Yo soy más fuerte

Ella gritaba cada vez más fuerte y con desesperación. El, la contemplaba abstraido, como si el tema no le importara.

- Por favor sacamela, sacamela, sacamela no puedo verla! ahora son más por favor haz algo!

Ella se agitaba como si convulsionara, se daba golpes en su cabeza contra la pared. Tiró un espejo y se clavo un pequeño cristal en la mano. El seguía impasible, contemplando la situación pero sin mover un dedo.

Se tiró en el suelo y comenzó a sacarse la ropa gritando y tirandose del  pelo, que tan solo hacía unos meses, había sido muy hermoso. La casa estaba revuelta, había basura por todas partes y las camas estaban sin hacer, las sabanas tiradas por el suelo y la ropa había llevado el mismo camino. Se fué derecha a la ducha dandose golpes con las paredes y tambaleandose.Cuándo empezó a correr el agua cerró los ojos, pero seguía viendo la misma visión, las arañas le subian por el cuerpo y cada vez había más. Su cuerpo estaba lleno de arañas, que ya empezaban a penetras por su boca y su nariz.

-No puedo respirar por Dios haz algo por favor, que me muero!!. Lloraba y gritaba a la vez. Con su cabeza, comenzó a darse golpes en la pared hasta que la sangre no la dejaba ver.

Entonces él se levanto, se acercó a ella y le dijo tranquilamente.

- Sientate.

Ella se sentó en el suelo y sus ojos lo miraban implorando ayuda. Estaba mojada y sudando, con chorretes de sangre por la cara y los ojos parecía que salían de sus cuencas.

- Nunca debiste de empezar con esto, ahora tienes el mono y la única forma de no sufrír es inyectandote ya sabes qué.

Mientras lo decía, el iba preparando la inyección.

- Te avisé que esto era muy jodido, que no seríamos capaces de salír una vez que entraramos. Tú querías probarlo todo como siempre...y ahora miranos...somos dos despojos, no somos nada.

Ella lo contemplaba en silencio pero solo miraba para la aguja.

- Yo no soy un despojo...yo puedo dejarlo cuándo quiera...soy mas fuerte que ella

Y dicho esto, se dirigió corriendo hacia la ventana que estaba abierta y no se lo pensó dos veces

"La vida es demasiado corta para dedicarse al ajedrez."

Lord Byron (1788-1824) Poeta británico.