Nengué recogía las raíces de los geranios para llevárselos al jefe.
Era un trabajo que hacía con sumo cuidado y dedicación. Todas las mañanas,
antes de salir el sol, iba a recoger las raíces de los geranios y también del
jengibre. Era lo único que África aún conservaba, su naturaleza. Y Bissau,
decía que de ella se podían beneficiar muchas personas, ya que del extracto de
los geranios, había logrado extraer una pócima para calmar la tos. Y del
jengibre, sacaba un líquido que era muy bueno para calmar la piel quemada. Las raíces
las etiquetaban y en una libreta, iban poniendo los resultados de los estudios
realizados. Tenían una habitación repleta de papeles y de plantas. Pero no
tenían nada más. Poco podían hacer con los resultados de sus estudios....o
mejor dicho...bastante hacían con las pocas herramientas que poseían para hacer
adelantos en cuándo a enfermedades se refiere. Bissau tenía la costumbre de
cerrar con llave siempre la puerta donde tenía almacenadas sus recetas, que
eran cientos, formulas magistrales y recetas caseras para curar diversas
enfermedades. Bissau decía que podían vender las formulas a las grandes farmacéuticas
de Europa o América, de países donde fuera más fácil crear medicamentos. A
nosotros nos costaba mucho trabajo, porque poseíamos lo imprescindible para
vivir. El había conseguido hablar con una de las grandes farmacéuticas a nivel
mundial y decirle sus adelantos con diversas raíces de plantas africanas, y
quedaron de venir a realizar una visita para que nosotros les mostráramos lo
que teníamos.
Los días previos a
la visita estábamos muy nerviosos porque sabíamos que de ella dependía el que
nosotros pudiéramos vender las patentes de nuestras formulas y con ello conseguir
parte de dinero que nos ayudaría mucho en la labor de seguir recolectando raíces
y estudiando nuevas formulas y nuevas pomadas...nuevos medicamentos. Nos jugábamos
mucho en un país donde solo tenemos lo esencial para vivir, y cualquier extra
es recibido con júbilo y alegría.
El día de la
visita, aparecieron unos hombres muy bien trajeados a pesar del inmenso calor
que hacía. Hablaron con Bissau durante muchas horas. Yo los veía de lejos y
ellos solo tenían ojos para él. Escuchaban y anotaban y el día se les quedó muy
corto. Decidieron quedarse a dormir con nosotros y les buscamos un lugar donde
poder pasar unas noches. Durante días Bissau recorrió con ellos la selva y les
enseñó sus descubrimientos realizados con las raíces de las plantas, les mostró
los progresos que él solo había realizado y les enseñó la piel de la anciana
quemada por agua hirviendo, como había ido mejorando con la pomada que él
había logrado hacer. Bissau les enseñó su cuarto secreto y sus formulas...les
enseño sus anotaciones y sus raíces. Les mostró todo nuestro esfuerzo. Los
hombres anotaban y casi no hablaban. Bissau les dijo que quería venderles la
patente de sus últimos descubrimientos. Y con ese dinero poder seguir
investigando. Bissou había estudiado medicina y era un hombre culto. Pero
decidió volver a África para ayudar a su gente. Estas cosas eran habituales en África.
La gente cuándo lograba irse y tener unos estudios, decidía volver para ayudar
a los suyos. El pueblo entero le agradecía a Bissau todos sus esfuerzos. El
siempre tenía un plato de comida en cualquiera de las casas del poblado. Todos
nos ocupábamos de él y de esa forma le agradecíamos su esfuerzo.
Los hombres cedieron
marcharse y hablar con sus jefes sobre todo lo que Bissau les había comentado.
Quedaron en volver y darle noticias. Esos días Bissau estaba radiante pues
pensaba que serían buenas noticias y que por fin podría tener un laboratorio en
condiciones. Les vendería la patente a este gran laboratorio. A los pocos días
de la visita de los hombres blancos, el cuarto que tan celosamente guardábamos
con llave, apareció abierto y las recetas mágicas que se guardaban en carpetas,
no estaban. Las carpetas aparecieron por el suelo y todas las hojas se las
habían llevado así como las raíces de las plantas y las hojas de las flores con
las que con tanto esmero se había logrado hacer pomadas. Bissau entró en un
estado de locura. No hablaba y no comía. Decía que le habían robado todos sus
estudios la empresa farmacéutica más importante del mundo.
Pasó el tiempo y
Bissau y yo decidimos seguir con nuestra labor. De otros poblados nos
comentaban que ahora, había hombres blancos recogiendo raíces de plantas por la
selva. Un día, apareció en el poblado, un niño, que llevaba días y días andando
para poder traernos un periódico. Querían que lo viera Bissau.
LA FARMACÉUTICA
FLIMER LANZA AL MERCADO UN REVOLUCIONARIO TRATAMIENTO PARA LAS TOS A BASE DE
PLANTAS.
Efectivamente, era
nuestro estudio sobre las raíces del jengibre. Habían logrado la formula
gracias a nosotros. Y ahora vendían el jarabe para la tos a los países de
occidente y se harían millonarios a base de nuestro esfuerzo. Los enfermeros de
África se unieron todos a uno y denunciaron los echos.Entre 2006 y 2009 el
African Centre For Bio Safety investigó y descubrió en el continente 42 casos
donde se comercializaban o incluso patentaban productos o procesos basados en
recursos tropicales: sustancias vegetales, marinas o microorganismos
(bacterias, virus, hongos).
Entre ellos, por
ejemplo, una patente de sustancias extraídas de una esponja marina encontrada
en el océano indico, frente a la costa de Mozambique que supuestamente tiene un
efecto anti cancerígeno o una patente sobre cepas de virus potencialmente aptos
para vacunas obtenidos de muestras de sangre de ciudadanos de Camerún. Los
expertos estiman que son cientos de miles las muestras de plantas más o menos
analizadas.
La historia es inventada, pero los datos, son reales. Leí un articulo que me impactó, en el National Geographic y de ahí salió esta historia. La historia real, era muchisimo más impactante, por la cara dura y lo listos que somos con los más desfarorecídos.
Mídala, esto no tiene nombre porque de ponérselo no cabrían esas letras en un diccionario. A mi sí que me ha impactado tu escrito, pero es que sé que es posible y real también.
ResponderEliminarBesos y abrazos
Aplaudo tu relato y me sumo a tu reflexión, Midala.
ResponderEliminarMe alegra ver que te animas a volver, aunque tardes un poco más en hacerlo.
Un abrazo,
No es un relato, es aún más impactante, es LA REALIDAD. Lo que los blanquitos hemos hecho (y seguimos haciendo) con África -nuestro continente madre- dede el esclavismo, es un horror.
ResponderEliminarNo te puedes fiar de nadie.
ResponderEliminarEstoy bien, voy al fisio a que me hagan masajes en los pies y me han enseñado unos ejercicios para las manos y la rigidez de la mandíbula y estoy estupenda.
Cuidate mucho y piensa positivo! Mil besotesss!!
El capitalismo es frío, despiadado, hay muchísimas formas naturales con hierbas para sanar males de la gente. Pero a grandes intereses no les interesa que sean baratos.
ResponderEliminarUn abrazo Midala, ven cuando quieras que te espero con un café
PD: A propósito y ya que veo comentar a ion laos, yo estaba desahuciado por los dolores de espalda, hasta que encontré un médico reumatólogo que aplica el mismo, inyecciones naturistas, que me dan paz para seguir cada dos meses o más.Le deseo lo mejor para ella.
La realidad supera la ficción, y solo vemos la punta del iceberg.
ResponderEliminarPonerse a profundizar en ciertos temas es correr el riesgo de adentrarse en esas profundidades y no llegar nunca al fondo.
Qué buen retrato de una de las muchas injusticias que se van adueñando del planeta...
ResponderEliminarUn beso y feliz semana.
El capitalismo no tiene escrúpulos ni conciencia.
ResponderEliminarBesos.
Gracias amiga por esa historia real, sí conozco cómo trabajan los laboratorios, algunos no tienen escrúpilos
ResponderEliminarAsí es la vida.
Con ternura
Sor.Cecilia