“Ese fue el comienzo del nuevo amor de Carlos. Las mujeres tenemos
una intuición muy agudizada y un sexto sentido. Carmen, así se llamaba, había
ido de vacaciones al pueblo, le gustaba mucho en verano porque decía que tenía
un micro-clima. Y era cierto, en La Puebla, los veranos son muy calurosos y el
mar es transparente y limpio, la gente es muy sana y la vida muy cómoda. Estas
cosas me las contaba Lola, mi hija. Yo por ella me iba enterando de algunas
cosas...aunque muchas no me las quería contar.
El verano
comenzaba a llegar a su fin, y con el las fiestas y....no sabía si sería la
hora de que Carmen, emprendiera también su camino. Pero el verano llegó a su
fin y Carmen se asentó en el pueblo. Comenzó a trabajar en la fábrica también.
Pero arriba, era psicóloga y comenzó a trabajar en las oficinas. Era normal ya
verlos juntos, en las cervecerías...en los bares de tapeo o viendo el mar.
Carmen y Carlos eran pareja y comenzaron a vivir juntos. Lola estaba muy
contenta porque decía que era "guay" porque así tenía dos madres....y
yo pensaba....que dos padres también...Así era la vida.
Aunque Carlos
nunca había vuelto a hablarme, un día tomando café conocí a Carmen. Se sentó a
mi lado y me ofreció un pitillo. Se presentó y hablamos un rato. Solo puedo decir
de ella que era una mujer muy agradable y que adoraba a mi marido. Mejor
dicho...mi ex marido. Se ofreció para todo lo que me hiciera falta y me dijo
que ella no sería una madre para mi hija, que mi hija ya tenía madre y padre.
Qué por eso no me preocupara. Realmente no estaba preocupada. Veía en ella una
mujer valiente y alegre, guapa y que adoraba a Carlos. El se merecía una mujer
como ella, que lo quisiera y supiera hacerlo feliz. Aunque no voy a negar que
yo tenía ciertos celos controlables por supuesto, porque yo seguía pagando mi
tributo y era consciente de que tendría que pagarlo toda la vida.
Carlos y Carmen se
casaron un día de verano precioso. Lola los acompañó e iban radiantes de
felicidad. Yo vi la boda desde una esquina de la calle, escondida para que
nadie me viera, pero su alegría me encogía el corazón. Tenía lo que me merecía,
soledad y abandono. Y para colmo, Carmen era encantadora. Y nos hicimos
amigas....Era muy fácil ser amiga de ella. Era una mujer que pegaba
perfectamente con Carlos, alegre y amable con todo el mundo, siempre pendiente
de los demás...eran personas fáciles de querer.
Muchas tardes de
invierno, aparecía por casa y traía una cajetilla de tabaco y unas cuantas
latas de la fábrica.
- Venga, vamos a
fumar un pitillo mientras merendamos. Galiza calidade.- añadía entre risas.
Y sí...nos hicimos
casi inseparables. Se perfectamente porque ella me lo dijo, que al principio
vino a mi por pena, sabía que tenía una enorme losa encima mía y pretendía
ayudarme a superarlo como buena psicóloga. Pero después...cuando me
conocía...dejó su papel de psicóloga y sencillamente hizo lo que le apeteció,
ser mi amiga. Solo una vez tocamos el tema de Carlos, y yo le conté todo lo que
había pasado en medio de muchas lágrimas. Ella escuchaba en silencio y me
acariciaba el pelo .Era un día de verano precioso. Estábamos en el jardín, y
ella escuchaba en silencio mientras yo explotaba contándole mis errores de
juventud y mis tributos, mientras mi gata, Mia, estaba a nuestro lado maullando
y recordándome lo que había perdido. Carmen me consoló y me arropo como una
buena amiga y prometió no contar nunca nada de lo que habíamos hablado. Lola
nunca sabría por ella que no era hija de Carlos.
Carlos había sido
muy afortunado al conocer a Carmen, y yo lejos de sentir envidia, estaba
agradecida porque alguien como ella cuidara de mi marido y de mi
hija...digo...de mi ex marido. A ella la quería como amiga mucho, muchísimo, y
había cambiado mi vida.
Los años iban
transcurriendo y Lola conocía a un chico. Por fin tenía novio formal- decía
ella. Y así era. Salió con Adrian 5 años antes de casarse. Cuando ya estaban
trabajando los dos, fue cuando decidieron casarse. Lola trabajaba en el
supermercado que hay en el centro del pueblo, Gadis, y Adri era reponedor.
Entre los dos se levantaban un pequeño sueldo que les llegaba para vivir sin
grandes alardes. Carmen me dijo que estaban encantados y felices porque Adri
era un chico muy bueno y Carlos se llevaba muy bien con él.
Carlos nunca más
había vuelto a hablar conmigo, pero eso no era impedimento para que su mujer
fuera mi mejor amiga y saliera conmigo siempre que podía. Yo respetaba todo lo
que él dijera pero él nunca le prohibió a ella que fuera mi amiga. Así era Carlos.
Todo corazón.
Y Lola se casó. Y
fuimos todos a la boda. Y Carmen hizo que en ningún momento yo me sintiera mal.
Todo lo contrario, hizo que disfrutara de ese día y que fuera felíz.Cuándo
estaba bailando con Adri, mi yerno, lo digo con la boca muy grande...porque soy
feliz de ver a mi hija feliz, miré para Carlos y lo vi mirarme con cara de pena
y negar con la cabeza. Era la primera vez que lo veía que me miraba. Y yo
agache los ojos a modo de disculpa.
Lola pronto se
quedó embarazada y tuvimos un nieto precioso, Carlitos. Estábamos todos como locos
con él. A mi casa lo traían muchas veces, incluso Carmen muchas tardes venía
con él para que las dos lo lleváramos a dar un paseo o al jardín. Realmente
esta historia era muy rara....la vida depara sorpresas y a veces resultan
ingratas y otras todo lo contrario. Pero parece que la vida siempre había
dispuesto que fuéramos tres...siempre tres....
Un 23 de
diciembre, Carmen se fue a Santiago, a comprar las compras típicas de navidad.
Yo iba a ir con ella pero al final me llamaron para hacer turno en la fábrica
por lo que me quedé. Cuándo venía de vuelta para casa, de noche y con lluvia,
el coche le derrapó en una curva por la autovía y Carmen falleció. Fueron unos
meses horribles en los que la pena y la rabia no dejaba paso a ver nada más.
Carmen había sido la mujer de mi ex marido y mi mejor amiga. Y ahora lo había
perdido todo. Carlos se hundió en un túnel espeso y negro del que no veía salida.
Lola, lo llevó a todos los médicos, incluso se lo llevó a Santiago y a la Coruña.
Pero Carlos estaba de luto, por dentro y por fuera y su dolor era inmenso.
Una noche
Lola me llamó para decirme que fuera a casa. Su padre estaba muy mal. Yo corrí
y corrí por todo el pueblo hasta llegar a mi antigua casa. Allí estaba Carlos,
en el sillón...parecía un anciano...pero no se estaba muriendo. Estaba en pleno
ataque de ansiedad fuerte, esos que yo tanto conocía. Le di la pastilla que su médico
le había recetado en caso de tener estos ataques y lo saqué fuera, al frio de
la noche. Le di la mano y le ofrecí mi hombro para llorar. Lloramos los dos
toda la noche y por fin Carlos me dijo cuánto la quería y cuanto la echaba de
menos. Hablamos de Carmen hasta el amanecer, mecidos por el viento y arropados
por la luz de la luna. El mar volvía a ser testigo de nuestro dolor y furioso y
embravecido golpeaba las rocas, como si con cada golpe nuestro dolor se fuera
mitigando. Ya de madrugada y helados, Carlos y yo volvimos a su casa, donde mi
hija esperaba ansiosa. Carlos estaba más relajado. Por lo que la ayudé y lo
acostamos con una taza de tila caliente. Se quedó pronto dormido y yo me quedé
a su lado, sin moverme, hasta que doce horas después se despertó. Volvimos a
hablar de Carmen y de lo mucho que la echábamos de menos...Solo el tiempo
conseguiría mitigar su dolor, que era también el mío, por la pérdida de mi
amiga y por verlo sufrir a él.
La muerte de
Carmen, consiguió lo que nada había conseguido, que Carlos volviera a hablarme
.Yo cuidé de él en toda su convalecencia y ayude a mi hija en todo lo que pude
y más...me desvivía por ayudarles y arroparlos.
Con el paso del
tiempo Carlos fue mejorando y aceptando la situación. Yo volví a entrar en mi
antigua casa en calidad de amiga, y pasaba muchas horas con Carlos. Íbamos
juntos los fines de semana a la ciudad, y allí Carlos acabó creando una ONG,
donde los dos trabajábamos codo con codo muchas horas. Nuestro nieto cada día
nos unía más y pronto Lola se volvió a quedar embarazada. Nunca le dijimos que
él verdadero padre no era Carlos.
Ya éramos mayores
y nos sentíamos mayores. Éramos grandes amigos y cómplices. Yo había estado a
su lado para ayudarlo a levantarse y a volver a caer...pero siempre estaba a su
lado...
Nuestro
pueblo volvió a vernos renacer de nuestras cenizas y nuestra fábrica y nuestro
mar fueron testigos mudos de como nuestro cariño volvía a resurgir. Una
noche, paseando por la playa de Vilar, Carlos me dio la mano y me dijo que
quería volver a casarse conmigo. Yo lo miré y por supuesto dije que sí... ahora
que éramos abuelos, nos volvíamos a unir de nuevo y las olas danzaban al ritmo
de mi corazón...y explotaban contra la arena con alegría. Por fin...había
terminado de pagar mi tributo. Ahora ya podría ser feliz de nuevo, con mi marido,
mi hija y mis nietos."
"La vida es
una caja de sorpresas que vale la pena vivir." Midala
Pura ficción.
Aunque los lugares existen y son tremendamente hermosos. Podría alargar más la
historia, pero...esto es Relatos Cortos...y creo que ya me alargué demasiado
con este relato, pero fue surgiendo y ..Me daba pena cortarlo porque realmente
a mi también me estaba gustando lo que se me ocurría.:):):)
Aunque es pura ficción esas cosas suceden, bueno es un relato corto que te va enganchado y uno va suponiendo lo que va a suceder , me has enganchado en el argumento aunque es un poco llorón me ha gustado,.
ResponderEliminarCreo que ya soy uno de tus fans.
BesoS
Muy bonito y enternecedor...me ha gustado como has llevado el relato...`y comieron perdices y fueron felices.
ResponderEliminarUn besote.
Uf menudo tour me hice!
ResponderEliminarTenía muchas ganas de leer esta historia con este título que tanto me llamó la atención desde la primera parte, por falta de tiempo lo fui dejando y ahora bueno ... de un tirón. La parte buena es que no he tenido la sensación de intriga, he podido saber todo lo que ocurría sin darle vueltas a mi imaginación ;)
La infidelidad siempre es un trago, un mal trago yo creo que para todos los que lo viven.
La vida siempre trae sorpresas y en algunos casos pasan cosas increíbles. Tanto como en tu relato, que me hizo pensar y reflexionar.
Un besote ;)
Me ha encantado, me alegro mucho que al final volvieran a estar juntos, lástima que para eso Carmen tuviera que morir. Muchos besos
ResponderEliminarBueno!!!
ResponderEliminarAl final ha habido compasión, perdón y felicidad para la pobre prota, le ha costado una larguísima travesía, pero bien está si bien acaba.
Me ha gustado mucho Midala, muchos besos!!!
Una historia que merecería ser verdadera. La de una mujer que se equivocó pero pudo rehacer sus sueños y volver a ser feliz.
ResponderEliminarGracias por tan linda historia.
mariarosa
Todo pasa por algo y todo se puso en su lugar por fín.
ResponderEliminarBesotessss!!!
Mi niña, tendrás que volver a intentarlo, no tengo nada en el correo.
ResponderEliminarTe leeré con detenimiento.
Cariños.
kasioles@hotmail.com
Cosas de la vida...
ResponderEliminarAl final se ganaron el derecho de vivir junto el final de sus vidas en unión de lo que más querían, bello cierre.
Me ha encantado Midala.
Te doy como siempre mi abrazo y un...no te olvido
Es tan maravillosamente imaginativo y a la vez, tan posiblemente real, que solo puedo decirte ¡Te ha quedado redondo!... Me ha encantado.
ResponderEliminarGracias y un beso.
que lindo, si fuera de lagrima facil, hubiera llorado. vengo de leer otra historia muy fuerte, fueron seguidas.
ResponderEliminarTe invito a leerla. yo entre por algo muy dirente, queria ver re latos cortos, recorde una cosa y fui a, relatosmarta.blogspot.com. VERAS DOS VERSIONES VENGANZA. MIKKK BESOS PD/ POR PROBLEMAS EN MI BLOG, NO APREZCO ERESPUESTA COMO MIS COSAS, UNA ROSA AZUL. AHORA ES IGAL PERO MJESUS. te digo porque, no te veo, te extraño, pero quizas fue confusion. besos
!!Hola,midala!!
ResponderEliminar!!Bravo!!
Hoy me he sentido contenta por ella,por su hija,por el,por todo lo q la familia significa.Gracias por acabar el relato así.La esperanza hace buenas obras.Genial,midala.Muchísimos besitos.
Siempre se ha dicho que la esperanza es lo último que se pierde.
ResponderEliminarPara que unos ganen, otros tienen que perder.
Yo apoyo al primer amor y por eso me ha gustado ese final feliz.
Me imagino que la protagonista habrá aprendido la lección y no se le vuelva a ocurrir hacer más locuras. ¡Larga penitencia le ha tocado pasar!
Has logrado tenernos enganchados a tu relato.
Felicitaciones y mi cariño.
Kasioles
La historia preciosa al igual que los lugares que nombras!
ResponderEliminarNo creo que nadie deba fustigarse toda una vida por ese error que cometió...Al fin y al cabo, lo pagó bien caro...Errores cometemos todos, pero la vida son dos días, no te puedes pasar uno y medio llorando...A LA RECONQUISTAAAAAAAAAA!!!!
Muy bueno, no me defraudó, al fin y al cabo, todo se fue uniendo, mediante los hilos del destino, una cosa llevó a otra, la muerte de Carmen, los hijos que se casan, los nietos, es el regalo por el arrepentimiento, y bu...se uniron para siempre. Excelente. Saludos. puertoarial . com
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