Mamá siempre me llamaba mi gordita. Ya desde pequeña lo único que oía era la palabra gorda. Me acomodé a ser gordita y felíz. Comía lo que quería y lo que me daba la gana. No tenía límites. Todo me gustaba y era muy agradecida. Nunca ponía pegas a una comida, me daba igual una tortilla que un filete.
Mi gran problema fué cuándo empecé a tener conciencia de que en el colegio me estaban insultando. Me llamaban gorda, ya no mi gordita. Ya era una gorda asquerosa, nadie se acercaba a mí por que decían que daba asco. No tenía amigas, era el hazmereír de la clase. Si yo decía algo, ya me estaban todas gritando " gorda, tú cállate asquerosa ". Yo no podía entender el porqué de las risas. Yo sabía que era distinta a ellas físicamente, pero...después...nos gustaban las mismas cosas...queríamos hacer lo mismo... Adela, era la que más se metía conmigo, no me dejaba tranquila. Yo a veces, me metía en los bañós del cole, para poder llorar, pues me perseguía por todo el patio y las demas niñas se reían y se unían a su voz de "gordaaaa, gordaaaa". Adela era la cabecilla del grupo y la inspiradora de todo tipo de "piropos" hacia mí. A ella le encantaba que todas las demás niñas la siguieran gritando su canto de guerra "gordaaa, gordaaaa" . La crueldad infantil a veces no tiene limites.
Pasaron los años y me convertí en una mujer preciosa y...delgada. Pero lo mejor, no era mi fisico impresionante. Hice derecho y me hice juez. Mi carrera iba cada día mejor y yo era una mujer muy felíz. Me había costado mucho esfuerzo llegar a donde estaba, tanto fisicamente como en mi carrera. Tanta burla había herido mi amor propio y ya desde pequeña me propuse ser lo que la sociedad quiere, una mujer delgada, pero yo también quería ser una mujer con estudios y culta. Y a ello dediqué muchas horas. A mejorar mi imagen y a terminar mis estudios. A Adela yo le debía mucho sufrimiento pero también le debía lo que hoy era. Gracias a sus insultos infantiles yo había llegado hasta donde estaba ahora!!!
Un día tenía un juicio. Entró una mujer obesa. Demacrada, descuidada. Creí reconocer en ella la cara de una antigua "amiga". Era Adela. ¿Era la hora de la venganza?...
Todo lo que hagas por depecho, estará mal hecho.
No merece la pena vengarse, la vergüenza que pasaría la otra tuvo que ser peor para ella.
ResponderEliminarBesos
Seguro que no porque la ex-gordita tiene un corazón de oro y el sufrimiento que pasó le hizo tomar conciencia de que ella jamás haría sufrir a los demás. ¿Me equivoco?
ResponderEliminarPones siempre en tus escritos a unos personajes muy especiales y llenos de sentimientos. Me gustan.
Brisas y besos.
Malena
Gracias María.La venganza nunca lleva a ninguna parte o...eso me parece a mí.Procuro dejar el final para que vosotr@s podais poner el que más os guste.Besitos y gracias
ResponderEliminarGracias Malena por pasarte por aquí de nuevo.Si, el final es ese Malena,o por lo menos,el que a mi me gustaría poner.Era suficiente con ver su vida desperdiciada y de la persona que tanto se reía era una mujer de "provecho". Y si Malena..los personajes suelen ser entrañables,es cierto,los primeros sobre todo. Mil gracias y mil besos
ResponderEliminarEstoy seguro que esa mujer es más consciente que sus "amigas", y apuesto a que -aunque la autora lo deja abierto- no tomará venganza.
ResponderEliminarLa mecánica fabular se desliza desde la ternura, la crueldad, el dolor y la heroicidad. Todo un abanico de emociones que zangolotean al lector.
Mil felicidades.
Gracias Julio,por pasarte por este blog,tan distinto al otro,y en el que ya puedo escribir sin que me ate nada. Gracias por tus preciosas palabras dedicadas a un relato que yo intento hacer tierno y sensible.A veces,dejo abierto el final para que vosotros mismos lo pongais,pero dejo intuir cuál será.Mil gracias y mil besos .
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