Si algo me permite mis años, es decir
siempre lo que pienso, sin importarme lo que opinen los demás. Es un tributo
que me tengo ganado por mis años vividos, interprételo como quieran, me da
igual. La vida de los mayores está regida por las perdidas. Nuestra perdida de autonomía,
no podemos hacer lo que hacíamos de jóvenes....perdemos parte de nuestra salud
o toda, vista....oído...capacidad de andar libremente y movernos...y también
perdidas me refiero a las personas y seres queridos que fuimos perdiendo por el
camino. Nuestra vida la rigen las perdidas, siempre estamos perdiendo a pesar
de que nos dicen que la vejez es una etapa bonita en la que nos toca vivir lo
que no pudimos de jóvenes y digo yo ...¿como vamos a disfrutar de nuestra
libertad como padres ya sin cargas, cuándo no oimos...o no podemos andar...o
tenemos una depresión....? Váyanse a la mierda los que nos quieren vender la
moto de que la vejez es bella.
Tenemos miedo a la muerte, estamos
a un paso de ella, ¿se dan ustedes cuenta? Es algo ya muy inminente, no como
cuándo se es joven que piensas que cualquier día te puede pasar. No, nosotros
sabemos que ya tenemos los días contados y el miedo hace que seamos una presa
muy fácil para las depresiones. Si algo aprendí en la vejez, es a sentir la
soledad, a sentir que molesto, y a sentir que me quedan muy pocos años de vida,
todo esto está regido por un miedo atroz a dejar a mi pareja sola y
desamparada. Y ustedes se preguntaran si no tengo hijos. Pues claro que los
tengo, tengo 6 vástagos como 6 cuervos que solo esperan a que desaparezcamos
para quedarse con mi escaso patrimonio, un patrimonio que yo trabajé día tras
día y me costó mucho trabajo llegar a él. Mis vástagos, no saben lo que es el
sacrificio.
Hace poco, mi mujer y yo decidimos
hacer la prueba como le llamamos nosotros, la prueba para conocer a nuestros
hijos. Los reunimos un día en casa a comer, cosa que nos costó un año entero
poder reunirlos a todos, ya que o están de viaje o tienen comidas sociales como
ellos les llaman. Atontados. Eso es lo que están. Los viejos los reunieron a
todos con sus respectivas parejas, como ellos nos llaman, los viejos. Los viejos les iban a dar una lección que no iban a olvidar nunca. El zorro sabe más por viejo que por zorro. Y si mis hijos creían que eramos idiotas estaban listos. Cuándo estaban todos juntos, y el
ambiente era tirante como siempre, les propusimos algo.
- Chicos, si estáis aquí, es porque
vuestra madre y yo ya no podemos apañarnos solos, necesitamos de vosotros.
Necesitamos que alguien nos cuide, nos ayude con la compra, nos ayude a
vestirnos, etc. Estas cosas ya se hacen muy difíciles para nosotros, y
queríamos preguntaros como podíamos arreglarlo.
Fui estudiando las caras de todos
mis hijos y mis nueras. Era de asombro y rabia. Desde luego yo estaba gozando
con la situación. Los estábamos poniendo en un aprieto y los codazos y las
pataditas por debajo de la mesa se sucedían cada momento... ¡Parecía que nadie
quería hablar! de repente, estos hijos míos, se habían quedado sin lengua.Solo les funcionaban los codos y los piés. ¿Y las caras de mis nueras? por Dios, eso era de foto. Estaban aterradas . Miedo les estaban dando la comidita familiar de los viejitos.
El mayor, fue el primero en hablar:
- Papá, yo trabajo mucho y vivo
lejos. No tengo tiempo para atenderos en mi casa
Lejos, es a 30 kilómetros.
Le siguió el pequeño.
- Nosotros no podemos teneros en
casa, los niños nos ocupan todas nuestras horas libres y pasaríais a ser una
carga para nosotros.
¡Nos llama una carga! mi hijo al
que lo cuidamos cuándo tuvo el accidente de coche y se pasó un año ingresado en
el hospital. Dejé uno de mis trabajos de la tarde para poder atenderlo con su
madre....y nos llama carga!
Y así se fueron sucediendo todos
los comentarios de mis hijos. Uno por uno fue desechando el cuidarnos y
comenzaron a levantarse de la mesa para irse rápidamente y tardar en volver.
No piensen que nos llevamos
sorpresa o disgusto, más bien nos reímos de lo "ocupados " que están
nuestros hijos últimamente.
Como la vejez, me permite hacer lo
que me da la gana, creo que es un tributo que nos tenemos muy merecido por
llegar a esta edad, vendí mi piso y vendí mi chalecito. Nos fuimos a vivir al
sur de España, buscando el calor. Buscamos la mejor residencia que había. Y ahí
estamos mi mujer y yo. Pagamos religiosamente todos los meses con la venta de
nuestras casas, vivimos muy tranquilos y en un ambiente muy bueno. Tenemos una
enfermera las 24 horas para nosotros solos. Decidí pulirme todo nuestro dinero
y dejarles a mis hijos, 0 euros por los servicios prestados.
El viejo no puede
hacer lo que hace un joven; pero lo que hace es mejor. Marco Tulio Cicerón
bueno, ahora mismo, con la crisis, se está virando la tortilla, y los hijos están cuidando de los padres a costa de vivir al amparo de su pensión. Y ¡ojo! de seguir así, saldrán a la luz casos de gente que oculta defunciones y demás. Y cuando llegue el momento, espero hacer lo mismo que mi madre, que se mudó a casa de su suegro nada más casarse porque éste enviudó, y ahora tiene a su madre allí con 90 años. Mi abuela ya no tiene paciencia para biznietos, pero da igual, allí nos vemos todos...
ResponderEliminarEs penoso como nuestra sociedad paso a paso ha ido descartando la experiencia como si fuera algo sin importancia; además de la cuestión personal de que creo que el amor hace que uno ayude a sus seres queridos cuando ya no puedan hacer las cosas.
ResponderEliminarDentro de todo no es un cuento tan triste. Porque al menos las cosas están claras; los hijos hicieron lo que querían y los padres también. Luego cada cual dormirá consigo mismo como pueda, pero eso siempre es así.
Un fuerte abrazo.
Lo que plantea este cuento lo he visto muchísimas veces, cada vez más.
Una historia muy pegada a la realidad , Midala. La única pena es que los mayores -las más de las veces- se resignan a recibir los restos de cariño que sus hijos están dispuestos a darles.
ResponderEliminarEso cuando no se monta un cisma familiar porque vayan a dilapidar la herencia.
Un abrazo,
Dejé hace unos segundos un comentario, pero ya no sé si ha quedado pendiente de aprobación o se lo ha comido blogger.
ResponderEliminarVolveré más tarde sólo por si hubiese desaparecido.
Un abrazo,
Perfecto, Midalita, parece que tengas 80 años para saber de todo esto con tanto detalle.
ResponderEliminarLO que has retratado, como si fuera una peli subrealista, es la auténtica realidad en un 90% de casos similares.
Apoyo tu proclama de "Váyanse a la mierda los que nos quieren vender la moto de que la vejez es bella."
La vejez es soledad, pastillas diarias para colesterol, tensión, próstata, corazón, coagulación de la sangre, etc. etc. y un saber estar sin miedos de nada ni a nadie. Con conocimiento de lo que son, en la realidad, los descendientes aquellos en los que dedicaste media vida hasta que se valieron por sí solos a ganarse lo suyo en la lucha de la vida.
FELICITACIONES, de nuevo.
Un millón de besos
Ahí, ahí con dos pelotas!!! Hizo muy bien en venderlo todo, pero cuando nos vamos a dar cuenta de que todos vamos a pasar por lo mismo? Tan ciegos o tontos estamos?
ResponderEliminarBesosss!!!
Muy buena entrada, Midala.
ResponderEliminarCreo que hay que mirar cada caso social, individualmente. El estado de los padres y las ocupaciones de los hijos. Algo que sea bueno para ambas partes y todas las medidas sean complementarias en el bienestar de padres e hijos. Nosotros, aunque tenemos dos hijos y nos llevamos muy bien, cuando seamos mayores, seguro, iremos a un Centro Residencial, que disponen de todos los Servicios y ademas estas con gente, más o menos, de tu generación.
Un abrazo, Midala.
Muy buena decision, este post tenoa que llegar a muchos oidos. mil besos
ResponderEliminarDecision perfecta, ahora buffffffff susto. besotes
ResponderEliminarQue triste es esa situación.
ResponderEliminarDesgraciadamente hay demasiados mayores que la soportan y es tan lamentable que no seamos capaces de entender de las necesidades de nuestros padres, que nos dieron la vida y nos criaron sin pedir nada a cambio.
Para estas cosas creo que soy muy antigua, digamos de la vieja escuela, supongo que porque mis abuelitos siempre vivieron con nosotros y para mi es algo tan normal que los hijos se ocupen de proporcionar el bienestar a los padres que no entiendo como hay hijos capaces de deshacerse de ellos con esa frialdad.
Independientemente de las cuestiones personales, profesionales, hace más quien quiere que quien puede y por un padre o madre, se hace cualquier cosa.
Aunque sabes? tu relato tiene una segunda parte y es la decisión de estos padres, gastarlo todo en su calidad de vida, pasar el tiempo que les quede como mejor puedan, y los hijos que se fastidien por ingratos. Que se queden sin nada... que no merecen más.
Besitos mediterráneos mi dulce niña reguapa!!
Tan real que duele.
ResponderEliminarCría cuervos que te sacarán los ojos.
Saludos.
Un gran artículo...que me ha hecho recordar a Schopenhauer "los primeros cuarenta años de vida nos dan el texto; los treinta siguientes, el comentario"...
ResponderEliminarUn cordial saludo
Mark de Zabaleta
Puf, demasiado real este tema.es una pena que unos padres tengan qu vivir esta situacion y no lo digo por tener que venderlo todo y dedicarselo a ellos mismos que al fin y al cabo se lo merece para eso han trabajado como locs toda la vida, si no al hecho del poco cariño que reciben, eso es lo que me da pena. Yo no se lo que sera de mi a esa edad pero no me importa estar sola en casa o en una residencia siempre y cuando mis hijas me dediquen un poquito de su tiempo visitandome.Pero.. quien sabe lo que nos deparara el destino. Un bessito
ResponderEliminarAy, Midala... ¡Has dado en el clavo! Afortunadamente, estos "viejos" de la historia -como les suelen llamar- tenían aún su cabeza bien puesta y en condiciones como para decidir su propio futuro. ¡BIEN HECHO! Si cada hijo mira por sus urgencias y prioridades a pesar de todo el cariño y cuidado recibidos, es lógica la determinación de sus padres en velar por el propio bienestar de sus últimos días.
ResponderEliminarEl otro tema radica en que no todos los mayores pueden darse el lujo de hacerlo -tanto por su poder adquisitivo como por el estado de salud- y finalmente deben "acomodarse" y acatar los designios de terceros... Otra injusticia más de este mundo "¿moderno? que gira en torno de la juvenud y de los "valores trastocados".
Muy buen texto, querida amiga, felicitaciones y un beso grande!!! (Veremos qué nos tocará en suerte cuando lleguemos hasta allí).
Tremendooooooooooooooooooooo
ResponderEliminarMi querida Midala, de seguro que tocas diana para muchos en el mundo, es triste pensarlo y mucho menos asimilarlo.
Sabes una de las cosas que más me aterran es pensar qué pasrá conmigo con treinta años más si es que llego), porque las cosas que veo y escucho me dejan totalmente anonadada.
Tu relato es una lección inmensa de vida, y si me permites, copiaré el link y se lo mandaré a algunos amigos para que lo lean.
Un abrazote gigante
P.D: Estoy algo mejor, al menos dando la batalla, quizás como el mar, a veces calmo, a veces agitado, pero vivaaaaaaaaaaa.
jajaja que cierre! Aplausos
ResponderEliminar0 x los servicios prestados.
Por suerte podés difrutar del invierno de la
vida en un lugar cálido.
Salud, vuelvo
Lo triste es que la mayoría de estos pobres ancianos hoy no tienen ni donde caerse muertos.
ResponderEliminary las pensiones son una pena.
Besos, Midala.
Pick just one museum such as the Rodin museum or L. Take photos from the top of a
ResponderEliminarhill, or off the side of a yacht. Students will pick an issue within their community.
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