HABLANDO CON LA MUERTE

"Si, si que te tengo miedo. No lo voy a negar. Pero no por mí. Te tengo miedo por dejar a los míos. Me aterra. Y me da asco tenerte tanto miedo. El miedo nos limita. Y tú me estas limitando. Muchas veces pienso en cómo será cuando yo me vaya. Y...pienso como me gustaría que fuera. No quiero a nadie en mi funeral... nada más que a los que de verdad me quisieron. Cuatro contados.

Cientos de conocidos haciendo el paripé y contando chistes...risas ahogadas en momentos tristes para otros. No...No quiero que esté nadie salvo los que de verdad me quisieron. Y...esos, que lloren su pena...pero que la lloren cinco minutos. Nada más. Después quiero que se sientan orgullosos de la vida que compartimos y de lo que formamos, orgullosos de salir adelante cuándo el viento arreciaba y azotaba con todas sus fuerzas los pilares de cualquier familia... orgullosos de los muchos momentos de risas incontroladas que tuvimos...de nuestra forma tan particular de ser nosotros mismos, estando más unidos que los eslabones de las cadenas.

 Es fuerte nuestro amor y creo que debemos de sentirnos orgullosos de ello. Educamos a nuestros hijos con normas y  valores que considero elogiables. Son unos niños perfectos. No quiero verlos llorar. Quiero que se sientan orgullosos del tiempo que compartimos juntos y que lleven todos unidos las riendas de la familia; padre e hijos, todos a la par como hago yo. No quiero que gastéis en esquelas ni en nimiedades, la importante lo quiero ahora, y es vuestro amor incondicional. Hacer conmigo lo que queráis, pensar que yo ya no sentiré ni padeceré. Aunque si existe otro mundo, cosa que ya sabéis que dudo, no penséis que os dejaré tranquilos. Me pondré en contacto con vosotros. Seré yo quien mueva las fotos, seré yo quien permaneceré a vuestro lado en todo momento, querré compartir vuestras risas y vuestros buenos y malos momentos. No me quiero separar nunca de vosotros. Quiero que sigáis con las bases que tanto me costó forjar, las bases de nuestra familia. Llena de defectos y virtudes pero es la nuestra. Y quiero que sigáis con alegría, es una buena base...

Adela estaba  melancólica y pensaba en cómo sería cuándo llegara su momento y como deseaba que fuera. Sencillo, solo con los suyos. Quienes la ignoraron en vida que no vinieran de muerta. Qué dejaran a los suyos con su dolor y que se unieran como verdaderos jabatos frente a la vida, porque la vida merece ser vivida a pesar de todo el dolor que a veces conlleva. Adela pensaba que había trabajado muy duro por su familia, por enseñarles valores como la compasión...el dolor ajeno...la ayuda incondicional....pero también la libertad... la superación...la alegría...la compasión...la bondad...

Adela cerró los ojos. Sabía que se acercaba su momento y miraba a los suyos. Estaban a su lado. Agarrándole la mano y sonriendo. Les había enseñado bien la lección...podía irse tranquila...sentía paz y amor...."

Jamás en la vida encontraréis ternura mejor y más desinteresada que la de vuestra madre.

Honoré de Balzac (1799-1850) Escritor francés.