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jueves, 22 de marzo de 2012

Efecto placebo

Tengo problemas de ansiedad...angustia... depresión...Comencé hace unos meses a notarme muy extraño, como si mi vida no me perteneciera y viviera otra vida, estaba triste y alicaído, con falta de apetito e insomnio. Las noches eran un tormento...todo se veía más negro y las horas parecía que se alargaban, la oscuridad me envolvía en su miedo y mis pensamientos eran atroces. Hable con mis padres y se lo comenté, con mucha cautela y dándole muchas vueltas. No sabía en realidad que decir ni cómo afrontarlo. Si decía lo que sentía, me dirían que estaba loco y probablemente me mandarían al médico y me ingresarían, pero llegó un momento en el que no pude más y se les conté la verdad. Parecía que en un principio se asustaban y me dijeron que no lo comentara con nadie, que esas cosas quedan en familia y nadie tiene porque enterarse, que ellos irían al médico y hablarían con él. A los dos días, mamá me dio una pastilla después de comer y me dijo que me la había recetado el médico, que la tomara y pronto empezaría a encontrarme mejor.

Pasaron los meses y lejos de mejorar, yo empeoraba. Estaba muy demacrado y no dormía ni tres horas seguidas por las noches. A veces...temblaba sin poder parar de hacerlo y otras....alguien detrás de mí me decía cosas. Me metía en mi habitación y daba vueltas alrededor de mí mismo intentando no oír, no escuchar. A veces, esas voces me decían cosas horribles y yo intentaba no hacerles caso, luchaba contra ellas, pensando que las pastillas pronto me harían su efecto.

Un día, una de las voces me dijo que matara a mi gato. Lo cogí con mis manos y lo estrangulé para que la voz me dejara en paz. Llevaba dos días detrás de mí repitiendo siempre lo mismo....

- Tienes que matar al gato...tienes que matar al gato....mátalo....mátalo ya....-

Cuándo me dí cuenta de que había matado a mi gato, lo tiré en el suelo y salí corriendo. Corrí durante una hora entera. Estaba exhausto. Agotado y deprimido. Me daba cuenta de que había tenido que matar a mi gato para dejar de escuchar las voces. Lloré, lloré como hacía años que no lo hacía y papá y mamá me dijeron que no pasaba nada, que las pastillas pronto empezarían a hacer su efecto. Yo confiaba en ellos y era algo que me tranquilizaba. Quería a mis padres y tenían toda mi confianza. Si ellos me decían que pronto me pondría bien, estaba muy seguro de que así sería.

Una noche, estaba en la cama, dando vueltas e inquieto, pues ya llevaba horas escuchando la misma voz. Esta vez, me pedían algo muy distinto. Me tapé la cabeza con la almohada para no escucharlas, pero las voces seguían repitiendo lo mismo...me fui a la bañera y la llené de agua fría y me metí dentro...quizás dentro....no oiría las voces... solo conseguí tragar mucha agua... porque  las voces estaban dentro de mí...y  por más que yo hiciera las voces no se iban. Yo sudaba y mi corazón parecía que iba a salir de su sitio. Mi ansiedad era brutal. Comencé a gritarles  a las voces y ... cuánto yo más gritaba... ellas más se enfadaban e insistían en lo mismo. Aparecieron papá y mamá en mi cuarto y les dije que me estaban volviendo loco esas voces, que me pedían cosas malas. Mamá le dijo a papá:

- Es hora de ir al médico, es una vergüenza, pero tenemos que ir con él. Ya probamos con las pastillas placebo y ya ves el resultado. Nada.

Las voces, se pusieron frenéticas. De pronto se dieron cuenta de que mis padres se habían reído de mí y me habían estado dando un tratamiento falso, todo por no llevarme al médico. Era una vergüenza tener un hijo con una enfermedad mental en el año 1950. Las voces....las voces....las voces no paraban de gritar..

-Hazlo...hazlo...tienes que hacerlo....se rieron de tí...y lo seguirán haciendo...mátalos...hazlo ya, mátalos...eres su vergüenza...se avergüenzan de tenerte...se ríen de tí...

Yo estaba fuera de sí, las voces me gritaban, venían detrás de mí y me suplicaban que los matara, que estaría mejor sin ellos, que se habían burlado de mí.

Y lo hice. Los maté. Y....las voces se callaron...y el silencio se hizo en casa.

Me ingresaron en una clínica mental. Hoy, sé que mi enfermedad, tenía un nombre, esquizofrenia. Si mis padres no se hubieran avergonzado de tener un hijo con una enfermedad mental...a lo mejor...hoy aún estarían conmigo y yo no viviría con la culpa de saber que fui yo quién los maté. Tomo un tratamiento todos los días y las voces desaparecieron. Nunca más me mandaron hacer nada. Pero estoy ingresado en un hospital. Nunca podré salir de aquí. Pero vivo tranquilo....no hay voces....no hay sonidos....no hay nada más que mi voz.

La enfermedad y los desastres van y vienen como la lluvia, pero la salud es como el sol que ilumina el pueblo entero.
Proverbio Africano

16 comentarios:

  1. Oigo una voz que me dice: Busca a Midala, Busca a Midala, Busca a Midala....

    Fdo.

    Terremoto Crazy

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  2. Es un problemón muy serio ese de la esquizofrenia y hay muchísima más gente de lo que parece afectada de ello. La mayoría hacen vida social o en su vivienda y resultan bastante peligrosos.

    Lo peor son los que no están tratados, como el personaje de tu relato y terminan cometiendo asesinatos atroces.

    Midalita pareces una señora de 980 años por los conocimientos que tienes de todos los fondos de tus relatos.

    Y das en el clavo. Porque hay mucho más esquizofrénico anónimo de lo que se cree.

    Esto es parecido, aunque de broma, a aquello de "Más vale borracho conocido que alcóholico ANÓNIMO".

    Un cariñoso abrazo

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  3. Es muy triste pero muy real. Una enfermedad no es para avergonzarse, es para tratarla y apoyar al enfermo y las personas que lo cuidan deben de tener la mayor información al respecto por el bien de todos. Quiero pensar que en esto hemos avanzado ya.

    Besosssss!!

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  4. Mi niña bella... ya sabes el poquisimo tiempo que tengo, pero cuando vengo a tu casa, devoro tus letras, por largas que sean.
    Siempre me haces estremecer.
    Este relato en concreto.. lo conozco bien.
    En una época de mi vida convivi ligeramente con una persona con esquizofrenia negativa. Algo que hasta ese momento yo desconocía.Y digo ligeramente porque era el familiar de bueno.. dejemoslo que tenia contacto familio-politico conmigo.
    Te aseguro que la situación es de todo menos relajante.

    Son personas que necesitan muchos cuidados y atenciones, porque en uno de esos brotes pueden cometer las mayores atrocidades, justo como lo has contado tú. Es muy duro vivir con ese miedo constante para la familia y para quienes tienen que convivir, porque a veces la medicación no es suficiente, y los médicos, no los encuentran "aptos" para internarlos en un centro, vamos, que no están suficientemente enfermos o graves para llegar a esos extremos según ellos, claro, porque la familia te aseguro que vive auténticos infiernos, y aunque es muy duro tener que ingresar a un hijo en un hospital psiquiátrico, a veces es el único modo de poder seguir viviendo.

    Cierto, que en tu relato aún es más dramático, porque que unos padres se avergüencen de su hijo de ese modo, es aterrador.
    Pero tan real como la vida misma. La enfermedad de por si es dura, como para encima que tu familia te de la espalda... ufffffff... terrible!

    En fin, mi niña, como siempre un placer estar en tu casa e impregnarme de tus historias, tan reales y crudas como la vida.

    Besitos mediterráneos.

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  5. Un relato sobrecogedor y triste, pero, desgraciadamente, real.
    Muy buena Entrada, Midala.
    Un abrazo.

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  6. Si, una realidad muy triste cuando al ya complejo cuadro mental se le agrega otra enfermedad pero del alma, La Verguenza.

    Si, para todos los que hemos tenido algún tipo de contacto con la locura mental sin dudas que el relato resulta estremecedor. Mucho más pensando en la esquizofrenia, que es una muy cruel enfermedad de la psiquis.

    Crudo retrato Midala; para estar a tono con el argumento te mando unas voces que dicen:

    ¡Fuerte abrazo desde Argentina!
    ¡Nos estamos comentando!

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  7. ¿Por que la luz se enciende cuan do hace falta?. Que triste pero es, no siempre, pero si te toca, te toco. un besazo

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  8. El horror de no aceptar determinadas enfermedades y en 1950 seria mas dificil aun, sobre todo las mentales
    Excelente relato, querida amiga
    Un abrazo

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  9. He leído tus dos últimos relatos, certeros, fuertes, pero tan reales como la vida misma.
    Como el decirte, gracias Midala por estar.

    Abrazos y un lindo fin de semana

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  10. Aunque las pastillas placebo son inofensivas y sin efectos secundarios, esta vez acabo con la vida de 3 personas...y un gato..
    Si el que dirán no fuera tan fuerte para algunas personas y se olvidaran de todas esas cosas muchos problemas se podrían evitar..
    Esta historia me mantuvo atenta hasta el final...muy bien narrada...bss

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  11. Impresionante.
    Las enfermedades mentales siguen estigmatizando a las personas...nos asustan.
    El proverbio africano me ha encantado, lleno de sabiduría.
    Buen fin de semana

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  12. Hola Midala...excelente relato que refleja el daño que causan los tabúes...lo cierto es que una enfermedad mental es como cualquier otra enfermedad orgánica y nadie debería sentir vergüenza por ello, pero los seres humanos están llenos de prejuicios.
    Ha sido un gusto visitarte, te dejo un fuerte abrazo.

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  13. Aún hoy, hay ciertas enfermedades que son consideradas una verguenza para la sociedad. Triste pero muy real.
    Un abrazo querida Midala.

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  14. Es una de las enfermedades que más me aterran.

    Besos, Midala.

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  15. Me ha dado mucha pena...

    Un beso y feliz domingo.

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