Siempre crecí pensando que hacer el bien al prójimo era un deber que
teníamos las personas hacia nuestros semejantes. Mis padres nos habían dado una
educación exquisita, eso es lo que comentábamos siempre mis hermanos y yo. Mamá
siempre estaba preocupada por hablar con nosotros a todas horas y siempre
dispuesta a escucharnos...daba lo mismo que fueran las cuatro de la madrugada y
te atormentara algo...la despertabas y ella estaba allí a nuestro
lado...escuchando...ayudando...dándonos consejos que a la larga nos servirían
para crecer como personas.
Pertenecíamos a una familia humilde. Mamá era ama de casa y papá
zapatero. Zapatero de los de toda la vida. El arreglaba los zapatos de todos
los vecinos y...de paso...también muchas veces arreglaba sus vidas. El siempre
decía que las personas que están de cara al público tienen que saber escuchar y
ser pacientes con sus clientes...la amabilidad era imprescindible para poder
atender a su clientela....y el buen trabajo....así como muchas horas extras
arreglando y remendando zapatos sin poner mala cara, tan solo porque la clienta
al día siguiente tenía una boda y se había olvidado de ponerle tapas a sus
zapatos. Daba igual, papá cerraba la zapatería y él se quedaba dentro
trabajando, para que al día siguiente todo estuviera en perfecto orden y su
clienta luciera los zapatos más limpios y hermosos de la boda. Teníamos una
vida sencilla, no había grandes sobresaltos ni grandes lujos, pero no los echábamos
de menos. Sabíamos que mis padres trabajaban mucho para darnos unos estudios y
creíamos que eso ya era más que suficiente.
Recordaré el 24 de junio toda mi vida. Era un día muy caluroso,
yo iba de regreso a casa por un atajo, atravesando el campo. La carretera la
veía a cierta distancia. De pronto oí un ruido espantoso y vi que un coche se
había empotrado contra un árbol. A pesar de mis 15 años, supe lo que hacer
enseguida, corrí como un loco hacia el coche. El corazón me palpitaba
fuertemente y estaba aterrado, pero era el único que estaba en ese momento
cerca. Cuando llegué allí la estampa que vi era espantosa. En el coche, había
dos chicos atrapados. Sangraban abundantemente y a pesar de mi miedo, abrí la
puerta e intenté sacarlos. Lloraba y gritaba y gritaba y lloraba mientras lo
iba sacando del coche, primero al copiloto...y cuándo lo dejé sobre la hierba
comenzó a arder el coche. Tenía el tiempo contado para sacar al piloto del
coche o arderíamos los dos...era cuestión de minutos...quizás segundos...creo
que mi histeria en ese momento me ayudó a sacar fuerzas de donde no sabía que
tenía y saqué al segundo chico justo cuando el coche explotaba. Quedamos los
tres extendidos en la hierba y pronto el humo llamó la atención de los
vecinos...y enseguida llegó la ambulancia. Todo se resolvió satisfactoriamente
y a pesar de que los chicos pasaron muchos días ingresados al final se
recuperaron sin secuelas importantes. Por supuesto que en cuanto se recuperaron
me dieron las gracias y una tarde salí con ellos a la ciudad y me invitaron a
conocer a sus amigos. Todo el mundo me daba las gracias y me llamaban el héroe
de la carretera, aunque yo no comprendía muy bien el por qué. Solo había hecho
lo que había que hacer. Ayudar.
Si hace unas horas...me llegan a plantear si hice bien ese día en
ayudar a esos chicos o no...Me habría enfado. En estos momentos les diría que
era mejor no haberlos ayudado. Si ellos hubieran muerto aquel día, hoy yo
estaría vivo. Es cuestión de elegir, o ellos o yo. Esos mismos jóvenes, a los
que yo salvé la vida un día, decidieron que el mundo estaba en contra de sus
ideologías. Ellos luchaban contra unas ideas que quizás eran su escudo para
poder asesinar impunemente. Hablaban de independencia y de libertad, de
palabras que quizás para ellos fueran hermosas... donde hablaban de justicia y
paz...y las alzaban como palomas al vuelo, cuando en realidad, tan solo mataban
por matar, eran asesinos a sueldo...asesinos sin cargos de conciencia ni
remordimientos... manipulaban sus hazañas y sus hechos bajo las consignas de
sus gritos de independencia...pero detrás....solo hay muerte.
Esos mismos jóvenes fueron los que pusieron una bomba donde yo ese día
tomaba un café con unos compañeros. Allí dejamos nuestras vidas...nuestros
sueños...los mismos jóvenes a los que yo había ayudado años antes...eran hoy
mis asesinos.
Cuando mejor es uno, tanto más
difícilmente llega a sospechar de la maldad de los otros.
Te has superado, Midala. Porque eso que relatas es muy frecuente en Territorio Sioux y se ha producido varias veces. Personas que han salvado la vida de chicos o chavales y luego han sido asesinadas, muchos años después, por esos mismo en nombre de una inexistente Euskadi.
ResponderEliminarFelicitaciones, y un millón de besos
QUE FUERTE CARAY, HAZ BIEN POR EDUCACION, PAGADO CON MAL POR CONDICCION. BESOS
ResponderEliminarYa sabes que lo triste de esto es que paso y pasa de verdad. Lo reflejaste muy bien, es de suponer que algo así pensarían si pudieran.
ResponderEliminarSaluditos.
La vida es un camino con muchas bifurcaciones, desgraciadamente tanto tu, como ellos os equivocasteis de camino.
ResponderEliminarUn abrazo.
Je, Bravo! Ingenio en el cierre. Y la fluidez de siempre
ResponderEliminarpara narrar desde el cuento.
Me recordó a una peli, la guerra de Charlie, o algo así. Al final hay una reflexión similar.
Salud!
Recordé en los años setenta la época de la guerrilla, aquí en Argentina; colocaron una bomba en la casa de un militar matando a la familia. Lo hizo una compañera de estudio de una de sus hijas.
ResponderEliminarMuy buen relato, triste pero real. Un beso
PUF! que fuerte!!!
ResponderEliminarParece imposible que pueda pasar algo así pero nuevamente la realidad supera toda ficción.
Un fuerte abrazo :D
Ay, Midala, Midala...
ResponderEliminarJodida vida si, jodida vida, pero insistamos en hacerla mejor.
Te dejo mi abrazo, no te olvido.
Las cosas del destino, ese chico ya cumplio su misión en la vida, pero siempre hay que hacer el bien. De lo demás ya se encarga el de arriba. Vivamos lo más felices posible en amor.
ResponderEliminarBesossss!!
Hoy nos has dejado una historia en la que la fatalidad es la dueña y señora...
ResponderEliminarUn gran beso y que pases un feliz domingo!!
Aquí desde un tiempo a esta parte, los nacionalismos exacerbados, temas de tradiciones, ateísmo para unos y defensas para otros de las suyas, siempre con el miedo en el cuerpo a lo que pueda pasar, políticos corruptos, libertinajes, todos derechos y nada de obligaciones, un país maravilloso donde su historia es su mayor contribución al mundo, se ve desde mi óptica encima de un polvorín a punto explotar y romperse por los cuatros costados, no, no quiero estar aquí cuando llegue ese momento, algún lugar existirá donde las personas seamos personas, donde la envidia, el poder y la maldad no exista, aunque creo que eso es un imposible, ya que es inherente en nosotros mismos y donde vaya ahí estará, pero lo intentaré, esperando que algún día entremos en razón y podamos vivir en paz todo el mundo, la vida es corta y en cualquier momento puede ser truncada ¿porque acelerarla hacia el final nosotros mismos?
ResponderEliminaresto es un parrafo de un escrito mio hace dos años, me lo has hecho recordar...escribes muy bién, y por aquí me quedo, siempre es bueno aprender y creo que de tí, aprenderé...un besote preciosa.
Hola vengo desde el blog Leo y comento , del que soy administradora junto con Nerim, a decirte que si te apecete paricipar en él y formar parte del grupo de autores estaremos encantadas de tener entre nosotros.
ResponderEliminarUn saludo
Hola, he dejado un comentario pero no se si ha salido lo vuelvo a poner.
ResponderEliminarDecía que vengo desde el blog Leo y comento , del que soy administradora junto con Nerim, a decirte que si te gusta y te apetece participar en él no tienes más que solicitárnoslo y te pondremos en la lista de autores.
Un saludo
UNA vez leí en un tbo de zipi y zape, "si haces bien sin mirar a quien puede que te sacudan a base de bien".
ResponderEliminarLo siento alteza, no tengo mucho tiempo, ya sabes, cuando la vida está cuesta arriba, se tarda mucho más tiempo en llegar a los sitios.
Hola Midala, excelente relato, con las palabras justas, la intriga necesario y el final a aplaudir
ResponderEliminarUn abrazo
Es fácil ser un valiente "soldado" en una lucha en la que tú puedes matar y a ti sólo te hacen prisionero.
ResponderEliminarTe felicito por cumplir con tú obligación moral salvando a tus asesinos.
La vida es jodida, que no es lo mismo que te la jodan.En fin...
Saludos te mando al cielo.
Hola mi querida amiga, tras leer el relato, comprendo bien el título que le has puesto. La vida tiene cara y cruz. Excelente narrativa
ResponderEliminarGracias por tus palabras, me cuidas como si fueses mi mamá, y me gusta. Hacerse niños, de vez en cuando nos hace ser vulnerables
Gracias otra vez
Con ternura
Sor.Cecilia
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ResponderEliminarstinky head. You can easily find carpet cleaning machines for home use between $100
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Muchas veces siento que soy diferente y no se pero tengo tantas ganas de que una persona solo tenga ojos para mi y que solo este con migo
ResponderEliminarhablo en claves, soy gay y tengo pareja, pero se que el me engaña y yo lo amo, más no lo puedo dejar porque el me da más que buen sexo, me da una vida que muchos homosexuales quisieran tener, vivo como una maldita reina, todo el tiempo me drogo y bebo litros del mejor licor sean vinos coñags o whiskys, pero no he podido asimilar la situación y siento celos, lo quiero solo para mi el dinero es bueno las joyas los viajes son perfectos pero no me siento feliz
ResponderEliminarTú mismo lo estås diciendo...no eres felíz.Las drogas..la bebida..no te ayudan. Busca una solución...no lo vayas atajando. Recuerdas que las reinas...a veces..no son felices.Te dejo mi correo y hablamos todo lo que quieras!!!
Eliminarmidalalopez@yahoo.es