Seguidores

domingo, 26 de junio de 2011

Vamonos mamá

Carmen recogía su casa en silencio. Añoraba a su marido y la que había sido su vida hasta hace dos años. Las cosas las iban haciendo entre los dos, sin molestar a nadie, a pesar de su edad. Alfredo se pasaba la mayor parte de su tiempo en cama o en el sillón, pero Carmen era felíz llevandole el café con sus pastitas, o el periódico. Veían la televisión juntos, de la mano, como cuándo eran jovenes. Y es que ahora tenían todo el tiempo del mundo para dedicarselo el uno al otro. Alfredo estaba enfermo y Carmen sufría mucho por ello. Le había dado un ictus, y una parte de su cuerpo no la podía mover. Pero ella lo cuidaba con todo el cariño del mundo. Nunca lo dejaba solo. Hacía los recados cuando él dormía. Y un día, cuando llegó a casa, no se había despertado. Alfredo se había dormido para siempre y la había dejado sola. Su compañero de fatigas,de risas y lágrimas la había abandonado.

Ahora recogía su casa. Pronto vendría su hijo a buscarla. Decía que no podía estar tanto tiempo ella sola en casa, que necesitaba estar con gente de su edad, relacionarse...Pero a Carmen poco le importaba relacionarse con la gente de su edad. Todo eran desdichas y desgracias, dolores y llantos ahogados en la garganta. Ella había tenido una vida muy feliz y plena. Se había dedicado a su familia las 24 horas del día. Sin reproches. Sin amargura. Era su vida y así era felíz. Sus hijos habían crecido en un hogar donde la alegría siempre estaba presente a pesar de lo duro que había sido poder salír adelante. Recibían el cariño de sus padres a raudales. Realmente habían sido muy felices.


Carmen está de luto desde hace dos años. Coge su bolso negro y por fín se aventura a salír de su casa.

Carlos, su hijo, la está esperando en el coche impaciente.

- Vamonos mamá, vamonos. No tengo todo el tiempo del mundo, tengo dentro de una hora una reunión, y comida con unos clientes. Hoy es un día apurado. Vamonos mamá.


 Y...emprenden el camino hacia el geriátrico.


Tus hijos harán contigo, lo que tú hicieres conmigo.

6 comentarios:

  1. Odio los geriátricos, creo habértelo dicho ya. Y odio a esos hijos que, sin motivos de peso, condenan a sus padres a terminar sus días en ellos.

    Besos

    ResponderEliminar
  2. Sí Maria, pero son el gran negocio. Fijate..estan todos llenos. No hay sitio para nadie.Vivimos en un mundo donde muchas veces, olvidamos las cosas más esenciales.Muchas veces,el motivo de peso,es sencillamente la comodidad, la falta de valores...en fin,no quiero lanzarme de lleno,por que me toca muy de cerca.Besitos y gracias Maria

    ResponderEliminar
  3. ¡Ay, lo veía llegar, lo veía llegar! ¿Quién crea y cría a esos desalmados y mal agradecidos? Ciertamente fotografías una época decadente, deshumanizada y mediocre.
    Como siempre, tu lector se va complacido.
    Felicitaciones.

    ResponderEliminar
  4. jajajjajja me tienes pillada ya!!!!!!en fin.. voy a tener que intentar cambiar el chip para sorprenderos por que veo...que ya vais intuyendo jajajjajajaj.Me seia muy dificil ponerme en plan malo pero...prometo intentarlo!!!besitosss y mil gracias!!

    ResponderEliminar
  5. Mi querida Midala: Es una verdadera tragedia pero así es la vida en las grandes ciudades en las que el tiempo es escaso y no dispones de tiempo ni para ti. El que pueda tener una señora de compañía no tendrá necesidad de ir a un geriátrico pero no todas las personas tienen el dinero para pagarla.

    Es un escrito muy realista desgraciadamente.

    Brisas y besos.

    Malena

    ResponderEliminar
  6. Si Malena, en las grandes ciudades y en todas partes,me esta dando a mi la sensación que no tiene la culpa la vida de las grandes ciudades, tan solo la conciencia de la gente, buscar su comodidad y bienestar y...el resto...no importa!¿que mas da que tus padres esten solos?es igual,ya se apañaran.En fin...espero que siempre quede una persona con corazón al lado de los abuelos para poder atenderlos.Besitos Malena y muchas gracias por pasarte por aqui!

    ResponderEliminar

Deja tú opinión, me ayudarás a mejorar. Habla ahora...es tú momento y tú espacio. Te estaré muy agradecida sea cual sea tu opinión. Adelante!!!Atrévete!!!