La misma sangre corre por nuestras venas...vivimos y aprendimos de
nuestros padres las mismas cosas...la misma educación...aprendimos el respeto y
el amor hacia los animales y hacia los demás....aprendimos a amar al prójimo.
Pienso que nuestra base era buena, nuestros padres se esmeraron en enseñarnos a
ser personas responsables y educadas. Los dos estudiamos una carrera, yo
derecho tú periodismo. ¿Donde te perdiste tú?. No lo sé...En el rencor de tus
sentimientos...en tú egoísmo y avaricia...en tú prepotencia y soberbia. Creía
que todo te pertenecía. Qué el mundo estaba a tus pies y todos debíamos de
girar en torno a ti.Tú debías de ser el eje sobre el que todo se movía, desde
tus padres hasta el resto de los que en algún momento te quisimos. Siempre nos
preguntaremos donde te perdiste...donde tú camino cambió...cuándo dejaste las
enseñanzas de tu infancia para adentrarte en el camino del mal, en el camino
del infierno.
Ahora voy recordando ciertos detalles que quizás me lleven a
pensar en donde te desviaste. Recuerdo el día que el gato del vecino te arañó.
Tú prometiste vengarte de él en medio de lágrimas. Aun no habíamos cumplido los
once años. A los pocos días el gato desapareció y nunca más volvió a saberse de
él. ¿Tú ya estabas detrás de eso? Ahora pienso que sí. Qué quizás ya lo
arrastrabas desde pequeño. Recuerdo cuando tenía 15 años y comencé a salir con
mi primera novia. Al poco tiempo me dejó. Dijo que era mejor dejarlo, que
éramos muy jóvenes, que tú tenías razón y que era mejor que viviéramos la vida
libres y sin ataduras. ¿Porque hablaste con ella?. No se que pasó en esa
conversación porque ella nunca me la desveló, pero ahora intuyo que algo pasó.
Algo más que una simple conversación de hermano mayor donde impera la cordura y
la sensatez. Cuándo salíamos con nuestras amistades tú tenías que ser el centro
de atención, siempre acaparabas a todas nuestras amistades, relevándome a un
segundo plano que a mi particularmente no me importaba, pero todos sabíamos que
tú estabas cómodo en ese plano, superior a todos.
El día que no nos dejaron entrar en la discoteca, te pusiste
furioso y la emprendiste a golpes con el portero. Nunca comprendimos aquella
reacción tuya y nos pareció desmesurada, pero fue el desencadenante de muchas
reacciones que ya dejamos de comprender. Siempre estabas metido en peleas y
follones. Yo intentaba taparte delante de papá y mamá para no preocuparlos,
pero cada día tus exabruptos, tú mala eduación y tus malas artes estaban ya en
cada paso que dabas en la vida. Debí de darme cuenta de que mi protección solo
hacía que fueras cada día peor. Las amistades comenzaron a alejarse, pero
pronto comenzamos la universidad y te fui perdiendo la pista. Tú tenías tus
propias amistades y yo por fin tenía las mías. Mi vida se volvió tranquila,
entre libros y amigos y por fin, una novia. Sonia. Ella fue la que conquistó mi
corazón y acaparó mis horas. Sería la madre de mis hijos. Era la mujer
perfecta. Varios años de noviazgo, en los cuales tú estabas poco presente, me
hicieron el hombre más feliz del mundo. Hasta que terminada mi carrera, y ya
con trabajo, decidimos casarnos. Un 11 de marzo quedamos todos juntos para
celebrarlo. Se lo íbamos a decir a papa y mamá. Sonia nunca apareció. Ahora sé
que tú la amenazaste, que tú le pegaste y le obligaste a alejarte de mí. Yo
nunca comprendí el porque me abandonaba sin explicación ninguna. El dolor y la
desesperación fue mi aliada durante muchos meses, en los cuales tú fuiste mi
hermano con letras mayúsculas.Tú estabas siempre a mi lado intentando hacerme
sonreír. Y la vida siguió su camino y nunca olvidé a Sonia. Sabía que se había
ido a trabajar a Lóndres, pero poco más. Nunca se volvió a poner en contacto
conmigo hasta ahora, que es cuándo se muchas cosas de ti, por los amigos...por Sonia...por
tus compañeros de universidad...pero ya es muy tarde.
Comencé a trabajar en un despacho de abogados y pronto demostré
que era bueno en lo mío. Y abrí mi propio bufete. Tú trabajabas para un
periódico importante y nuestros padres estaban muy orgullosos de nosotros. Un
día llegaste a casa y dijiste que te ibas a casar con una compañera, que ya
llevabais tiempo saliendo y que todo iba bien. Todos nos alegramos por ti. Lo
tenías callado y todo fue rápido. Te casaste un sábado lluvioso....como si presagiara
lo que iba a ocurrir. No le diste tiempo ni a ser feliz... esa misma noche la
mataste, la mataste porque no te gustó lo que dijo...o porque no hacía lo que
tú mandabas...qué más da. La mataste. Y con su muerte nos mataste a todos un
poco. Papá murió de un infarto dos días después. Y mamá está en un estado de
apatía...desesperación....depresión. Éramos hermanos, recibimos las mismas
raciones de comprensión, amor y respeto. Nos enseñaron lo mismo y tú...eres un
monstruo. Hoy sabemos mucho más de ti de lo que sabíamos y tú ya naciste malo y
perverso.
Cuando mejor es uno, tanto más difícilmente llega a sospechar de la
maldad de los otros.
Habia señales, pero el protagonista 8como nos pasa a todos) el amor fraternal no nos deja ver la realidad
ResponderEliminarMuy buen relato
Abrazos
Excelente relato....
ResponderEliminarSaludos