La Reina contemplaba como su país se iba desmoronando y buscaba la
forma de hacerlo resurgir. Había sido un país prospero y rico, habían
adelantado en 10 años lo que a otros les hubiese costado 20, pero ellos con
fuerza y tesón habían logrado la envidia de muchos. su pequeño país era motivo
de exclamaciones y envidias.
- Rayos y truenos,
como ese pequeño país es tan prospero y el nuestro se está quedando atrás! Tenemos
que prosperar, tenemos que ser mejores que ellos recorcholis!
La Reina Madre era
la que estaba al frente del país. Después estaban las pequeñas familias, la
familia bantú, la familia esquimal, la familia india, la esquimal...la
mexicana...la china...la árabe...la tirolesa....Entre todos habían puestos sus
normas para que el país prosperara, y por supuesto, cada uno tenía su trabajo. El
país era prospero y rico por lo mucho que habían trabajado, por lo bien que la
Reina había logrado mandar en su país, donde las leyes se cumplían a raja tabla
y donde no había maldad ni desorden. Todos querían lo mismo, trabajo, vivir
tranquilos y una serie de comodidades que la Reina les había prometido si el
país era uno de los más prósperos. Todos intentaban cumplir con sus que haceras
encomendados para que de esa forma, la Reina, les concediera más derechos.
El problema había
surgido cuándo la Reina se empezó a ver cansada y mayor, y puso a su lado a una
de las familias para que le ayudara, una familia por supuesto, de toda
confianza.
Pronto empezaron a
llegarle a sus oídos quejas, de que la familia en cuestión, les pedía un canon
al resto por ayudar a su Reina y si no, les quitaba derechos adquiridos. En un principio
las familias fueron pagando y la familia en cuestión se hizo millonaria en poco
tiempo, mientras las otras comenzaban a perder una buena parte de su
patrimonio. El país comenzaba a resentirse y la Reina comenzó a estar
preocupada sin saber el motivo, pero el país se estaba hundiendo.
Un día que la
Reina estaba postrada en la cama, vino a verla la hija bantú y le comentó que
la familia que tenía ayudándola en estos momentos tan delicados para ella, se
estaba aprovechando de todo el país. Se había enriquecido a costa de todos los
demás. El resto de las familias habían perdido todo sus bienes ahorrados y el
país estaba entrando el una crisis profunda, por las malas artimañas de quienes
eran sus fieles gobernantes.
La Reina madre, se
levantó de su cama con grandes esfuerzos y fue a casa de sus fieles ayudantes. Vio
la riqueza que había salido de la nada, vio grandes lujos que antes no
tenían...vio decepcionada, como las personas en las que ella había confiado, se
habían apropiado libremente del patrimonio de las gentes de su país, y mientras
ellos eran ricos, el resto de las familias estaban pasando hambre y el país
poco a poco se había ido hundiendo.
Tomó la firme
decisión de cortar por lo sano esas malas artimañas.
Llamó a la familia
en cuestión y la puso delante de ella. Mando a sus soldados coger unas tijeras
y cortar las cartas por la mitad. Esas cartas, nunca más volverían a entrar en
el juego, y los bienes adquiridos se repartirían entre todos los habitantes del
país. Tenía que dar una lección y un ejemplo para que entendieran, que no se
puede robar impunemente. Las normas se hicieron para cumplirlos todos y para
que nadie se burlara de ellas.
Esa misma tarde,
una de las familias, dejó de pertenecer a la baraja.
El fraude vive en el palacio de justicia. Proverbio alemán
En este país nuestro ha sido una epidemia lo de las familias enriquecidas por el favor real y con las gentes pasando hambre, sin que los reyes se hayan siquiera enterado.
ResponderEliminarEs ya vieja costumbre desde que los romanos se fueron.
Y qué clase de murallas deberíamos de construir para protegernos de los que nos están robando ahora, nos roban en forma de nuevos impuestos, más impuestos y menos prestaciones, ¿dónde va ese dinero? quien generó la deuda no fui yo, quien se llevó el dinero impunemente no lo ha restituido ni está en la carcel... Me voy a la Edad de Piedra, viviré poco, pero no hay dinero...
ResponderEliminarMe recuerda a una familia real muy conocida.
ResponderEliminarBesos.
Dónde habrá una reina así?
ResponderEliminarSí,ya sé...sólo en los cuentos...
La frase final es de órdago,para desgracia real y nuestra.
Besos.
Una pena que en nuestro mundo las cartas siempre vienen marcadas y las tijeras, sólo se usan para amenazar aquellos que hayan visto lo que no tenían que ver.
ResponderEliminarBello ejemplo del uso del poder; cuestión humana que en ningún tiempo ni modo social ha sido justo. El poder es la causa y la consecuencia al mismo tiempo, como la gran mayoría de los Dioses.
Un enorme abrazo; me gustó este cuento en clave de fábula.
Un texto con un final feliz y revelador.
ResponderEliminarUn abrazo, Midala.
Midala, me gustaría conseguir unas buenas tijeras para algunos naipes que reinan en mi país, sin corona pero con muchas ínfulas palaciegas! Paciencia, habrá que cortar por lo sano y esperar a votar nuevamente, un abrazo!
ResponderEliminarQué lástima que no es sólo un juego de cartas...Bien es cierto que a veces, la realidad supera a la ficción!!
ResponderEliminarMidala, estás que te sales con estos relatos tuyos! Un gran beso y buen fin de semana!
Un relato muy "positivo"...y el proverbio alemán "genial" !
ResponderEliminarUn cordial saludo
Mark de Zabaleta
A esta reina habría que ponerle una corona.
ResponderEliminarLástima que no quede monarquía sana ya.
Besos, Midala.