La fabrica de los sueños

Era una de esas noches gélidas. Nevaba. La calle estaba con medio metro de nieve. Llevaba horas nevando y no parecía que fuera a parar de hacerlo. Mamá miraba por la ventana y pensaba que ya no podía retrasarlo más, que tenían que salír ya,nevara o no.Papá la miró enfurruñado y movió la cabeza. Fué al armario del pasillo y cogió mi gorro,mi bufanda y mis guantes. Me fué poniendo la ropa como si fuera una cebolla, un jersey encima de otro..y la chaqueta..encima el abrigo. Yo me fuí poniendo los guantes mientras contemplaba a mamá como se ponía la ropa de abrigo. Se caló un gorro de piel hasta casi la naríz y me dió la risa.

-Mi niña, ya no podemos esperar más, tenemos que salír ya. Es tarde y pronto cerrara la fábrica y tenemos que ir obligatoriamente hoy.- Yo sonreía viendo a mamá abrigada y agobiada porque había que salír con esa nieve y para mí era como si fueramos de excursión. Mamá cogió como siempre, un gran fajo de billetes y los metió entre los calcetines. Se puso las botas altas y las cerró. Ahí el dinero estaba a salvo.

Abrimos la puerta y entró un viento congelado. Mamá me dió la mano y apuramos el paso. La fábrica no nos quedaba muy lejos, pero el frío era intenso y hacía que el camino se hiciera más largo. Resbalamos varias veces y yo me reí mucho viendo a mamá como estiraba los brazos para no caerse,pero era inevitable la caída. A lo lejos, vimos la luz de la fábrica. Estaba muy alumbrada y emitía destellos de varios colores, rosa, azul, malva,naranja y verde. Se veía desde muy lejos por su inmenso colorido. Yo me puse muy contenta en cuánto ví que ya llegabamos. Me gustaba mucho ir a la fábrica. Pasamos por la puerta donde mamá puso su dedo indice y se abrieron las puertas. Y entramos en un mundo distinto. Ahí no nevaba y hacía mucha calor. Era todo colorido y alegría. Había payasos por todas partes y hadas y duendes. Globos y nubes de caramelo de colores. Todos los personajes de los cuentos que mamá me leía cuándo yo era pequeña estaban en la fábrica y yo corría de un lado al otro sin saber a donde ír.Había muchos niños con sus padres y todo el mundo estaba contento en la fábrica. Yo cogí un globo enorme de grande de color rosa, tenía un hada pintada y en la otra mano llevaba una nube de algodón de color rosa.Mamá se sentó a hablar con otra señora que también iba todas las semanas a la fábrica, mientras yo jugaba con mis amigas.

Mamá se acercó a la máquina y me llamó.

- Ari, ven, dime que quieres soñar esta semana cariño. Mamá ya escogió su sueño.-

Y metió el fajo de dinero en la máquina. Yo escogí soñar que era la protagonista de uno de mis cuentos preferidos. Y mamá, escogió como siempre, soñar con mi hermanito, que se había ido al cielo hacía 6 años. Por eso, todas las semanas, ibamos a la fábrica y mamá escogía siempre soñar con él. Después durante la semana estaba contenta y decía que le parecía que aún estaba aquí. Papá se enfadaba con ella y le decía algo así como que "afrontara la realidad," algo  que yo no entendía que quería decír. Pero mamá siempre quería escoger un sueño, siempre el mismo. Y mamá parecía felíz.

Los sueños, sueños son.

No puedes evitar que el pájaro de la tristeza vuele sobre tu cabeza, pero sí puedes evitar que anide en tu cabellera.

Proverbio chino