Me sentía triste y vacía. De mi pasado en esa casa, ya no quedaba
nada. Papá y mamá ya se habían muerto. Hoy habíamos enterrado a papá y mi vida
parecía que se desmoronaba. Entré en la casa de mis padres, donde habíamos
crecido mi hermana y yo, donde habían pasado penurias y muchos momentos de
alegría. Habíamos sido una familia muy feliz. Papá y mamá habían sido un
matrimonio ejemplar y como padres, los mejores que podíamos tener. Toda su vida
habían estado pendientes de sus hijas y solo Vivian para su familia y sus
nietos, y entre ellos, no conocíamos ni una solo pelea, todo lo arreglaban
hablando, nunca se enfadaban, eran dignos de admirar y de copiar. Contemplaba
ese salón, donde solo unas horas antes papá había estado sentado. Su pitillo
aún estaba en el cenicero, a medio fumar, como era su costumbre, los ceniceros
llenos de pitillos a medio fumar...Papá...aún está el sillón caliente, qué
tristeza tan inmensa siento.. Y tú libro en el mismo sillón, encima de la manta
de cuadros que tú usabas para taparse. La Rebelión en la granja, de George
Orwell. Eras un gran devorador de libros. La casa tenía estanterías hasta por
el pasillo y en ellas aparecían libros de todas las clases, desde clásicos de
siempre hasta bets seller de los últimos años, aunque él se decantaba por los
clásicos. Pasé la mirada por su estantería y toqué tus libros...Zalacaín el
aventurero, de Pio Baroja...Confieso que he vivido, de Pablo Neruda...repasé
esa joya que nos habías dejado como herencia, tus libros. Y me senté en
el suelo a llorar desconsoladamente. Los echaba de menos y papá aún se acababa
de ir. No era capaz de pensar en la vida sin ellos. ¡Tanto como nos habían dado!
¡Tanto amor y cariño! ¡Tantas horas a nuestro lado cuándo los necesitamos!
Habían sido los mejores padres del mundo y los querríamos toda la vida. Nos
dejaban unos recuerdos imborrables e inmejorables. Al intentar levantarme del
suelo con los ojos llenos de lágrimas, se me había enganchado la chaqueta en la
tarina. La intenté desenganchar pero no era capaz, la tarima estaba un poco
levantada, por lo que saqué mi chaqueta y fui a la cocina por un cuchillo.
Intenté levantarla un poco y al hacer hueco me pareció ver algo debajo, por lo
que tiré de mi chaqueta y me puse manos a la obra a ver si había alguna
ratoncito debajo y ¡eso si que ya era muy serio! Cogí las herramientas de
papá y me puse a levantar la tabla. Para mí sorpresa, en cuánto levanté la
tabla me encontré con unas cajas de galletas muy antiguas. Estaban oxidadas,
llenas de polvo y telas de araña. Había 3 cajas. Y me pareció muy extraño que
mis padres guardaran algo debajo de una tabla. Abrí lentamente la primera caja
y aparecieron unos fajos de billetes, atados con un cordel. Había bastante
dinero, no podía calcular cuánto, ni entendía como habían guardado ese dinero
ahí. Ellos tenían su cuenta en el banco y nunca habían hablado de esconder
dinero en ningún sitio, es más, tú papá siempre te reías de los ancianitos que
escondían su dinero debajo del "colchón". Me estaba extrañando mucho
lo que estaba viendo. La segunda caja, contenía fotos, fotos antiguas y
modernas en las que salía mucho una mujer que yo no conocía y en
algunas...salía con papá. Grité y tiré todos sus libros al suelo, lo insulté y
chillé, lloré y seguí llorando. ¡Toda su vida había sido una farsa! ¡Era un
mentiroso! Cuándo me calmé, seguí mirando las fotos, en las que papá salía
sonriendo con esa mujer, y agarrados en muchas de ellas. Había tenido un
romance con esa mujer de muchísimos años, quizás desde recién casados. Porque
había fotos muy antiguas y las últimas de hacía pocos años.
Abrí la última
caja y me encontré varias cartas escritas. Eran para nosotros. Para sus hijas.
Con rabia y odio abrí la primera mientras con el móvil llamaba a mi hermana muy
alterada.
- Ven
inmediatamente a casa de papá, hay algo que no nos esperábamos. Ven rápido.
Abrí una de las
cartas, había varias, pero abrí una cualquiera.
"Queridas
hijas, si habéis llegado hasta aquí, ya sabréis que hubo otro amor en mi vida a
parte de vuestra madre. Tanto Elena, así se llamaba, como vuestra madre, eran
dos personas sin las que mi existencia no tendría sentido. Ana, se que ahora me
estarás insultando y llamándome cabrón. No, te equivocas. Déjame darte mi
última explicación. Conocí a Elena poco después de casarme con tú madre. Luché porque
ese romance no fuera adelante pero era amor y no podía hacer más de lo que
hicimos. Elena se fue a vivir a otra ciudad para que esto no siguiera, pero fue
imposible. En la distancia seguíamos queriéndonos. Pero yo también quería a tú madre.
Elena volvió años después otra vez aquí y aunque esos años no nos habíamos ni
llamado por teléfono, la llama seguía como al principio. Le expliqué a mamá lo
que me estaba ocurriendo y que lo mejor, era dejarla y marcharme con Elena. No
quería hacerla sufrir. Pero vuestra madre, dijo que no, qué el amor, podía ser
compartido. Yo podía amar a Elena y podía amarla a ella. Ella no era la dueña
exclusiva de mi corazón. Mi corazón se había dividido y ella lo entendía. Pero
no quería que la dejara. Por lo que llegamos a un trato. Yo vería a Elena
pero jamás, le hablaría de ella por respeto a vuestra madre. . No sé si sabréis
comprenderlo. No juzguéis sino queréis ser juzgadas. Sencillamente aceptarlo.
Porque os quisimos con toda nuestra alma vuestra madre y yo. Os quiero."
Grité asqueada y
entró mi hermana en casa. La pobre venía asustada y enseguida la puse al tanto
de lo acontecido. Nos sentamos a leer otra de las cartas.
“Hace 3 días que
se murió Elena. Le dio un derrame cerebral hace dos años y vuestra madre iba a
menudo a cuidarla al hospital. Estuvo estos dos años ingresada. Fue donde
vuestra madre la conoció. Sus miradas lo decían todo. Y mamá, que era la mujer
más buena del mundo, cuidó de Elena hasta el final de sus días. Sus miradas
eran cómplices y mamá le daba siempre la mano diciéndole que la entendía, qué
no tenía nada que perdonar. Vuestra madre la cuidó con todo el cariño del mundo.
He tenido la suerte, de vivir con dos personas que eran un ejemplo de sabiduría
y tolerancia. Os juro que peleé con todas mis fuerzas para que esta historia no
fuera adelante, pero no pude. Con el paso de los años, mamá me decía que así
estaba todo bien, Elena me daba una parte que ella no podía darme y ella me
daba otra que Elena no podía darme, aunque siendo sincero, las dos me daban lo
mejor, porque eran las dos mujeres más impresionante que jamás el mundo
conoció."
"Mamá
falleció hace una semana y me encuentro solo y abatido. Mis dos mujeres me dejaron
antes de que yo pudiera abandonarlas. Ellas eran más fuertes. Me enseñaron
mucho en la vida, a dar y no pedir a cambio, a respetar y amar sin límites.
Quiero que sepáis que esto, era con el consentimiento de vuestra madre. Jamás
puso pegas, ni malas caras cuándo sabía que venía de estar con Elena. Siempre
me recibió contenta y alegre como era ella. Odiarme si así lo creéis, pero
vuestra madre no lo hizo. Y para nosotros, vosotras fuisteis nuestro pilar,
nuestra base, erais nuestra vida. Os queríamos más que a nuestra propia alma.
Ese dinero, es lo poco que pude ir ahorrando para que hagáis con él un viaje
las dos hermanas juntas y habléis de esto y olvidéis odios. Erais
nuestras niñas y lo seguiréis siendo desde el más allá. Nunca nos juzguéis, no
sois quienes para juzgar algo que nosotros consentimos, y sobre todo, pensar
que os quisimos".
Había una carta de
mamá "Queridas mis niñas: quizás esto os sorprenda, pero fuimos muy
felices. Vuestro padre me amó con locura y yo consentía compartir su amor antes
que perderlo. Los 3 fuimos felices. No reprochéis nada y seguir amándonos como
lo hacéis. Para nosotros fuisteis lo más importante de nuestras vidas y eso es
lo único que os tiene que importarlo que yo dejara o no dejara hacer a vuestro
padre, eso forma parte de nuestra relación que en ningún momento os afectó a vosotros.
Y yo, decidí amarlo y no perderlo. Nunca os atreváis a juzgar a vuestro padre.
Fue el mejor padre del mundo. Permanecer juntas y unidas y seguir queriéndonos
aún cuándo ya no estemos. Con todo mi amor y con todo mi cariño. Mamá"
Un viento cálido
que no sabemos de dónde venía recorrió el pasillo de donde estábamos y un libro
se cayó al suelo, sin que lo tocáramos .Aprender a perdonar, de Jutta Burggraf.
Hicimos ese viaje
y hablamos durante días y días, con las fotos y las cartas en la mano. Y
llegamos a la conclusión de que las reglas de un matrimonio, las ponen ellos.
Mamá era sabedora de lo que papá hacía y lo consentía. Los motivos no los íbamos
a analizar porque como ellos bien decían, no éramos quienes. Papá y mamá se
habían ido y para nosotros habían sido los mejores padres del mundo. Y papá
había querido muchísimo a mamá, eso no hacía falta que lo dijera. Ellos, nos
enseñaron a perdonar o mejor dicho, a olvidar que había encontrado esas cajas,
porque nosotras, no éramos quienes de perdonar algo que habían ellos decidido
así.
A las mujeres hay
que quererlas, no comprenderlas. (Oscar Wilde)
Es fácil juzgar las vidas de los demás, tendemos a hacerlo con mucha facilidad.
ResponderEliminarBesos
Puedes creértelo o no, pero he terminado llorando. Me ha parecido una historia preciosa llena de respeto. Ojala todos fuéramos mas tolerantes. Nadie somos quien para juzgar a nadie. El amor es increíblemente hermoso. Un bessito cielo
ResponderEliminarSi ellos así lo decidieron, fueron felices y no afectó a las hijas, me parece perfecto. El amor es libre y generoso, en teoría...jajajajaja.
ResponderEliminarBesotes, buen finde!!
Menudo relato me estaba perdiendo.
ResponderEliminarLa verdad es que trato de ponerme en el lugar de las hijas y las entiendo.
Luego,desde la posición de esas mujeres,pues...acabas por entenderlas o al menos intentarlo, al igual que a ese hombre cuya honestidad era a toda prueba y le benefició.
Un acuerdo tripartito donde reinó la tolerancia y el amor,sentimientos que deberían arraigarse más en cualquier sociedad.
Magnífico y tan ameno que se hace suspiro.
Besos.
María... bien cierto.Si limpiaramos nuestra casita primero...mejor nos iría!!!!Mil besitos y mil gracias corazón!!!
ResponderEliminarMen...yo tampoco te miento cuándo te digo que escribiendola también se me nublaban los ojos,y..te puedo asegurar que es todo invención!Me alegra que te gustara,quizás sea una de mis preferidas también,aunque las primeras que escribí también me gustan mucho.Millll besitos y millll gracias men
Ion...pués...siiiiiiiiiii!!!!en teoría si.Y estas hijas parece que al final,quedaron con la mejor parte,eliminaron lo que no les gustó o..sencillamente lo aceptaron!!millllllllllllllll besitossss feliz fin de semana y............ graciasssss!!!
Marinel..yo iba escribiendo e iba entendiendo.Imagina una historia real así tal cual y comprendía todas las partes.Otra cosa es que fuera capaz de vivirla jajjajajajajaj.Millllll besitos y millll gracias
Madre mia mi niña, que historia!!
ResponderEliminarEn primer lugar decir que comprendo la reacción de las hijas, siempre es duro entender ciertas cosas, y mas cuando se trata de tus propios padres..
pero bueno, finalmente ellas entendieron que en una relación no solo es necesario ser dos.. a veces hay amor suficiente como para que existan tres en convivencia...
Personalmente, y esto ya es a titulo personal, creo que el amor no es único...
Hay personas que tienen tanto amor, que son capaces de amar a varias personas al tiempo... cada uno, como relatas en la historia, como al padre... aporta algo a tu vida, y es tan bello, tan importante que no puedes renunciar a eso...
Lo creo firmemente... doy fé.
besitos mediterráneos... mi niña..
Hola Midala, magnífico relato...lo cierto es que los hijos nunca deben juzgar a los padres, bueno, no deberíamos juzgar a nadie...esta historia, en la realidad ocurre con más frecuencia de lo que pensamos, pero aun así es impactante. Gracias por compartir tus amenos relatos. Recibe un fuerte abrazo.
ResponderEliminarhola Midala, que historia!!!ai fue bajo consentimiento, nada que decir. Cuantas parejas habran pasado por situaciones similares sin saberlo? no se que haria! Un abrazo
ResponderEliminarMidala, es un placer conocerte, gracias por seguir mi blog "Mensajes para el alma" y traerme a tu espacio, impregnado de historias maravillosas,
ResponderEliminar¡que buen relato!
Ya te sigo
Buen fin de semana
Ay, madre de mi alma, mi querida Midala, con ojitos del alma escribes, es lo más hermoso que te he leído. Se me ha hecho un nudo en la garganta al ver la intensidad e inmensidad del amor, porque creo todo es posible cuando de amor se trata, y nunca debe juzgarse al corazón cuando ama, aunque historias así las encontremos difíciles.
ResponderEliminarTe dejo un besote y mi deseo de un felíz fin de semana.
No sólo a las mujeres, a todos hay que querernos en definitiva.
ResponderEliminarInteresantísimo lo que plantea la historia. Sin dudas celebro el arrojo de esas tres personas que vencieron las barreras culturales hasta encontrar su forma de amor.
Creo que cualquier cosa decidida por personas mayores en el pleno uso de sus facultades para con su intimidad es inobjetable por los demás; y en un punto eso plantea la historia según mi óptica,
Felicitaciones Midala, has creado una historia lúcida y desprejuiciada, eso es hermoso,
Un fuerte abrazo.
Cuantas veces hemos juzgado injustamente?
ResponderEliminarY las que lo haremos aún.
Besos.
La sociedad está definida de un modo que los sentimientos a veces no siguen. Esas reglas, que todos pensamos que no deben sobrepasarse, no sirven para todo el mundo o para todos los momentos. Lo importante es no hacer daño o hacer el menos posible. Un abrazo Midala.
ResponderEliminarParece aquella pelicula de Maribel, resines y Mollá, "la buena estrella". Seguro que esta situación se ha dado en muchos casos, y la certeza de otro o de otra, la habrá en muchas relaciones.
ResponderEliminarGracias por pasarte por mi blog, estoy pasando los peores momentos de mi vida, y se agradecen esos gestos aun cuando no publico ninguna entrada. Gracias mil veces.
QUE HISTORIA TAB LINDA, TE HACE PESAR, COMENTAR, Y ALGO MUY IMPORTANTE, PENSAR, NADIE PUEDE JUZGAR A NADIE PORQUE PUEDE SORPRENDERSE, ¿QUIEN ES PERFECTO? Y NO SIGO, PORQUE SI PENSAMOS DETENIADAMENTE UYYYYYY. MILLLLLLLLLLL BESOS PRECIOSA
ResponderEliminarUn historia muy humana, hermosa. un amor compartido...difícil que se de, pero todo es posible.
ResponderEliminarRecogiste mi premio de los 1000 seguidores?
Con ternura
Sor.Cecilia
Me parece una historia preciosa!!! amor por los cuatro costados, AMOR en mayúsculas...una historia que se repetirá por ahí más de lo que pensamos, y que si no se repite más es porque tenemos la mente muy encorsetada en determinadas ideas.Porque no se puede querer a mas de una persona a la vez??? el ser humano tiene esa capacidad, se tienen muchos hijos y se les quiere a todos...se tiene padre y madre y se les quiere a ambos...porque no se va a poder amar a mas de una persona????por supuesyo que si...lo que nos frena son temas meramente culturales.
ResponderEliminarYo voto por el AMOR, sea como sea.
Besos nena y perdoname por no haberme podido pasar antes.
Increible relato; no se Midala cual sería mi reacción. Uno coloca a los padres demasiado alto sin recordar que también son humanos.
ResponderEliminarNo me animaría a juzgar, porque el respeto era lo primero, pero el dolor se sentiría.
Me atrapó la historia . Un beso
Historias de vida y de amor, que cada uno vive como mejor le sale. No hay manuales escritos para esto.
ResponderEliminarUn beso.
La falta de tiempo me impide daros las gracias a todos uno por uno, pero....lo sientoooo no os enfadeis conmigo pero no doy mas de sí!!parezco un chicle!!!os doy las gracias a toooodos por leer este relato que parece que os gustó bastante cosa que me alegra un montón,pues lo escribo cuándo tengo unos minutejos y los voy poniendo cuándo puedo.Millll gracias de todooo corazón a todos por leerlos y por comentar.
ResponderEliminarMe gusta esa última frase... quizás porque a veces no nos comprendemos ni nostras...
ResponderEliminarBesitos :)