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viernes, 29 de julio de 2011

ANGEL DE LA GUARDA

Estaba triste y abatido, este revés de la vida no lo iba a poder superar nunca. Se había ido su  mujer, había sido su amiga y su amante, su compañera de risas y lágrimas, habían compartido juntos 50 años en común y tenido 5 hijos. Antes de morir, le "ordenó" salir a la calle, que no se quedara en casa como si fuera ya un abuelo mayor, que saliera al jardín para ver jugar a los niños, que a ellos les gustaba mucho hacerlo. Juan, cumplía su promesa cada día. Llegaba al mismo banco donde se sentaba con ella y la añoraba. Esa mujer tierna y alegre que había sido su Matilde, amante de su familia y de sus amigos, lo había dejado en el tramo final de su vida. Ella se había ido primero, dejándolo cojo y manco sin su presencia.

Se sentó a su lado una anciana con un libro. Mercedes, así se llamaba, iba todas las tardes al jardín a leer. Ella conocía de vista a ese señor y a su mujer, pero ya llevaba unos meses viéndolo solo, por lo que se imaginó que su mujer había fallecido. Decidió hacerle compañía y se sentó a su lado.

- ¿Oiga, me podría decir el título del libro? Hoy cogí el primero que me salió de la estantería. Será releído de nuevo.

- Claro que no me importaría decirle el título del libro si llevara las gafas encima pero como no las llevo, no se lo puedo decir.

A Mercedes le dio un ataque de risa y le dijo que malo era no llegar a viejo, pero llegar con estos achaques hasta se hacía divertido. Mercedes era una mujer muy vital, con una energía tremenda a pesar de sus 86 años y un sentido del humor espectacular.

- No vemos... no oímos y si nos sacamos la dentadura postiza parecemos todos unos clones.- Reía Mercedes.

José, reía a carcajada, pero no sabía si esa buena mujer era una loca o sencillamente vivía la vida con alegría.

Pasaron la tarde en el jardín, ella le contaba sus peripecias con su auto, porque ella conducía y José se mataba de la risa, imaginándosela sin ver y sin oír, pero conduciendo un coche. Lo contaba todo con una gracia y olé que tenía la buena de la mujer...Ya no recordaba las señales de tráfico, pero ella seguía cogiendo su cochecito para ir a sus recados. Iba despacito, eso sí, así evitaría accidentes, decía ella toda llena de razón, cuándo no sabía los que podría haber provocado con su lentitud!!! La tarde fue  muy agradable y José volvió a sonreír.

Todas las tardes esperaban el uno por el otro para contarse sus batallas matinales, sus quehaceres diarios y sus lastimas de enfermedades. Mercedes se reía muchísimo. Era una gran mujer y muy divertida. José estaba encantado de estar con ella, pues hacía más llevadera la pérdida de su esposa. Todas las tardes bajaba al jardín, esperando encontrarla para hablar de sus batallas.

Pero un día de invierno, Juan no se presentó a la cita, ni al día siguiente, ni al otro. Mercedes pasó unos días muy tristes pues le había cogido cariño. Lo esperó un mes sin ningún resultado y pensó lo peor; entonces, miró al frente...vio lo que había, y se acercó a un ancianito que estaba sentado en un banquillo solo.

-  Caballero… ¿Me podría decir el título del libro? .Hoy cogí el primero que me salió de la estantería. Será releído de nuevo.

Todos tenemos un ángel detrás de nosotros. Nuestra misión es encontrarlo!!! Midala, 1961-2........:):):)


10 comentarios:

  1. Me ha encantado la narración. Me gustaría pensar que es cierto que tenemos un ángel de la guardia y que solo es cuestión de encontrarlo.

    Un abrazo.

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  2. Me alegra muchiiiisimo Emilio!!!Me encanta que os encante!!!!!Y sí...yo creo que todos tenemos un ángel detrás nuestra.Yo el mío lo encontré hace muuuchos años y se perfectamente quién es. Vela por mi risa y por mi salud,la tengo pegada a mis talones las 24 horas del día,es mi hija.Un besitooooooooooooooooooo

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  3. Es muy tierno, me los imaginaba ahí, en el banco, a los dos sentados contándose sus batallitas y compartiendo ese tiempo con el que, de otro modo, no sabrían qué hacer y la verdad es que emociona.

    Besos

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  4. ¡Maravillosa historia, Midala! Despliega ternura y sensibilidad. Es verdad ¡un ángel! Ese "angel", que tienen ciertas personas, que iluminan con su presencia y su palabra. ¡Aquí encontré uno: se llama Midala! Un beso enorme y felicitaciones !!!!

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  5. Me has conmovido Midala. Es cierto, yo también creo que todos tenemos un ángel que cuida de nosotros, sólo tenemos que creer en ello.

    Mercedes aliviaba la soledad de los demás y la suya propia, y además incansable, sin sentirse derrotada por la pèrdida. Excelente Midala! Plas, plas, plas!

    Buen finde y muchos besotesss!

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  6. Si María, yo también los imagino así..Mil besos y mil gracias

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  7. jajajjajajajaja Diana...disto mucho de ser un ángel!!!!!Pero creo que todos tenemos a alguién detrás..a veces sin que no demos cuenta, y podemos tardar toda una vida en percatarnos de ello...pero si buscamos...lo encontramos!!!!!!Milll besos y mil gracias

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  8. Gracias Ion, me alegro de que te gustara y te resultara tierno.La gente de edad avanzada produce esos efectos, ternura y quizás compasión...Millll besoss y mil gracias

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  9. Un gran encuentro de Mercedes en tu relato, amiga mía, pura vitalidad, optimismo y solidaridad. Una historia tierna y esperanzadora.
    Te felicito y abrazo.

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  10. Me alegra de que te gustara Julio. Mercedes parace alguién especial!!!!Muchos besitos y muchas gracias!!

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