"Mi vida era un locura. Me pasaba el día corriendo de una ciudad
para la otra y siempre con prisas. No tenía ni tiempo para conocer la ciudad en
donde se hacía la reunión. Tenía y tengo un puesto muy importante en una
multinacional, pero ello conlleva el estar las 24 horas del día pendiente de la
empresa. Nunca me importó, ya que me apasiona mi trabajo, y tampoco tenía
grandes esperanzas puestas en una vida familiar, en unos hijos y un marido. El
tema no iba demasiado con mi forma de ser o quizás es que nunca había llegado
el momento de enamorarme verdaderamente. No tenía especial interés a pesar de
que mis padres me estaban siempre encima diciendo que querían un nieto. ¡Me
ponían los pelos de punta! Solo de pensar en verme viviendo con un hombre en mi
casa, y compartiendo mis rincones preferidos me aterraba. Y si a eso le sumamos
niños...peor me lo ponían.
Ese día, como todos los días, lo primero que hice fue llegar a casa y
pegarme una ducha bien caliente mientras encendía el ordenador para leer los
correos. Terminé de cenar y me puse a trabajar un rato, mientras encendía mi
twitter y mi facebook. Enseguida me entró una persona a hablar y preguntarme si
yo era fulanita de tal que había estudiado en no sé dónde. Muy típico. Miré su
perfil y no lo conocía pero me pareció alguien bastante absurdo, era una forma
de entrar muy poco original. Yo seguía a la mío, mi hermano había colgado unas
fotos de los niños y quería verlas. Cerré el ordenador en cuánto terminé con
todo y me acosté. Pero eso fue solo el comienzo. Todas las noches, esa misma
persona entraba en mi facebook y me dejaba un mensaje. A veces corto y escueto
y otras me contaba su vida en verso. Una noche terminé hablándole. Quizás por
pesado, quizás porque me daba pena o sencillamente porque no tenía otra cosa
que hacer. Y se convirtió en una cosa cotidiana. Hablar con Carlos pasó de ser
algo inusual, a algo casi imprescindible en mi vida. Carlos supo como
conquistarme y como poco a poco ir haciéndose un hueco en mi apurada vida. Solo
sabíamos nuestros nombres, Carlos e Irene. Y dos cosas más. Tanto su perfil
como el mío no eran reales. Yo sabía que él era de otro país distinto que el
mío, por su forma de hablar y sus expresiones. Con el paso de los meses fuimos
desenvolviendo un poco nuestras historias, pero lo justo para no agobiarnos. Éramos
de países distintos. Carlos estaba de cooperante en esos momentos de cooperante
en una ciudad conflictiva. Era médico. Y yo, era Irene, todas prisas y pasión,
todo nervio y agobio.
Cada noche hablábamos y nos contábamos lo que nos había ocurrido y lo
que había pasado de importante en nuestras vidas. El era un hombre valiente y
trabajador, con unas cualidades humanitarias tremendas. Me enseñó mucho en
pocos meses, y me mostró una vida opuesta a la mía, en donde el dinero y las
reuniones carecían de importancia y donde solo contaban los minutos y segundos
para salvar vidas. Carlos había pedido una excedencia en su trabajo, en un
hospital, para poder marcharse a países necesitados y operar sin descanso
durante días y semanas, me mostró la bondad humana en la que yo no creía y la
generosidad. Carlos pasó a ser alguien a quien admiré y después pasó a ser
alguien imprescindible cada noche...cada instante. Logró que cada noche ansiara
ir a casa y encender el ordenador. Logró que pensara en él las 24 horas del
día.
Le quedaban dos meses para terminar su excedencia en el trabajo y
pensaba estar ahí unas semanas más y ya marcharse a su ciudad, con los suyos.
Pero antes...haría una parada en mi casa, en mi vida. Vendría a conocerme en
persona. ¡Esto parecía una historia de película! Había conocido al hombre de mi
vida por internet, era increíble.
Una noche de tantas, encendí mi ordenador y mi cámara, y esperé a que
Carlos se conectara. Mientras me fui preparando la cena y contestando a mis
correos. Rutina, pura rutina diaria. Pero esa noche Carlos no apareció. Ni la
siguiente. Estaba todo el día ansiosa y nerviosa pensando que le podría haber
ocurrido. Y llegué a la conclusión de que algo malo había tenido que ocurrir.
La tercera noche, con mi ordenador encendido mucho antes de tiempo y esperándolo,
leí por internet las noticias.-
- Un cooperante llamado Carlos........tal tal tal....fue tiroteado
mientras realizaba su labor....bla bla
bla.................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................
Sigo encendiendo mi ordenador y esperando a Carlos, aunque sé que
nunca volverá. El dio su vida por ayudar a los demás y yo fui una privilegiada
al poder conocerlos. Con el tiempo fui asimilando el legado de Carlos. Lo
echaba de menos todas las noches, porque realmente me había enamorado de él.
Busque a su familia y fui a conocerla. Conocí su casa y a sus padres y
hermanos. Vi el hospital donde el trabajaba. Hice el recorrido que él hacía
para ir a su trabajo y me sentí cerca de él. Pero cuando realmente me sentía
cerca de él, era cuándo todos los años, en mis vacaciones, me iba un mes de cooperante.
Con el paso de los años, me fui dando cuenta de lo que una
conversación por un chat puede cambiar una vida. La mía se había puesto patas
para arriba y gracias a Dios. Hoy no soy tan simple, ni mi vida es correr por
las ciudades y acudir a reuniones aburridas. Hoy "dono" mi tiempo
libre en asociaciones que ayudan a los más necesitados. Porque sí, aunque
parezca increíble...tengo tiempo libre. El me demostró que sí se puede tener
tiempo libre, y puedo ayudar y mucho a las personas más necesitadas. Y tú... ¿que
haces por los demás?.......
- El hombre tiene la facultad de modificar su vida modificando su
actitud mental (William James)
Un relato realmente precioso....para reflexionar.
ResponderEliminarUn abrazote enormeeee!!!!!
Realmente impactante....
ResponderEliminarSaludos
muy buen relato. Me gustó mucho
ResponderEliminarfasinante el relato el amor llega no hay no hay que alejarlo hay que vivirlo tengo la experiencia de vivirlo 60 años con la mujer que Amo no lo cambio por todo el oro del mundo saludos
ResponderEliminarEMPIEZO A SEGUIRTE.
ResponderEliminarME GUSTA,TE SIGO
ResponderEliminarComo se suele decir todas las personas pasan por nuestra vida por una razón :)
ResponderEliminarD donde es el origen del relato
ResponderEliminar:-)
Inventado, de mi cabeza. Puede haber historias similares, por supuesto, pero esta es inventada como el resto del blog.
EliminarGracias por visitarme. Un saludo