Sabor a tí

Si alguién me llega a decír que me volvería a enamorar a mi edad, lo hubiese dudado. Mi vida era estable, tenía un trabajo agradable, y un marido al que adoraba. Mis hijos ocupaban todo mi espacio libre. Todo era por y para mi familia. Mis ansias de ser mejor, de cuidarlos, de que aprendieran a ser hombres de provecho, de que cada día me quisieran más porque yo los necesitaba, eran mis prioridades. Tenía unas bases muy rígidas y muy estables en cuánto a la familia y mi marido. El  era la persona perfecta, el hombre que toda mujer quisiera para sí. Amable, cariñóso, detallista, risueño, elegante, con ese porte que solo tienen ciertos señores con clase y esa educación exquisita que ahora ya no se vé.¿Como podría enamorarme de otro hombre teniendolo todo? ¿Acaso somos capaces de reconducir a nuestro corazón? ¿Somos capaces de negar un amor?. Los sentimientos son muy dificiles de manejar en ciertas situaciones, no se deben de tomar como algo pasajero y debemos de enfrentarnos al problema rápidamente. Quizas fue mi falta de madurez lo que me hizo enamorarme de nuevo,o quizás fue que confundí ese estado de embriaguez que me daba ese nuevo enamoramientos,  ese estado de felicidad permanente al estar cerca de la persona amada. ¿Se puede amar a dos personas a la vez? Rotundamente afirmo, sí.

Conocí a mi amante de la forma más ridicula. Al mandarle un correo a un compañero de oficina, equivoqué una letra y fué dirigido a otra persona. Esa persona me contestó, diciendome que le había llegado el correo por error y...ahí comenzó la cadena de correos. La primera parte fue como hablar con alguién en el ascensor. No sabes ni que decír. Después ya pasas a la fase de contar cosas de tú trabajo...de tus jefes...compañeros...cosas ya más particulares y al final, ya comienzas a hablar como si fuera tú amiga intima de toda la vida.