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domingo, 8 de diciembre de 2013

MALDAD

Carmen apuraba a recoger las cosas para salir cuanto antes. Ya llegaba otra vez tarde a la oficina. Carlitos había pasado mala noche y ella no había pegado ojo. Casi al amanecer se quedó dormida y sonó el despertador. Carlos ya se había marchado y le había dejado una nota en la cocina "Saca tú al perro, a mi no me dio tiempo". Por Dios...cuantas veces hubiera querido nacer hombre. Fue a la habitación del niño y comprobó que dormía. Su hermana ya se había marchado al colegio y ella tendría que esperar a que llegara la niña que los cuidaba cuándo sucedían estas cosas. Antes contaba con su madre, cuándo los niños eran más pequeños Carmen llamaba a su madre y enseguida se hacía ella cargo de todo, era un alivio. Pero desde que papá había muerto y mamá se había puesto enferma, la vida se le había complicado mucho. Llamaron a la puerta a la vez que Carlitos la llamaba desde la habitación. Se deslizaba por la casa corriendo, de un lado para el otro. Eran las 7,45 y aún estaba en casa. Carlitos le pedía el desayuno antes de que se marchara. Le dolía la garganta y tenía fiebre. María llamaba a la puerta y también venía apurada. La había avisado sin tiempo. Carlitos gritaba desde la habitación diciendo que no hacía falta que fuera María que el podía quedarse solo y Carmen, como todas las mañanas terminó gritando.

Cerró la puerta a las 7,58 y entraba a las 8. Otro día que llegaba tarde. Entró en el garaje y encendió el coche. Puso la radio como todas las mañanas para escuchar las noticias. Pensaba que algún día la mandarían para casa si seguía retrasando su hora de entrada. Pararía a coger el pan y algo de fruta, ahora ya qué más da, la bronca le iba a caer igual. Había un sitio delante de la panadería. Perfecto, así no quedaba en doble fila. Aparcó sin mirar solo con ansia de salir cuánto antes del coche. Al dar marcha atrás, notó que tropezaba con algo y miró por el espejo. No vio nada. Salió del coche y fue directa a la panadería, había dos señoras que ya estaban saliendo. Perfecto. Saldría de allí corriendo e iría derecha al trabajo. Pidió dos barras y se montó en el coche y salió. 

Cuando llegó al trabajo por supuesto le cayó la bronca. "esto no puede ser....todas las mañanas lo mismo....bla blaaa blaaaaa". Enseguida se puso manos a la obra. Necesitaban su sueldo para poder hacer frente a los gastos. Con su mejor sonrisa atendió al público. A las 9 llamó Carlitos al teléfono para decirle que no quería que estuviera  María que el podía estar solo que era una pesada. Carmen intentó guardar la calma delante de la clientela y le dijo al niño que ahora no podía ser que estaba ocupada. La mañana fue transcurriendo lentamente. Tuvo varias llamadas más a las que les dijo que ya hablarían desde casa. Una era su hermana, para decirle que mamá estaba mala que tendrían que pasar a verla por la tarde. ¡Es que no tenía otra cosa en la cabeza que ir a ver a su madre!  Si estaba mala que llamaran al médico ella no disponía ni de cinco minutos en su vida. Ojalá alguien vendiera horas...ella compraría doce horas cada día para sí misma. Carlitos volvió a llamar para decirle que le llevara unos bollos de leche para la merienda, que le dolía la garganta y eso seguro que lo podía tragar. Otra vez a parar en la panadería...esa era su vida diaria. De locos.

Terminó su jornada laboral y a carreras se fue al coche. María tenía un examen a las 6 y quería estar antes en casa. Quería pagarle el día y planchar. Tenía un montón de plancha acumulada. No había sitio en la panadería por lo que aparcó en doble fila. La panadería estaba llena de gente. ¡Qué extraño! Se fijó bien antes de bajarse del coche y vio las cámaras de televisión. Algo había ocurrido. Se acercó a una señora mayor que estaba en la cola y le preguntó qué pasaba. La señora le comentó que por la mañana temprano, habían encontrado el cadáver de una anciana al lado de un coche. Qué horror. Pobre señora, seguro que se había caído y un mal golpe... Pidió sus bollos de leche y Juan le comentó si se había enterado de la noticia. Estaban buscando un coche azul marino. Parece ser que un coche de esas características había atropellado a la señora. Carmen se puso lívida. Recogió su encargo...y se acercó despacio a su coche azul marino...se acercó a la parte de atrás....y vio que tenía una luz rota y una abolladura que antes no estaba. Pasó un clínex  por unas manchas que había y eran de color rojo.

Carmen se montó lentamente en su coche. No puso la radio. Condujo despacio hasta su casa y aparcó el coche en el garaje. Se llevó las manos a la cabeza mientras su móvil sonaba. Pero Carmen ni lo oía. Ella había matado a la anciana por la mañana cuando había ido a por el pan. Recordaba que había tropezado con algo, que había aparcado sin mirar. Seguro que la anciana estaba cruzando entre los dos coches y ella al darle hacia atrás, la había machacado entre su coche y el que ya estaba aparcado. Lloró un buen rato sin importarle el teléfono. Salió del coche y miró por todo el garaje. No había nadie. Sacó un montón de clínex  y limpio bien toda la sangre. Después se montó en el coche y se dirigió al taller mecánico. Conocía a Paco de toda la vida por lo que le dijo que había abollado el coche de Carlos al intentar aparcar donde no debía. Y que lo necesitaba cuanto antes para ir a trabajar. Se lo darían pasado mañana.

Carmen fue andando a su casa. Estaba a 5 minutos del taller. Abrió la puerta y fue a la habitación del niño. Le preparó la leche con los bollos e hizo todas las llamadas que tenía pendientes. Ahora ya no podía hacer nada más. Lo sentía por la anciana. Le daría una misa en la iglesia de su parroquia.


La naturaleza del hombre es malvada. Su bondad es cultura adquirida.
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Simone de Beauvoir (1908-1986) Novelista e intelectual francesa

2 comentarios:

  1. Una manera de actuar absolutamente humana...al fin y al cabo la humanidad se nos está yendo a pasos agigantados por el sumidero.
    Es esta vida loca que nos impide caminar y nos lleva arrastras.
    Besos.

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