Seguidores

lunes, 24 de abril de 2017

MI HERMANO


Mis padres tuvieron tres hijos, mi hermano  yo, y una chica que se murió a los poquitos días de  nacer. Mis padres pasaron años muy abatidos por la muerte de mi hermana, pues aunque solo pasó diez días con ellos, era su hija deseada. Su pequeña niña como ellos la describían. Sin saber cómo iba a ser o si tan siquiera los iba a querer. Pero ya ponían barreras entre mi hermano y yo. Y nosotros ya no las necesitábamos porque éramos el blanco y el negro. Pero aún así no dejaba de ser mi hermano. Y siempre lo sería pasara lo que pasara. Y...pasó lo que pasó.

 Mi hermano holgazaneaba cuánto quería mientras mis padres seguían manteniéndolo, mientras yo ya estaba trabajando. Llevaba muchos años en ello ya que mis padres no podían permitirse el lujo de mandarnos a la universidad. Yo intentaba trabajar y ahorrar algo para independizarme ya que tenía novia desde hacía unos años y queríamos casarnos. Yo seguía viviendo con mis padres y hermano, pero daba parte de mi sueldo a mi madre, mientras ella se lo daba a mi hermano para que lo gastara en bebido o en lo que le diera la gana. Mi padre decía que a mi eso no debería de importarme, ya que yo el dinero se lo daba a mi madre y ella hacía lo que creía más conveniente con él.

Hasta que un día decidí abandonar la casa de mis padres para irme a vivir solo, y así no entregarle el dinero a mi hermano, ya que en esa situación jamás buscaría donde trabajar.

Comencé a vivir solo y feliz. Mi novia venía cuándo quería y yo estaba tranquilo, sin los grandes follones que en mi casa siempre había. Vivíamos en un pueblo pequeño, donde todo se sabe y todo se comenta. Y...los comentarios comenzaron a llegarme. Mi hermano se acostaba con mi novia. Yo no hacía caso porque era impensable. Ella jamás aceptaría a un borracho por amante. Pero cuán equivocado estaba...era cierto y muy cierto. Llevaban ocultándomelo unos meses, y mis padres estaban al tanto de todo, pero supongo que seguirían lamentándose por la muerte de su pequeña y adorada hija sin importarles nada de lo que ocurría a su alrededor.

Juré ese mismo día que no quería volver a ver a ninguno de ellos. Y ese mismo día escribí una carta para mi hermano y mis padres. Les decía que jamás lo olvidaría y que no quería volver a verlos a mi lado. Quizás algún día estaría en predisposición de perdonarlos, pero jamás de olvidar lo que había ocurrido. Si en cualquier momento me ponía enfermo o fallecía no quería que ninguno de ellos acudiera a verme, ni vivo ni muerto. Ya que cuándo me hicieron falta no habían sabido estar a la altura. Cerré la carta y se la entregué a mi mejor amigo, diciéndole que en caso de que algún día me pasara algo se la diera a cualquiera de ellos.

Y la vida me sorprendió. Ese mismo día, al salir de mi trabajo tuve un accidente de coche. Mi amigo cumplió su palabra y nadie acudió a verme ni a cuidarme. Y yo....estaba feliz. Quién no había llorado por lo que estaba ocurriendo que no llorara ahora tampoco por mí. Sus lágrimas ya no me hacían falta, ni su compasión. La vida me había hecho fuerte o débil, no lo se...pero que no los necesitaba, eso si lo sabía.


  • Ningún amigo como un hermano; ningún enemigo como un hermano. -Proverbio

2 comentarios:

  1. Me gusto, pues en cierto modo me siento algo identificada. Es un relato muy fluido, aunque me confundio un poquitin el final, esta vivo o muerto? O simplemente es la insatisfacción de no pertenecer a una familia. Gracias por compartir

    ResponderEliminar
  2. Queda a tú imaginación. Yo lo imagino...vivo y libre de ataduras impuestas por los lazos de sangre. Gracias por leerme y comentar. Me encanta saber que estáis ahí.

    ResponderEliminar

Deja tú opinión, me ayudarás a mejorar. Habla ahora...es tú momento y tú espacio. Te estaré muy agradecida sea cual sea tu opinión. Adelante!!!Atrévete!!!