Michael el buen hombre

Era un hombre muy tranquilo. No le gustaban las fiestas ni donde había bullicio de gente. El era felíz a su manera, discreto y prudente, siempre procuraba estar solo con  sus libros. No le hacía falta nada más, así era felíz. Su madre, muchas veces le reñía y le decia que ya era hora de que se casara, de formar una familia, pero...¿para qué? si él era felíz. Lo tenía todo. Su novia, era la mejor persona que podía encontrar, paciente, cariñosa, dulce. Les iba muy bien, no chocaban en nada, ni tan siquiera en las salidas nocturnas. El nunca salía por las noches y ella se iba para casa también. No le reprochaba el no querer salír, pues decía que a ella también le gustaba llegar pronto a casa y estar con sus hermanos y sus padres. Después de un día de duro trabajo, los dos querían irse a casa a descansar.

Michael, era ebanista. Hacía preciosidades con sus manos.Los muebles más bonitos y trabajados los hacía él. Vendía mucho, y no paraba de trabajar durante el día. Las mejores familias del pueblo tenían alguno de sus muebles, incluso gente de fuera le habían pedido algún que otro capricho, como un chinero que hizo para una familia que vino a vivir al pueblo. Lo querían de cedro y roble y eso para él no significaba ningún problema. Hizo un gran pedido de madera  y el chinero quedó precioso. El no utilizaba ninguna máquina, todo lo hacía con sus manos y ese fué un trabajo de chinos.Sus barnices eran los mejores del mercado y su trabajo final supervisado por un riguroso control. Se quedó varias tardes a trabajar hasta tarde, modelando los cajones y con la madera sobrante decidió hacer una cuna para la exposición de muebles que tenía en la fabrica. El negocio le iba muy bien, eso era cierto, no podía quejarse. Empèzó de la nada y ahora tenía una fábrica bastante grande donde iba poniendo los muebles que él hacía. Por supuesto, tenía ayudantes, que eran como sus hermanos, pués llevaban toda una vida juntos trabajando.

Tan solo tenía un problema y de dificil solución. Cuándo llegaba la noche, comenzaba a sentír un picor tremendo por todo su cuerpo. Parecía como si le estiraran todos los musculos y los huesos, notaba crujir sus articulaciones y seguidamente se desmayaba. No sabía a que se debía eso, pero le aterraba la idea de compartirlo con alguien. Cuándo volvía en sí, siempre estaba agotado y era todavía de noche. Su cuerpo aparecía cubierto de sangre y sin embargo, él no tenía ninguna herida. Comenzó a asustarse y a no querer salír nunca por las noches, por si eso le ocurria estando con su novia. Un día se puso unas esposas y se ató para comprobar que le pasaba. Y cuándo recobró el conocimiento, estaba sin ellas.No le ocurria todas las noches, pero si 2 veces a la semana. Michael, tenía por costumbre saber que había ocurrido en su ciudad la noche que él se encontraba mal, y siempre había una desgracia en su ciudad.

Michael, no lo sabía pero lo intuía, era un hombre lobo, él era quién cometía las atrocidades que en su pueblo ocurrían. Con sus manos hacia las obras más bonitas de su pueblo y con sus manos les quitaba la vida a muchas personas. Era el primer hombre lobo del siglo XiX. Nunca lo llegaron a coger y nunca compartió su vida con nadie, porque intuia que era él quién realizaba las atrocidades. Pero cada mañana, salía a trabajar como una persona más que va a su trabajo. Nunca le reveló a nadie sus pensamientos por lo que siguió matando hasta que se murió de viejo.

A bestia comedora, piedras en la cebada.