La vida que me tocó vivír

No me puedes entender...o no quieres...me criticas y hasta te ríes de mí...me siento sola y asqueada. No teneis compasión...os creeis que estas cosas se hacen para hacer la gracia, cuándo gracia...no tiene ninguna.

Ojala pudiera ponerte en mi lugar y ver que tú vida no te pertenece. Qué la gobiernan una seríe de sensaciones y sentimientos que ni tú mismo conoces cuándo llega el momento. Es mi vida y se que la estoy desperdiciando, pero también se que hice todo lo posible por encontrar una salida. !Maldita sea una y mil veces!. ¿os creeis que a mí no me gustaría estar como estais vosotros en la calle....cenando con unos amigos...o paseando...o haciendo footing? Daría mi vida entera.Pero no quereís comprenderme, pensais que desperdicio mi vida porque quiero, parece que no entendeis mi sufrimiento ni mi agonia.

Pero mi vida transcurre entre estas cuatro paredes. Tengo agorafobia.No puedo salír de casa y vosotros lo único que haceis es reprocharme que soy una cuentera ...Ayer abrí la puerta de casa ...solo abrirla....tan solo pensar que ya estaba casi fuera....las emociones se descontrolan y el pánico se mete por todo mi cuerpo. Una vez cerrada la puerta.....vuelve la paz...

Os sigo contando mi historia pero darme un minuto, me parece que mi madre quiere entrar en casa.

- ¿Mamá eres tú? -

Noto que andan en la cerradura y empiezo a asustarme. De pronto, se abre la puerta y entra un encapuchado, con un cuchillo en la mano. No habla, no dice nada, tan solo me mira y me hace un gesto para que me separe.  Le dejo entrar en la casa y se va a mi cuarto, lo oigo revolver y tirar cosas. Yo estoy sola en la entrada. Petrificada. Sin poder escapar. Solo tengo que dar dos pasos y salgo de mi casa y del peligro del atracador. Sudo y tiemblo, intento relajarme y no dejar pasar más tiempo, debo de salír. Me tiemblan tanto las piernas que no puedo andar, pero de un salto....salgo corriendo de casa y empiezo a gritar!Bajo las escaleras y llego al portal....sigo corriendo....sigo corriendo en plena libertad.

En la habitación, Eduardo, cuñado de Ana, se saca la máscara que lleva puesta y le dá un ataque de risa. Eduardo, es sicológo y sabía que la única forma de curar a su cuñada, era exponiendole a su propio miedo.

"Es muy complicado no importa que me esconda siempre algo me conecta a ti"