los defectos no son conceptos absolutos en sí mismos,,, todo depende del uso y del contexto.
ResponderEliminarDe todas formas no creo que sea un don fácil de llevar...La información es poder, y ya sabemos como opera el poder sobre los seres humanos.
Un gran abrazo desde el sur, me gustó la entrada.
Cierto Juan,depende...de que depende...de según como se mire todooo dependeeeee!!!Ya lo decía la canción, depende de las personas...de quién tenga "ese" poder en las manos...así actuamos.Y...en la vida misma,sin poderes y sin virtudes,así actuamos también.Millllll gracias y dos millllllllllll besitosssssssss
EliminarEnvíamelo al manicomio que Terremoto Crazy se encargará de él.
ResponderEliminarBesos.
jajajajajajaj oye...no está nadaaa mallll. En tú comentario del otro día casi me parto de la risa, con las voces buscando a Midala y hoy...bueniiiisimo también!!Un crack torito!!Milllllllll besitosssssssssssssssssssss
EliminarUfff, casi es preferible no poseer ningún don que no sea saber escuchar y ser buena persona.
ResponderEliminarEl resto para los adivinos!
La gente mala es indiferente a los sentimientos,al menos a los buenos. Siempre la ha habido y siempre la habrá,para nuestra desgracia.
Besos.
Marinel...a veces....hasta escuchar puede ser malo jajjajajajajajaja.No te lo planteaste>???piensalo..a veces, tener el don de saber escuchar,te vienen a tí los problemas de los demás como las moscas a....eso.jajajajajjajaMilllllllllllllllllllllll besitosssssssssssss
EliminarNo era un don, más bien una maldición. Si supiesemos lo que piensan los demás en todo momento, no nos caería bien nadie, y no podríamos soportar el peso de todas las decepciones.
ResponderEliminarAún sin saber lo que piensan jajjajajajajaj a veces intuimos y yaaaaaa nos caen mal porque nos da la gana jajajajjaja. Con don o sin don...las decepciones a veces nos dejan muyyyy tocaos". Milllllllllllllllllllllllll besitossss Rubennnnnnnn o dos milllllllllllll
EliminarCierto Marta, como le decía a Juan depende, de quién tenga esas habilidades o sencillamente el poder de cualquier cosa.Si "cae" en buenas manos vale,pero....si cae en malas...la hicimos buena.Millllllllllllll besitossssssssssss
ResponderEliminarExcelente relato...reflexión obligada !
ResponderEliminarMark de Zabaleta
un relato muy bueno, MIdala.
ResponderEliminarNos dejas un final abierto, para que los lectores podamos jugar a armar la historia como queramos.
Un abrazo,
El malvado es cobarde de por sí, siempre va a la presa más fácil, cree que le saldrá bien, pero la certeza nunca la tiene, y al final siempre le pillan. Y como siempre digo, el poder es debilidad disfrazada, y la señora era fuerte porque no hacía el mal, como el otro, aunque jodiera a la señora con lo del marido, pero la estaba avisando, que nos quejamos por todo, jajajaja.
ResponderEliminarBesotesss!!
Qué bueno es a veces no saber ni intentar adivinar lo que mentes ajenas piensan...
ResponderEliminarBesos, Midala.