Y en pleno siglo XXI, aparece una pandemia y nos desarma, y nos desborda, y
saca lo mejor y lo peor de nosotros. Los había que bajaban la basura
disfrazados para alegrar la vista de vecinos, y los que rezaban en las
ventanas, los que cantaban o tocaban algún instrumento. Y parecía que todos estábamos
unidos por un lazo. El lazo de la solidaridad. Por ti...por mi...y por los
demás. Y nos decían quedarse en casa y nos quedábamos sin rechistar. Y yo era feliz.
Tenía tiempo para mis hijos, para ordenar, cocinar,
descansar....independientemente del miedo y la preocupación. Pero todo cambió
cuándo pudimos volver a nuestros trabajos. Yo me había quedado sin él. La
empresa duró abierta pocos días y nos fuimos todos a la calle. Vivo sola con
mis hijos y esta nueva realidad se me hace muy dura. De pronto me vi haciendo
cola para recibir comida, sin poder comprar medicinas. La desesperación
comenzaba a hacer mella en mí ya que con dos hijos y sola no podía permitirme
el lujo de perder mi sueldo. Un buen día me llegó la carta del banco, la temida
carta. Si no pagas...fuera. Y el miedo se adueñó de mi cuerpo y de mi mente. Mi
jornada laboral se convirtió en 12 horas al día buscando trabajo. Llegaba a
casa agotada, desmoralizada y hundida. Y cogía mi carro y dos días a la semana
me iba a recoger a la iglesia la compra que allí nos daban. ¡Y cuánto lo
agradecíamos! Fruta y verdura. Ese día iba yo agotada, con el cuerpo machacado
y los pies doloridos de entregar mi curriculun por todas las partes de la
ciudad. Llevaba como siempre colgando de mi cuello un cartel en el que ponía
que buscaba trabajo. Se veía tanto por la parte de delante como la de atrás.
Visible para todo el mundo y llamativo. Estaba en la cola de la Iglesia y pasó
a mi lado una señora mayor. Se paró y me miró. Se acercó y me dijo que me hacía
una entrevista de trabajo. Yo vi en ese momento el cielo azul y despejado, era
la primera entrevista que me harían, y me daba igual de lo que fuera. Se sentó
en un banquillo y espero a que recogiera mis alimentos. Cuando terminé me
acerque a ella y le pregunté si le importaba que me sentara con ella o quería
hacer algo en especial. Hablamos del único tema. Coronavirus. Hablamos de
nuestras experiencias y vivencias las dos, y después de media hora hablando me
dijo si quería acompañarla a su casa y allí hablaríamos con calma. Vivía en la
zona centro de la ciudad. Yo iba arrastrando mi carrito con las verduras tan feliz
que se me veía por todos los poros de mi piel. Yo psicóloga en una empresa, no
tenía un mal trabajo, pero aceptaba todo lo que fuera. En un portal muy lujoso
entramos y subimos en el ascensor. La mujer abrió la puerta y me rogó que
dejara el carrito fuera y me desinfectara los zapatos. La casa era una casa
antigua remodelada, preciosa. En los techos había lámparas de araña
impresionantes. Los cristales deslumbraban. La decoración exquisita. Pasamos a
un salón inmenso y me hizo la propuesta. Sus hijos querían ingresarla en una
residencia y ella no quería. Ni en este momento ni en otro. Ella quería
envejecer en su casa. Necesitaba alguien que fuera con ella al médico, a la
compra, le ayudara a estar ágil mental y físicamente. Tenía una persona en casa
que le hacía la limpieza y le cocinaba, pero ella quería una persona a su lado
para hablar y que le acompañara cuándo salía. El sueldo era fabuloso, y el
trabajo nada apabullante. Llegó mi turno de hablar. Y creo que hable demasiado.
Le dije que tenía dos hijos, dos bocas que alimentar y vestir, una casa de la
que me tenía que marchar porque no me podía permitir pagarla, una carrera de la
cual no encontraba trabajo y una vida desmoronada. Lucía, como así se llamaba
la señora, me dijo si quería ir al día siguiente y probábamos a ver si congeniábamos
pero yo creo que ya lo habíamos hecho. Me despidió con un beso en la mejilla y
un mañana nos vemos. Y fue el comienzo de mi nueva vida. Lucía era una mujer
con clase. Educada y culta. Era fácil tener una conversación con ella de
cualquier cosa. El trabajo era muy fácil de hacer con una persona como ella.
Comíamos juntas y tomábamos el café en el salón, después salíamos a pasear. Con
los días comencé a llevarle sus finanzas ya que era una mujer con muchos pisos
de alquiler en el centro de la ciudad. Al finalizar el mes ya tenía el trabajo
perfectamente aprendido e incluso hacía más cosas de las que me correspondían
ya que era muy fácil trabajar con ella. Con el paso de los meses mis hijos
acabaron viniendo allí a comer con nosotras. Ella decía que le encantaría que
lo hiciera, ya que así a ella le darían vida y yo podría estar con ellos. Y...
¿sabéis como terminó esta historia? Nos fuimos a vivir los tres con ella.
Dejamos mi piso de alquiler y nos trasladamos a su casa. Tenía 6 habitaciones y
3 baños. Era todo perfecto...no me lo podía creer. El sueldo estaba igualado al
mío, ya que Lucía con el paso de los meses me lo fue subiendo ya que le hacía
tareas que no me había pedido. Llevo varios meses con ella y nunca una
convivencia se me hizo tan fácil. Mi sueldo integro lo ahorro. Sus hijos,
cuándo se enteraron se enfadaron mucho. Pero ella me contó que no le importaba,
que si no venían a verla mejor. Que solo les interesaba el dinero. Antes nunca
la visitaban, tan solo para pedirle dinero prestado. Y la última
novedad...ingresarla en una residencia. Somos muy felices todos. Los niños llenan
la casa de alegría y vida, Lucia es una de las mejores personas que conozco y
no echo de menos mi trabajo anterior. En cuánto se pueda viajar ya les prometió
a los niños llevarlos a la playa. Nos iremos de vacaciones. A donde...es
sorpresa!!!. Mí vida es perfecta. Cocino, a veces plancho, llevo la economía de
sus finanzas, voy con ella al médico y sé lo que tiene que tomar y estoy
pendiente de su salud. Mis hijos son felices y yo también. Y a Lucía la hacemos
feliz. Fue un ángel en medio de mi desesperación y solo quiero hacerle la vida fácil y felíz. Bendito virus....en mi gran tormento y desesperación...le tengo que "dar las gracias" en ese sentido. Mi vida se ordenó...tiempo para mis hijos...para hacer felíces a los demás y a mi misma. Este virus vino a enseñárme que la vida son dos días, que nos protejamos y protejamos a los demás y que intentemos ser felices.
Seguidores
domingo, 11 de abril de 2021
BENDITO VIRUS
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Hola, he leído varios de tus relatos y alguno de ellos me ha encantado, mi nombre es Juan y un día a la semana tengo un programa de radio como voluntario sin remuneración en una emisora municipal de una ciudad pequeña, con un alcance corto y me gustaría saber si tendrías inconvenientes en que yo leyese alguno de tus relatos a mis oyentes, yo también suelo escribir algunos relatos cortos, sobretodo de humor o suspense ,pero no tengo la experiencia que tienes tu , aunque la verdad es que me los trabajo ,con efectos de sonido y distintas voces ,a veces utilizo algún familiar sobretodo femenino ya que me es difícil imitar la voz de mujer, los suelo grabar en casa y luego los pongo en la radio, pero las ideas se me van acabando y he pensado que quizás podría poner alguno de los tuyos si no te importa ,siempre indicando su origen y el nombre de la escritora. Espero tu respuesta y gracias de antemano sea cual sea tu respuesta.
ResponderEliminarHola, he leído varios de tus relatos y alguno de ellos me ha encantado, mi nombre es Juan y un día a la semana tengo un programa de radio como voluntario sin remuneración en una emisora municipal de una ciudad pequeña, con un alcance corto y me gustaría saber si tendrías inconvenientes en que yo leyese alguno de tus relatos a mis oyentes, yo también suelo escribir algunos relatos cortos, sobretodo de humor o suspense ,pero no tengo la experiencia que tienes tu , aunque la verdad es que me los trabajo ,con efectos de sonido y distintas voces ,a veces utilizo algún familiar sobretodo femenino ya que me es difícil imitar la voz de mujer, los suelo grabar en casa y luego los pongo en la radio, pero las ideas se me van acabando y he pensado que quizás podría poner alguno de los tuyos si no te importa ,siempre indicando su origen y el nombre de la escritora. Espero tu respuesta y gracias de antemano sea cual sea tu respuesta.
ResponderEliminarHola, he leído varios de tus relatos y alguno de ellos me ha encantado, mi nombre es Juan y un día a la semana tengo un programa de radio como voluntario sin remuneración en una emisora municipal de una ciudad pequeña, con un alcance corto y me gustaría saber si tendrías inconvenientes en que yo leyese alguno de tus relatos a mis oyentes, yo también suelo escribir algunos relatos cortos, sobretodo de humor o suspense ,pero no tengo la experiencia que tienes tu , aunque la verdad es que me los trabajo ,con efectos de sonido y distintas voces ,a veces utilizo algún familiar sobretodo femenino ya que me es difícil imitar la voz de mujer, los suelo grabar en casa y luego los pongo en la radio, pero las ideas se me van acabando y he pensado que quizás podría poner alguno de los tuyos si no te importa ,siempre indicando su origen y el nombre de la escritora. Espero tu respuesta y gracias de antemano sea cual sea tu respuesta.
ResponderEliminarHola, he leído varios de tus relatos y alguno de ellos me ha encantado, mi nombre es Juan y un día a la semana tengo un programa de radio como voluntario sin remuneración en una emisora municipal de una ciudad pequeña, con un alcance corto y me gustaría saber si tendrías inconvenientes en que yo leyese alguno de tus relatos a mis oyentes, yo también suelo escribir algunos relatos cortos, sobretodo de humor o suspense ,pero no tengo la experiencia que tienes tu , aunque la verdad es que me los trabajo ,con efectos de sonido y distintas voces ,a veces utilizo algún familiar sobretodo femenino ya que me es difícil imitar la voz de mujer, los suelo grabar en casa y luego los pongo en la radio, pero las ideas se me van acabando y he pensado que quizás podría poner alguno de los tuyos si no te importa ,siempre indicando su origen y el nombre de la escritora. Espero tu respuesta y gracias de antemano sea cual sea tu respuesta. Email junbau@hotmail.es
ResponderEliminarSi no le importa,me manda un mensaje y hablamos por privado le parece?? Mi email es midalalopez@yahoo.es, pero ya le digo que sin problema, solo me gustaria saber más cosas por eso me gustaría hacerlo por privado Juan. Para mí es un placer y un honor, que me lean, que opìnen, y que cuenten conmigo. Muchisimas gracias. Espero su correo.
ResponderEliminarMuchos virus se han instalado en estos tiempos, que los historiadores han llamado postmodernidad, y los hemos dejado pasar sin inmutarnos. Uno de ellos el neoliberalismo, más cruel que el coronavirus, porque ha matado lentamente la esperanza de una sociedad más humana e inclusiva. El coronavirus, es una secuela del capitalismo más cruel de la historia: el especulador de la moneda de esta postmodernidad neoliberal. Un abraz. Carlos
ResponderEliminar