Lola, había sido siempre una mujer de convicciones muy fuertes.
Acudía diariamente a misa e intentaba ayudar al prójimo. Eso mismo le había
enseñado a ella su madre y esas mismas ideas intentaba ella involucrarle a su
único hijo; Carlos. Pero Carlos no entraba por el aro. Carlos tenía sus propias
ideas, completamente opuestas a las de su madre, eso sí que no se podía negar.
Todo el pueblo sabía que la pobre Lola tenía una cruz con su hijo, pues no era
un hombre de provecho. Había estudiado mecánica de coches, pero para eso porque
se lo había ido enseñando su padre a lo largo de su vida, entre discusión y
discusión iban llevando los dos el taller que tenía Emilio, en una calle muy céntrica
del pueblo, a donde acudían todos los vecinos cuando el coche les daba algún
problema, porque lo realmente cierto es que Emilio era un hombre muy honrado y
trabajador, nunca dejaba nada para el día siguiente y las cosas las hacía a
conciencia. Hombre de pocas palabras y cariño, siempre preocupado por Lola y su
hijo, y por su taller, que era su segundo hijo. El quería que sus vecinos se
fueran de allí con el coche como si estuviera nuevo.
Emilio murió un día en un accidente en el
taller. El taller se incendió por causas desconocidas y fue imposible sacarlo
de allí. Se oían los gritos fuera y el hijo gritaba pero Emilio no pudo salir.
Desde ese día Carlos se quedó sin trabajo y dado su carácter arisco nadie se
atrevía a emplearlo a pesar de ser un buen mecánico, pues había tenido un buen
maestro.
Entre la muerte de su padre y las horas
muertas en las que pasaba su día a día...el carácter de Carlos cada vez era
peor. Se le dio por empezar a beber, en uno de los bares del pueblo hasta que
acabaron echándolo porque armaba escándalos con todo el mundo. A pesar de que
la gente aguantaba mucho por sus padres, y ahora mismo por su madre, Lola, que tenía
que sufrir mucho con ese hijo así y sola, sin su marido.
Lo que la gente no sabía es que Carlos el
dinero para beber lo conseguía a fuerza de golpes...golpes que le daba a su
madre para que ella le diera dinero. Lola muchas veces se resistía y él le daba
con verdadera fuerza. Lola...cuando por las noches en el silencio de su
habitación se desnudaba, veía su cuerpo lleno de moratones y lloraba de rabia y
angustia pensando en que su único hijo la pegaba. Ellos no lo habían enseñado
así y sin embargo su hijo se había torcido. La vida lo había ido torciendo y
ella no podía hacer nada para enderezarlo. Cada vez que le pedía dinero y ella
se negaba el se ponía a gritar y a darle patadas, diciéndole que
"para ir a misa todos los días si, pero para darle dinero a su hijo
eso no podía.". Le decía muchas veces que seguro que el dinero que tenía
ahorrado se lo iba a dar a la iglesia. Y ella contestaba que se lo daría a
quien le diera la gana. Eso equivalía a un golpe fuerte. Lola ya sabía cómo iba
a reaccionar ante cada contestación que le daba, y vivía con autentico
miedo....vergüenza...de que sus vecinos se enteraran de semejante horror...y
dolor...mucho dolor....
Últimamente Lola ya cuándo lo veía entrar
se agazapaba en el sillón, intentando encoger las piernas...y en la mesita de
al lado le dejaba 30 euros. Pero aún así...eso no le llegaba y le daba un
golpe, o en la cabeza o en el cuerpo, daba igual....la fuera no le dejaba
controlar a donde iban dirigidos sus golpes...ni la fuerza con la que los
daba...Lola se sentía vacía y sin vida, como si eso fuera ya la muerte. Muchas
veces hablaba con su marido y le decía que la fuera a rescatar...que no quería
seguir viviendo así....Ella ya sabía muy bien como tenía que hacer para que sus
vecinos no sospecharan del mal hijo que habían criado. Sus gafas de sol se hicieron
inseparables. Ella decía que por las cataratas...que le molestaba el sol. Y
siempre de manga larga.
Ese día Carlos llegó más furioso de lo
normal. Estaba muy exaltado y gritaba por toda la casa como un loco buscando
dinero. Lola estaba agazapada en la cama...no se encontraba bien hoy y no
quería levantarse. Carlos, acercó su cara a la de ella y gritando le pidió
mas dinero. Por su boca salía saliva y babas que manchaban la cara de Lola.
Lola estaba aterrada y Carlos al ver que no se levantaba a coger su dinero,
comenzó a golpearla con fuerza y odio. Cogió la lámpara de la habitación y le
golpeo con ella en la cabeza varias veces. Después, exhausto, se acostó a su
lado y se quedó dormido. Pero Lola ya había ido a reunirse con Emilio, los
golpes le habían destrozado su maltrecho cuerpo.
Si esta es vuestra
forma de amar, os ruego que me odiéis.
Ya me tienes aquí , leyendo tu relato.
ResponderEliminarLamentablemente nuestra sociedad está padeciendo una ola de maltratos a todos los niveles ¿Qué nos está pasando?
Hemos de luchar contra ello con todas las herramientas a mano, la primera la denuncia, antes de que nos maten.
Un abrazo
Sor.Cecilia
Triste pero cierto.
ResponderEliminarCon el amor que se cría a un hijo y lo que cuesta verlo crecer, para que luego acabe siendo tu verdugo.
Abrazos.
Precioso el relato, impacta, y asegura lo cierto que son algunas realidades.
ResponderEliminarUn saludo, sigue escribiendo
un mal hijo una madre se merese solo amor es la mujer que nos dio la vida
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