Carmen apuraba a recoger las cosas para salir cuanto antes. Ya llegaba
otra vez tarde a la oficina. Carlitos había pasado mala noche y ella no había
pegado ojo. Casi al amanecer se quedó dormida y sonó el despertador. Carlos ya
se había marchado y le había dejado una nota en la cocina "Saca tú al
perro, a mi no me dio tiempo". Por Dios...cuantas veces hubiera querido
nacer hombre. Fue a la habitación del niño y comprobó que dormía. Su hermana ya
se había marchado al colegio y ella tendría que esperar a que llegara la niña
que los cuidaba cuándo sucedían estas cosas. Antes contaba con su madre, cuándo
los niños eran más pequeños Carmen llamaba a su madre y enseguida se hacía ella
cargo de todo, era un alivio. Pero desde que papá había muerto y mamá se había
puesto enferma, la vida se le había complicado mucho. Llamaron a la puerta a la
vez que Carlitos la llamaba desde la habitación. Se deslizaba por la casa
corriendo, de un lado para el otro. Eran las 7,45 y aún estaba en casa.
Carlitos le pedía el desayuno antes de que se marchara. Le dolía la garganta y
tenía fiebre. María llamaba a la puerta y también venía apurada. La había
avisado sin tiempo. Carlitos gritaba desde la habitación diciendo que no hacía
falta que fuera María que el podía quedarse solo y Carmen, como todas las mañanas
terminó gritando.
Cerró la puerta a las 7,58 y entraba a las 8. Otro día que llegaba
tarde. Entró en el garaje y encendió el coche. Puso la radio como todas las
mañanas para escuchar las noticias. Pensaba que algún día la mandarían para
casa si seguía retrasando su hora de entrada. Pararía a coger el pan y algo de
fruta, ahora ya qué más da, la bronca le iba a caer igual. Había un sitio
delante de la panadería. Perfecto, así no quedaba en doble fila. Aparcó sin
mirar solo con ansia de salir cuánto antes del coche. Al dar marcha atrás, notó
que tropezaba con algo y miró por el espejo. No vio nada. Salió del coche y fue
directa a la panadería, había dos señoras que ya estaban saliendo. Perfecto.
Saldría de allí corriendo e iría derecha al trabajo. Pidió dos barras y se
montó en el coche y salió.
Cuando llegó al trabajo por supuesto le cayó la bronca. "esto no
puede ser....todas las mañanas lo mismo....bla blaaa blaaaaa". Enseguida
se puso manos a la obra. Necesitaban su sueldo para poder hacer frente a los
gastos. Con su mejor sonrisa atendió al público. A las 9 llamó Carlitos al teléfono
para decirle que no quería que estuviera María que el podía estar solo
que era una pesada. Carmen intentó guardar la calma delante de la clientela y
le dijo al niño que ahora no podía ser que estaba ocupada. La mañana fue
transcurriendo lentamente. Tuvo varias llamadas más a las que les dijo que ya
hablarían desde casa. Una era su hermana, para decirle que mamá estaba mala que
tendrían que pasar a verla por la tarde. ¡Es que no tenía otra cosa en la
cabeza que ir a ver a su madre! Si estaba mala que llamaran al médico
ella no disponía ni de cinco minutos en su vida. Ojalá alguien vendiera
horas...ella compraría doce horas cada día para sí misma. Carlitos volvió a
llamar para decirle que le llevara unos bollos de leche para la merienda, que
le dolía la garganta y eso seguro que lo podía tragar. Otra vez a parar en la
panadería...esa era su vida diaria. De locos.
Terminó su jornada laboral y a carreras se fue al coche. María tenía
un examen a las 6 y quería estar antes en casa. Quería pagarle el día y
planchar. Tenía un montón de plancha acumulada. No había sitio en la panadería
por lo que aparcó en doble fila. La panadería estaba llena de gente. ¡Qué
extraño! Se fijó bien antes de bajarse del coche y vio las cámaras de
televisión. Algo había ocurrido. Se acercó a una señora mayor que estaba en la
cola y le preguntó qué pasaba. La señora le comentó que por la mañana temprano,
habían encontrado el cadáver de una anciana al lado de un coche. Qué horror.
Pobre señora, seguro que se había caído y un mal golpe... Pidió sus bollos de
leche y Juan le comentó si se había enterado de la noticia. Estaban buscando un
coche azul marino. Parece ser que un coche de esas características había
atropellado a la señora. Carmen se puso lívida. Recogió su encargo...y se
acercó despacio a su coche azul marino...se acercó a la parte de atrás....y vio
que tenía una luz rota y una abolladura que antes no estaba. Pasó un clínex
por unas manchas que había y eran de color rojo.
Carmen se montó lentamente en su coche. No puso la radio. Condujo
despacio hasta su casa y aparcó el coche en el garaje. Se llevó las manos a la
cabeza mientras su móvil sonaba. Pero Carmen ni lo oía. Ella había matado a la
anciana por la mañana cuando había ido a por el pan. Recordaba que había
tropezado con algo, que había aparcado sin mirar. Seguro que la anciana estaba
cruzando entre los dos coches y ella al darle hacia atrás, la había machacado
entre su coche y el que ya estaba aparcado. Lloró un buen rato sin importarle
el teléfono. Salió del coche y miró por todo el garaje. No había nadie. Sacó un
montón de clínex y limpio bien toda la sangre. Después se montó en el
coche y se dirigió al taller mecánico. Conocía a Paco de toda la vida por lo
que le dijo que había abollado el coche de Carlos al intentar aparcar donde no debía.
Y que lo necesitaba cuanto antes para ir a trabajar. Se lo darían pasado
mañana.
Carmen fue andando a su casa. Estaba a 5 minutos del taller. Abrió la
puerta y fue a la habitación del niño. Le preparó la leche con los bollos e
hizo todas las llamadas que tenía pendientes. Ahora ya no podía hacer nada más.
Lo sentía por la anciana. Le daría una misa en la iglesia de su parroquia.
La naturaleza del hombre es malvada. Su bondad es cultura adquirida.
Una manera de actuar absolutamente humana...al fin y al cabo la humanidad se nos está yendo a pasos agigantados por el sumidero.
ResponderEliminarEs esta vida loca que nos impide caminar y nos lleva arrastras.
Besos.
Muy bueno tu relato
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