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viernes, 22 de noviembre de 2013

SECRETOS Y MENTIRAS

“Dicen que se pilla antes a un mentiroso que un cojo. 

Mi nombre es Juan y tengo 28 años. Pertenezco a una familia de clase social alta. Mi padre tiene negocios que heredó de su abuelo y en un principio mi vida era idílica. Vivimos en las afueras, apartados del ruido de la ciudad. La calma solo era interrumpida por los múltiples hombres de negocios que visitaban habitualmente a mi padre. Yo siempre había estado interno en un colegio bilingüe en el extranjero y mis visitas a casa eran en el verano y navidades. En esas fechas señaladas era cuándo yo disfrutaba de la compañía de mis padres y del calor del hogar. Teníamos dos perros, Whisky y Ginebra, que así se llamaban por ser la bebida preferida de mi padre. Todo era perfecto. O eso me parecía a mí....

Cuando tenía 18 años, en las vacaciones del verano, me fui para casa de mis padres. Iba a celebrar mi 18 cumpleaños y estaba pletórico de alegría. Iban a venir muchos de mis compañeros a la fiesta y después saldríamos, pero mis padres querían hacer una cena en casa y yo no me negué siempre y cuando después pudiéramos salir. Y ellos a eso tampoco se negaron. Para mi madre fueron unos días de ajetreo y yo al verla feliz lo era yo también. Siempre fui educado con unas normas muy estrictas y yo las aprobaba, no estaba en desacuerdo con ellas. Nunca fui una persona de beber o de salir y drogarme, que si un tripi que si un tiro o un porro. No, yo pasaba de esas amistades. Sencillamente no me habían educado así y yo creía que estaba bien, que mi futuro lo tenía resuelto con los negocios de mis padres, pero que los estudios no me sobraban, independientemente de que siempre me había gustado estudiar. No era un sacrificio para mí. Y por supuesto que alguna borrachera ya había cogido, pero a la segunda...dije que nunca más. Esa sensación asquerosa de mareo-vomitona...hablar por los codos sin saber lo que dices...inestabilidad...no, como que no. Que a mi no me iba. O sea que tampoco penséis que era un muermo de la vida. Los porros también los había probado. Solo una vez. Ese cuerpo desmadejado...ese no querer saber nada del mundo...esa apatía...tampoco iban conmigo. O sea...que mi secreto era ese. Y lo tenía bien guardado. Mis padres nunca sabrían que yo lo había probado con sus limitaciones, pero había probado lo que hay fuera de casa...lo que ellos no querían que yo probara, porque decían que ese era un mal camino. Y tenían razón. Ese era un mal camino.

Mi cumpleaños resulto muy divertido porque aunque mis padres estaban en casa nos dejaron bastante solos a la hora de la cena y después ya nos íbamos de marcha. La verdad es que para ser mis padres estaba muy poco con ellos, pero sabía que en cuanto terminara la carrera, ya tendría mi futuro organizado y podría disfrutar más de ellos. Salimos de casa a divertirnos. Fuimos a varios pub a bailar, nos juntamos con más gente y lo pasamos bien.... Me tenían preparadas varias sorpresas y fuimos a lo largo de la noche de risa en risa. Y terminamos a las 5 de la mañana en una casa de citas donde mis compañeros tenían contratado un estriptis para nosotros solos. Era la primera vez que íbamos y...resulto muy divertido y muy gratificante para la vista. Cuándo ya salíamos,  entre risas, pasamos por un salón. Estaba en penumbra. La decoración era en negro y rojo. Los sillones y la alfombra, eran rojos. Había un espejo grande en el techo y las paredes pintadas de negro. Eso fue lo primero que me llamó la atención. Lo siguiente, fue un grupo de hombres. Estaban hablando a la vez que fumaban y esnifaban. La cocaína estaba repartida por la mesa. Cada hombre tenía su montoncíto de cocaína. Podía verlos a través de un cristal que daba al pasillo y tenía las cortinas a medio correr. Di un paso hacia atrás para mirar bien la escena. Mis amigos me gritaban para salir pero algo llamó mi atención. Miré a los hombres. Uno de ellos era mi padre. Detrás estaban unas mujeres desnudas, bailando al lado de ellos. Estaban de cocaína hasta las cejas. Una de las mujeres era mi madre y no le bailaba precisamente a mi padre. Me temblaban las piernas pero seguí mirando la escena. Mi padre estaba colocado hasta la médula. Y mi madre estaba en brazos de otro hombre. Todo eran gritos...  risas... palabra nunca oídas en boca de mis padres...

Uno de los hombres se levantó y yo me eche hacia atrás para que no me vieran. Cerró la puerta que estaba entornada y corrió las cortinas. Me senté al lado de la puerta a ver si escuchaba algo. Y si lo escuché. Estaban hablando de un alijo grande de cocaína que iban a traer. Llegaría el martes 17, y entraría en unos contenedores. El que hablaba era mi padre. ¡Esos eran sus negocios! Nunca hubiese pensado eso de mis padres. Pero ellos tenían secretos...secretos muy serios, y me habían tenido engañado toda la vida con sus mentiras...negocios del abuelo... ¡.mentiras! Todo eran mentiras...

Tenía todo en mi mano para denunciarlos. Sabía que día llegaría la mercancía y donde. Cogí el móvil y llamé a la policía. Los denuncie.  Cuándo salió el juicio les cayeron 30 años de cárcel. Era el mayor alijo de droga incautado hasta ese momento. Nunca quise ir a ver a mis padres ni quise saber nada de ellos. Terminé mis estudios y me puse a trabajar. Trabajo en lo que puedo. Mi vida es tranquila. Vivo en un piso alquilado con mi novia y hay meses en los que el dinero no nos llega para pagar los gastos mensuales. Jamás recurrí a las artimañas de mis padres para vivir mejor. Destapé sus secretos y sus mentiras."



Una mentira es como una bola de nieve; cuanto más rueda, más grande se vuelve. Martín Lutero (1483-1546).

6 comentarios:

  1. Me gusto mucho tu relato. No se si lo que cuentas es realidad o ficción. Si fuera realidad hay algo que sí hicieron bien tus padres, el criar un hijo con grandes valores. Te felicito.

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  2. Uff es complicada la decisión del protagonista. Estoy segura de que si fuese al contrario, si el padre le descubriese a él no le habría denunciado... Complicado jejeje. Un beso guapa!!

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  3. Al final casi todo se destapa, no vale la pena vivir de esa manera.

    Me ha gustado tu escrito.

    Un saludo.

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  4. Lo que importa es sentirse agusto con un@ mism@ .. Valiente decisión por la parte del protagonista.. Un saludo!

    Os invito a conocer mi pequeño Blog..

    http://eldyabloesrosa.blogspot.fr/

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  5. Consejos vendo pero para mi no tengo, es la educación que pusieron en el hijo, pero al final los hijos repiten conductas no consejos. No siempre como vemos en tu relato.
    Besos y feliz semana

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  6. A mi parecer el hijo les salvo la vida, porque los capos en algún momento mueren asesinados.

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