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lunes, 18 de abril de 2016

NADA ES LO QUE PARECE

Helena solo deseaba que él pasara las noches con ella. Era el hombre de su vida...tierno...cariñoso...educado...alegre y simpático¡ es que ella no podía pedir más!. Estaba realmente enamorada de él. La había logrado conquistar cuándo ella creía que ya estaba para vestír hábitos, como decía siempre su abuela. "Hija, como no apures en buscar un hombre vas a quedar para vestir hábitos". Parecía que las mujeres de antes solo le encontraban sentido a sus vidas si tenían un hombre a su lado. Ella era de la opinión de que sola estaba muy felíz, ya que su mejor amiga era ella misma. Pero él apareció un día en su vida y...la revolucionó. Tenían todo en común, desde el deporte hasta los ordenadores, la alimentación...el placer de leer y el de la música. Era increible. Aún no se lo podía creer...nunca pensó que existiera una media naranja.

Lo había conocido por una red social y de eso ya hacía dos años. Todo iba a las mil maravillas, parecía vivir en el cielo con él. Tan solo discrepaban en una cosa. El quería irse a dormir siempre a su casa. El día no le importaba compartirlo ...pero...las noches eran otra cosa. Ella solo deseaba que algún día él se quedara a vivír con ella para siempre. Pasaba alguna noche pero no era lo corriente. Decía que tenía que atender a su madre, que vivía sola.¡ Si es que era un hombre buenísimo!.

Alejandro cerró la puerta del portal y comenzó a silbar. Miró a ambos lados de la calle y comenzó a andar hacía su casa. Acababa de salír de casa de Helena, era la 1 de la madrugada y ya iba a llegar muy tarde a casa de su madre. Daba igual, su madre estaba bien y aunque se retrasara no pasaba nada. Caminó felíz y contento hasta llegar a casa. Abrió el portal y subió las escaleras a paso apurado. Metió la llave en la cerradura y dió dos vueltas de llave hasta que la puerta se abrió. La televisión se oía en el salón y saludó a su madre desde la puerta. Se preparó la cena en la cocina y fue a cenar al salón. Su madre estaba sentada en el sillón. El la miró de reojo y sonrió. Para sus adentros pensó que su madre siempre había sido un estorbo. El necesitaba seguír cobrando su pensión para seguír con su vida. Había sido muy fácil acabar con la vida de su madre. Mientras ella veía la televisión cogió una cuerda y desde atrás la asfixió hasta que dejó de respirar. Ahora tenía que intentar ocultar el cuerpo el máximo tiempo posible. La pensión de su madre se le hacía muy jugosa y ahora que había aprendido el juego de la muerte...se le estaba ocurriendo..¡¡¡¡¡¡¡¡¡otro plan perfecto!!!!!!!!!!!!. Qué fácil resultaba matar y que pronto uno se aficciona.

La crueldad, como cualquier otro vicio, no requiere ningún motivo para ser practicada, apenas oportunidad.
George Eliot.

8 comentarios:

  1. Ingenio total
    Pobre Helena esperamos que o tenga una buena pension
    Cariños

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  2. Pobre Helena que mal camino lleva.

    Besos

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  3. Que tipo de relato es?

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  4. Holaa, me gustó mucho tu relato, muy sorpresivo, me habría gustado saber un poco qué pensó el antes de matarla o que sintió al hacerlo, fue como muy repentino casi no lo esperé. Me gusta mucho como escribis, ya te estoy siguiendo, me gustaría que te pasaras por mi blog, recién comienzo y he escrito pocas entradas porque apenas entiendo aún todo esto. Gracias desde ya y saludos, te dejo el link: unsolocaracter.wordpress.com

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  5. Que pasó con helena

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