Temía decírselo y en cierto sentido era lógico. A veces, las muchas,
tenía arranques de furia e ira y la emprendía conmigo. Sabía que hoy iba a ser
uno de esos días en los que iba a sufrir una rabia inmensa hacia mí. Era igual
que un perro rabioso. Primero gritaba y escupía de tanto chillar. Cualquier
cosa le hacía saltar y emprenderla a golpes conmigo, daba igual que dejara la
cuchara en la mesa o que la lavara. Yo todo lo hacía mal. Y lo peor es que no
podía denunciarla. ¿Qué dirían mis amistades? ¿Y mis compañeros del banco? Un
hombre maltratado no es lo que más se oye. Pero os puedo prometer que puede una
mujer ser tan maltratadora como un hombre.
Ana comenzó a maltratarme cuándo nos casamos. Como si el saberse ya mi
mujer le diera autoridad para ello. Primero eran simples empujones que yo no le
di importancia. Aunque yo le decía que no me empujara, ella lo hacía porque
sabía que yo no iba a hacer nada. Si yo la empujaba, la destrozaba. Éramos de
constituciones distintas. Yo, alto y robusto, ella delgada y bajita. Sin
embargo su fuerza residía en su cabeza. Sabía perfectamente lo que tenía que
hacer y cuando. Cuándo más me maltrataba era en los meses de verano. Ahí era
continuo. El mes que pasaba de vacaciones sin ir a trabajar era angustioso para
mí. Ella parecía gozar y pasarlo bien dándome golpes e insultándome. Me tiraba
lejía a los ojos o cuándo me iba a sentar me quitaba la silla y reía a mandíbula
batiente. Y no...No piensen que está loca...es sencillamente mala.
Cuando nació nuestro hijo, Alberto, yo creí que esos arrebatos le
pasarían. Lejos de ello, la volvió más mala. Se reía de mí delante del niño. Mi
sufrimiento era tan intenso que dejé de comer y dormir. Ella me daba palos a la
hora de comer para que lo hiciera, me decía que como fuera al médico o pidiera
una baja el niño se iba a llevar todos los palos que yo no me podía llevar. Y
así me fue torturando poco a poco, amenazándome con hacérselo al niño.
Al cavo de unos años yo ya era un pelele en sus manos. No tenía ni tan
siquiera pensamientos propios, solamente pensaba lo que ella me decía. Y sufría
inmensamente por el espectáculo que le damos a mi hijo diariamente. Los golpes
lo intentaba disimular con jerséis o diciendo que me había dado un golpe con la
puerta. Al final, hice lo que ella me decía, meterme en clases de boxeo porque
así disimularía los golpes. Me decía que era tan tonto que seguramente lo haría
y todo. Y así lo hice. Era una forma de disimular sus arrebatos ante la gente y
esos negrones que no tenían explicaciones. Pero nadie sospechaba nada. Ante la
gente, Ana era una bendición de mujer, amable, cariñosa, hogareña, tierna,
dulce...todo lo contrario que era en casa. Había nacido sin corazón ni
sentimientos, gozaba ridicularizandome y era feliz maltratándome. Esperaba el
momento de verme entrar en casa como un niño espera su gasolina...
Pero esta noche, se iba a terminar todo. Iba a coger a mi hijo y me
iba a marchar de casa con él. Como ella no estaba en casa, aproveche y
apresuradamente comencé a recoger cuatro cosas importantes...el carnet de
identidad...las llaves del coche...dinero...algo tenia que llevarme antes de ir
a poner la denuncia.
Ella llegó antes de lo que tenía previsto. Venia del colegio de
recoger al niño. Intuyó por mis nervios que algo pasaba y eso la volvió loca.
Me dio golpes y patadas, me tiró del pelo y me grito hasta escupir su alma por
la boca. Cuando entro en la habitación y vio la bolsa con mi ropa, se dio
cuenta de lo que yo iba a hacer. Me pegó. Sí, me pegó muy fuerte, con las manos
abiertas y con los puños, me dio con una cafetera en la cabeza pero esquivé el
golpe más fuerte. Podía haber sido peor...solo esperaba a que se calmara para
coger a mi hijo y marcharme. Ella seguía golpeando, arrinconándome hacia el balcón.
Sabía perfectamente hasta donde me quería llevar y cuál era el motivo de
arrinconarme,....pero cuando llegamos al balcón...antes de reaccionar
ella....lo hice yo. La agarre por un brazo y como la barandilla era baja...Ana
se precipitó al vacío.
Fue el final de mi pesadilla. Me costó mucho poder explicar lo que
había pasado en mi casa, y que mi mujer me maltrataba...muchas de mis amistades
me creyeron....otras no....algunos familiares decían que era yo la que la
maltrataba...otros no....la vida es complicada de explicar muchas veces. La
mía...ahora...es muy sencilla: cuido de mi hijo. Los dos solos. Somos felices.
La crueldad, como cualquier otro
vicio, no requiere ningún motivo para ser practicada, apenas oportunidad.
Debe de haber mucho homme maltratado que se lo calla, tal como señalas en el relato.
ResponderEliminarMuy bonito elde hoy.
Una pesadilla cotidiana para mucha gente.
ResponderEliminarSaluditos.
Un relato espeluznante de lo que corre por la mente Humana para humillar hasta al prójimo más cercano.
ResponderEliminarMuy bueno...Me ha encantado.
Un abrazo.
También hay hombres maltratados, pero estas noticias se saben menos, pero los hay, y les cuesta mucho defenderse ante la ley porque la mujer tiene prioridad. No tenemos equilibrio en nada.
ResponderEliminarBesosssss!!!!
Pues tuvo suerte con el juez para no acabar en prisión y el niño bajo la tutela del estado. Claro que existe ese maltrato, tal vez sea más psicológico que físico, pero es cierto que muchos maridos son auténticos peleles tristes en manos de sus mujeres.
ResponderEliminarUn beso Midala!!
Qué triste. La verdad que es la primera vez que veo un texto hablando del maltrato del hombre. Parece muy posible que suceda.
ResponderEliminarSaludos.
Ciertamente es un tema muy complicado, y muy desconocido!
ResponderEliminarSaludos
Mark de Zabaleta
Muy triste pero real como la vida misma. Los hombre también sufren muy a menudo estas situaciones.Feliz semana.
ResponderEliminarBlogger me ha comido el primer comentario que hice, Midala. Así que lo volveré a intentar.
ResponderEliminarTe decía que tu relato transitaba por uno de los temas más oscuros y duros con los que hemos de convivir. Que no deberíamos distinguir en el género del maltratado, dado que todos somos humanos. Los hombres maltratados puede que no muestren sus heridas, pero mueren sumidos en la infelicidad.
Un abrazo,
El maltrato siempre es un tema complicado de explicar. Quien lo sufre y padece no siempre tiene fuerzas ni encuentra los motivos del porqué de tanta crueldad.
ResponderEliminarHay un montón de asociaciones, gente que trabaja para ayudar a esta gente, para tenderles una mano, para evitar este despropósito y esta violencia de género.
Pero yo pregunto... que género?
Si es un hombre, y aunque suene algo machista, parece que estamos como más puestos a ello, lo vemos con más frecuencia, el maltrato a la mujer es habitual desgraciadamente, parece que aunque no lo aprobamos siempre es la mujer la que los padece, como algo real, que sucede continuamente, y no me parece justo.
Hay muchas mujeres que maltratan y no solo o necesariamente de modo físico. Las hay crueles y despiadadas que maltratan de modo psicológico y emocional, y son capaces de terminar con el amor propio de cualquier persona.
Me pregunto si en estas asociaciones de ayuda a las mujeres maltratadas pueden ir también los hombres maltratados.
Explicarlo es difícil, pero sufrirlo lo es aun más.
Besos mediterráneos.
!!Hola,Midala!!
ResponderEliminarDesgraciadamente,historias como estas existen y son reales.Vivimos en una sociedad patriarcal en la q al hombre le han educado a ser el responsable de la dirección y todo lo relacionado a los asuntos de una familia(las cosas han y van cambiado,lentas,pero van cambiando,es difícil borrar de un plumazo tanto siglos de esta historia). Una de las cosas q siempre he escuchado desde q tuve uso de razón fue la q decían las madres a los niños varones"los niños no lloran"
Hay hombres q jamas lo reconocerán por q les da vergüenza y otros pq piensan q no se lo van a creer.Y debe de ser durisimo para un hombre encontrarse en esa tesitura y sentirse solo socialmente,simplemente por el mero hecho de haber nacido varón.Esperemos q la situación cambie,vaya a mejor y nadie,ni hombres ,ni mujeres tengan q sufrir el calvario de los malos tratos.
Querida,midala,has plasmado un post q nos da un toque de atencion sobre una realidad tan dura y dolorosa.Magnifico,preciosa.Muchísimos besitos.
Vaya si ocurre, pero entre que les avergüenza el tema y que nadie les ayuda son muy pocos los que denuncian.
ResponderEliminarPor cierto, aún ningún cambio en la ley de "Violencia de Género".
Cuanta verdad, así como mujeres maltratadas hay hombres y lo sé con conocimiento de causa, no porque me haya pasado sino porque veo las denuncias de hombres en ese estado. Igual creo que debería haberse defendido, no golpeando sino evitando ser golpeado, porque ante cualquier cosa, lo primero es la integridad de uno mismo. Excelente. Saludos y te veo por puertoarial.com, si te atreves al terror.
ResponderEliminarMe encantó el relato...quien es el autor del mismo? es verídico? Gracias!!!
ResponderEliminarGracias Maria de los Angeles. Un placer que te guste. El relato es invención mía...al igual que todos los relatos que componen el blog. Graciasssssss
EliminarBuenas, pido permiso, voy a usar tu historia para una cancion, la verdad que me gusto muchisimo, y no te preocupes que los nombres quedan en anonimato.
ResponderEliminarPuedes poner los nomb1res Agustin. Es un relato inventado por lo que los nombres son...invención también. Me dejaras escucharla????tiene todoooo mi apoyo
EliminarNo solo las mujeres sufren de maltrato, también los hombres, ancianos y niños, solo que los hombres no lo hacen notar, porque sienten vergüenza "del qué dirán" ya que estamos inmersos en costumbres feministas (y no es porque no reconozca el problema de las mujeres, es más tengo parientes mujeres que sufrieron toda su vida este flagelo)sino que hay muchas instituciones que defienden a la mujer y a los niños (y me alegro mucho) pero la sociedad se olvidó acaso de, que los hombres ¿también son humanos?,que son personas con sentimientos y que son ¿parte de nuestra sociedad? aquí es que debemos ser ecuánimes y pelear contra la violencia para hombres, mujeres y en todos sus tipos
ResponderEliminarPor eso mismo hice este relato. El malteato como tú bien dices...no es solo con las mujeres. El hombre también sufre maltrato. Y los niños...y los ancianos...creo que perdimos nuestra humanidad. Somos verdaderos salvajes sin leyes ni corazón
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